Domingo 1 de diciembre de 2024
Jesús Barco
Javier Ollo Martínez, Alcalde de Altsasu, desde 2015, compatibilizará ahora esta responsabilidad con la de parlamentario foral en sustitución de María Solana. Ollo tratará de ofrecer savia nueva y experiencia local
Javier Ollo (Altsasu, 1991) es un hombre que a pesar de su juventud muestra la veteranía de quien lleva muchos años en política. Alcalde de esa localidad durante las tres últimas legislaturas, afrontó su primer mandato con 24 años. Afiliado al PNV desde 2011, integra el Napar Buru Batzar desde 2016. Ahora, sin dejar el consistorio altsasuarra llega al Parlamento en sustitución de su compañera María Solana, nombrada para el Consejo de Radio Televisión Española.
¿Cuáles son sus primeras sensaciones en la Cámara foral?
–Muy buenas. Tomé posesión el 11 de noviembre y esa semana se celebró el Debate del Estado de la Comunidad. El tener ya un cierto bagaje en la política municipal, te da una experiencia que se agradece ahora, y ayuda mucho a la hora de hablar en público. Estoy aterrizando, pero con menos dificultad de lo que podía pensar.
Es la tercera suplencia dentro del grupo parlamentario de Geroa Bai. ¿En 2023 esperaba haber entrado?
–Cabía esta posibilidad, porque tampoco estaba en puestos muy bajos, de que si a alguien le tocaba entrar en el Gobierno o había alguna baja, me podía tocar. Es verdad que no es fácil compatibilizar los dos cargos.
Con carga de trabajo, de preocupaciones y trayectos.
–Voy a compatibilizarlo. Mantengo la dedicación exclusiva al Ayuntamiento. Después de nueve años y pico como alcalde y del apoyo tan importante que mi equipo y yo hemos tenido, no me perdonaría a mí mismo el dejar la alcaldía a mitad de legislatura. Eso en ningún momento se me pasó por la cabeza, porque hubiera sido una falta de respeto a mi pueblo y a toda esa gente que nos votó en las últimas municipales, en las que revalidamos la mayoría absoluta.
Es un hombre llamativamente precoz en política, con responsabilidad de gestión desde el principio.
–Con 24 años. Acabé la carrera y el máster, estaba trabajando en un despacho de abogados en Pamplona. Me había afiliado el Partido Nacionalista Vasco en 2011, ya participaba en las reuniones del grupo local del pueblo y en las de Nafarroa Bai que después ha sido Geroa Bai. En las municipales de 2015 me animaron a presentarme. Los partidos dan un ánimo que no te obliga, pero indirectamente se te requiere. Encabecé la lista y fuimos la fuerza más votada, sin mayoría absoluta.
“Fui yo el que empezó a hablar de la desproporción judicial en el caso Altsasu. Las condenas fueron totalmente desproporcionadas”
¿Qué le veía a la política para que le interesara de ese modo? No es precisamente lo habitual.
–Siempre me ha interesado especialