FUNERAL EN MUNDAKA POR MARCOS VIZCAYA

Viernes 21 de noviembre de 2025

Ayer jueves se celebró en la iglesia parroquial de Santa María de Mundaka el funeral por el ex diputado Marcos Vizcaya fallecido el martes pasado. La iglesia estaba llena y la ceremonia ha sido sencilla y emotiva.

El PNV, tras la muerte de  Franco ha tenido seis portavoces en cincuenta años en el Congreso. Y por este orden. Xabier Arzalluz, Marcos Vizcaya, Iñaki Anasagasti, Josu Erkoreka, Aitor Esteban y Maribel Vaquero. Y curiosamente los cuatro vivos hemos querido honrar a nuestro antecesor y allí hemos estado. Erkoreka, Esteban, Vaquero y yo. Honrar, honra, aunque a mí me hubiera gustado ver una esquela del EBB y del Congreso en honor a Marcos. Su trabajo durante la tramitación constitucional, y la del estatuto así como su experiencia  en  el 23 F, merecían letra impresa.

También ha estado el Lehendakari Urkullu, Begoña Errasti, Iñigo Ansola, Unai Rementeria, Alfonso Basagoiti, Javier Goirigolzarri, Carlos Sainz, la  secretaria del Grupo Maybe y su marido Fernando, Javi Chalbaud, Ibon Galarraga, así  como Begoña Andonegi y Ramoni. Esto en un vistazo general. Quizás ha  faltado una representación del actual Gobierno Vasco.

Y adjunto cuatro fotos de Marcos que nos hablan de sus vivencias.

20 BULOS SOBRE FRANCO QUE LA DERECHA REPITE….. Y LA HISTORIA DESMIENTE

Jueves 20 de noviembre de 2025

El virus rojo

1.- «FRANCO SALVÓ A LOS JUDÍOS DEL HOLOCAUSTO”

Falso. Aunque algunos diplomáticos españoles como Ángel Sanz Briz ayudaron a judíos, lo hicieron por iniciativa propia y en muchos casos desobedeciendo al régimen. Franco nunca condenó el Holocausto y mantuvo relaciones con la Alemania nazi incluso cuando la persecución judía era evidente. No hubo una política oficial de protección.

2.- «FRANCO TRAJO LA PAZ A ESPAÑA«

Falso. La «paz» franquista fue consecuencia de una guerra civil que él mismo provocó con su golpe militar de 1936 contra una democracia legítima. Después, instauró una dictadura basada en la represión, censura, cárcel, torturas y ejecuciones. No fue paz: fue victoria militar con represión.

3.- «FRANCO FUE NEUTRAL EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL»

Falso. Franco no fue neutral, fue «no beligerante» a favor del Eje. Envió la División Azul para luchar junto a Hitler en la URSS, suministró materiales estratégicos como wolframio y cedió puertos y apoyo logístico a los nazis. Solo se alejó de Alemania cuando vio que perdía la guerra.

4.- «GRACIAS A FRANCO, ESPAÑA NO PARTICIPÓ EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL»

Falso. España no entró porque estaba devastada y hambrienta tras la Guerra Civil. El régimen franquista quería participar, pero no podía. No fue una decisión prudente, sino una imposibilidad económica y militar.

5.- «FRANCO MODERNIZÓ ESPAÑA»

Falso. Durante más de 20 años, Franco impuso un modelo económico autárquico que hundió al país en la pobreza. El crecimiento económico llegó muy tarde, en los años 60, gracias a tecnócratas del Opus Dei y la apertura al capital extranjero. El atraso previo fue culpa del franquismo.

6.- «CON FRANCO NO HABÍA CORRUPCIÓN»

Falso. El régimen franquista estuvo lleno de enchufismo, comisiones ilegales, tráfico de influencias y clientelismo. No se conocían muchos casos porque no había prensa libre ni instituciones democráticas para investigarlos. La falta de democracia oculta la corrupción, no la evita.

7.- «FRANCO NO FUE UN DICTADOR»

Falso. Franco cumplió todos los requisitos de un dictador: llegó al poder por la fuerza, abolió las elecciones, suprimió partidos y sindicatos, censuró la prensa, ejecutó opositores y gobernó con poderes absolutos. España fue una dictadura militar y personalista durante 40 años.

8.- «FRANCO DEJÓ A ESPAÑA UNIDA Y EN PAZ»

Falso. Dejó un país socialmente fracturado, con más de 100.000 desaparecidos en fosas comunes, represión sin justicia y tensiones territoriales agravadas por su política centralista y represiva, sobre todo en Cataluña y el País Vasco, donde se prohibieron lenguas y símbolos.

9.- «FRANCO DEFENDIÓ LA IGLESIA FRENTE AL COMUNISMO»

Falso. La Iglesia fue instrumentalizada como pilar ideológico del régimen, pero Franco no actuó por fe, sino por interés político. La represión se justificó como «cruzada religiosa», pero hubo muchos religiosos que también fueron perseguidos por no alinearse con el régimen.

10.- «FRANCO EVITÓ EL CAOS DE LA REPÚBLICA»

Falso. La Segunda República fue una democracia legalmente constituida con avances sociales, educativos y culturales. El supuesto «caos» fue exacerbado por conspiraciones militares y sectores reaccionarios. El golpe militar de 1936 fue el verdadero causante del conflicto civil.

11.- «FRANCO CREÓ LA SEGURIDAD SOCIAL»

Falso. La Seguridad Social española tiene orígenes anteriores a la dictadura: se remonta al Instituto Nacional de Previsión (1908) y a leyes republicanas. Franco centralizó el sistema, pero no lo creó. Además, durante su régimen muchos trabajadores no tenían cobertura real.

12.- «FRANCO CONSTRUYÓ TODOS LOS PANTANOS»

Falso. Muchos proyectos de pantanos ya estaban planeados o iniciados durante la República (como el Plan Nacional de Obras Hidráulicas de 1933). Franco se apropió de esas obras y las usó como símbolo propagandístico de modernidad, sin reconocer sus verdaderos orígenes.

13.- «CON FRANCO HABÍA PLENO EMPLEO»

Falso. Millones de españoles emigraron (especialmente a Alemania, Francia y Suiza) por falta de trabajo. Las estadísticas eran falsas o maquilladas, y las mujeres eran invisibles en los datos. Además, el empleo era precario, con bajos sueldos y sin apenas derechos laborales.

14.- «FRANCO CREÓ LA CLASE MEDIA ESPAÑOLA»

Falso. La clase media emergió gracias al crecimiento económico de los años 60 y 70, no por voluntad del régimen, sino por la apertura al exterior, el turismo, y las remesas de emigrantes. Antes de eso, España era un país pobre, rural y con enormes desigualdades.

15.- «CON FRANCO NO HABÍA DROGAS NI DELINCUENCIA»

Falso. Existían, pero eran silenciadas con censura. En los años 60 y 70, el consumo de heroína y alcoholismo creció, así como la delincuencia juvenil. Los medios no podían hablar de ello. No se eliminaban los problemas: se ocultaban.

16.- «FRANCO RESPETABA LAS TRADICIONES CULTURALES»

Falso. Franco impuso una visión única y centralista de «lo español». Se prohibieron las lenguas catalanas, gallegas y vascas en el ámbito público, y se persiguió cualquier expresión cultural no castellanista. Solo se promovía el folklore “controlado”.

17.- «FRANCO EVITÓ QUE ESPAÑA FUERA COMUNISTA»

Falso. En 1936, España tenía una coalición democrática y moderada llamada Frente Popular. El PCE era minoritario y la URSS nunca controló el gobierno republicano. El comunismo fue usado como excusa para justificar el golpe y la dictadura.

18.- «FRANCO ERA AUSTERO Y NO SE ENRIQUECIÓ»

Falso. Franco y su familia acumularon una fortuna gracias a donaciones, propiedades, cuentas opacas y privilegios. Ejemplo claro: el Pazo de Meirás, incautado ilegalmente y usado como residencia privada. También creó fundaciones y empresas familiares con dinero público.

19.- «CON FRANCO SE VIVÍA SEGURO»

Falso. La «seguridad» venía del miedo y la represión, no del orden civil. Existían detenciones arbitrarias, torturas, vigilancia vecinal y censura. Las cárceles estaban llenas de presos políticos. La gente no vivía tranquila: vivía callada por miedo.

20.- «FRANCO DEJÓ TODO PREPARADO PARA LA DEMOCRACIA»

Falso. Franco designó a Juan Carlos como sucesor para continuar el franquismo. La Transición fue posible gracias a la presión popular, la oposición clandestina y una apertura pactada tras su muerte, no por deseo del dictador.

La historia no se puede reescribir con propaganda.

Memoria, justicia y verdad son esenciales para una democracia sana.

¿QUÉ DICEN ELA Y LAB SOBRE LOS SINDICATOS DE MADURO?

Miércoles 19 de noviembre de 2025

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Miguel Henrique Otero

En poco más de una década, el dictador acabó con la mayoría de los sindicatos; metió en cárceles al liderazgo de los trabajadores organizados; destruyó la legalidad y la realidad de los contratos colectivos; borró las tablas salariales

El día que escribo este artículo, jueves 13 de noviembre, el salario de los trabajadores venezolanos del sector público es de 130 bolívares mensuales. Esa cifra se mantiene inamovible desde marzo de 2022. En aquel momento, los 130 bolívares equivalían a 31 dólares. Esta mañana, en las tablas de cambio que consulto, equivale a 0,55 dólares mensuales. Es muy probable que cuando este material llegue a los lectores, en dos o tres días, su valor haya disminuido todavía más. Debo advertir que el cálculo aquí señalado se basa en la tasa de cambio oficial, de acuerdo al Banco Central de Venezuela.

La odisea para sobrevivir en Venezuela: sueldos de un dólar, hiperinflación y escasez de alimentos

Esta aberración –porque no puede calificarse de otro modo– no es exclusiva de quienes realizan tareas básicas. También profesionales altamente especializados reciben pagas miserables. Por ejemplo: profesores universitarios devengan salarios mensuales entre dos y cinco dólares. Hay médicos, que trabajan hasta 16 horas diarias en hospitales públicos, cuyo salario no llega a los 20 dólares mensuales. De esto trata, en lo primordial, la política del «presidente obrero» hacia los trabajadores: el de conducir a la totalidad de los empleados del sector público, especializados o no, no importa por cuánto tiempo hayan prestado sus servicios, a una condición real de empobrecimiento, es decir, de dependencia plena, absoluta y sin alternativas, de la dictadura madurista.

Ahora mismo, en una tabla recientemente publicada en El Estatista, en la que se comparan los salarios mínimos en América Latina, como es previsible, Venezuela ocupa el último lugar, dolorosamente lejos de Costa Rica (725 dólares), Uruguay (585 dólares), Chile (entre 504 y 565 dólares, Ecuador (470 dólares), Guatemala (467 dólares) y México (entre 416 y 470), Paraguay (370 dólares) y El Salvador (365 dólares), entre otros. Resulta admirable la presencia en los primeros lugares de la lista a países que no son productores de petróleo como Costa Rica, Uruguay, Guatemala, Paraguay El Salvador.

No faltará quien responda al escándalo implícito en estas cifras, con el argumento cierto de que la dictadura, en una estratagema salarial de quita y pon, arbitraria y discriminatoria, ha creado bonos que complementan la extrema precariedad de los salarios oficiales, usando el argumento, simplemente descabellado, de que esta modalidad contribuye a controlar la inflación.

Los bonos, en realidad, cumplen una función estructural de ofrecer un pequeño monto de dinero volátil, sin incidencia en las prestaciones sociales, en los aportes a la seguridad social, en los pagos de vacaciones, tampoco en los aguinaldos decembrinos. Para la dictadura, los bonos representan el menor de los costos, el sumun de su política de desprecio hacia el trabajo, hacia el esfuerzo humano productivo.

Y es que en realidad los bonos de la dictadura son armas de coerción, de chantaje político: el dictador Maduro los concede o los quita a su antojo. Los bonos, además, no están protegidos ni garantizados por las leyes. Son instrumento característico del más perverso populismo: el que empobrece a la sociedad radicalmente, la conduce a un estado de profunda desesperación y, a continuación, le anuncia: aquí estoy con este bono salvador, con este bono paliativo que te permite sobrevivir; aquí he llegado con una bolsa de alimentos, que podrás recibir siempre y cuando te sometas a las obligaciones y deberes de lealtad con la dictadura: asistir a reuniones y concentraciones, firmar documentos y juramentos, usar el color rojo cotidianamente, gritar consignas, inscribirse en las milicias, pero sobre todo, no reclamar nunca, repetir que todo está bien, que los problemas existentes son causados por el «Imperio». También el distribuidor de bonos pretende que como prestación a su siniestra política, los beneficiarios denuncien a los propios compañeros que se quejan o formulan críticas a la dictadura.

Nicolás Maduro, atrapado en su jaula de fieras

Los bonos, y esto es fundamental, no constituyen un programa aislado. Son un elemento de un proyecto mayor, destinado a conducir a los trabajadores («la clase obrera» en la demagogia del dictador), a un estatuto de absoluta impotencia política, social, gremial y económica. Al mismo tiempo, la dictadura crea mecanismos para imponer un régimen de implacable sometimiento.

Entre 2013 y 2024, más de 150 dirigentes sindicales fueron secuestrados, detenidos y hasta enjuiciados por exigir el cumplimiento de contratos colectivos y otros derechos de los trabajadores. Alrededor de 4.100 fueron golpeados, recibieron amenazas o no recibieron los bonos, por dos o tres meses, en castigo por protestar los salarios infames y las cada vez más indignas condiciones laborales. Debo añadir que, a pesar de la sistemática y brutal represión, en el periodo mencionado (2013 a 2024), los trabajadores han protagonizado casi 30 mil protestas, de distinto formato, en todas las regiones del territorio.

En poco más de una década, el dictador acabó con la mayoría de los sindicatos; metió en cárceles al liderazgo de los trabajadores organizados; destruyó la legalidad y la realidad de los contratos colectivos; borró las tablas salariales; hizo desaparecer los beneficios contractuales. Ni hablar del derecho a organizarse o a protestar: quienes lo hacen son desaparecidos, torturados y llevados a juicios absurdos, en que los jueces de la dictadura les imponen penas simplemente atroces.

El fin de las fronteras entre la izquierda y la delincuencia

Es a estos trabajadores debilitados, empobrecidos, hambrientos, enfermos, envejecidos y profundamente irrespetados, a quienes el dictador Nicolás Maduro, en un nuevo ataque de desesperación, ha llamado a declararse en «huelga insurreccional», en el caso en que fuese derrocado. Dicha huelga, de acuerdo a su fantasía, no debería levantarse hasta que fuera restituido en el cargo. El dictador sueña con que las víctimas de su dictadura luchen para que, derribado, vuelva a ejercer su poder feroz e ilegítimo.

¿Cabe pronosticar algún éxito a su llamamiento? Ninguno. Al contrario, lo único que cabe esperar que en el escenario de derrocamiento que Maduro imagina, los trabajadores salgan a las calles a celebrar con el resto de la sociedad.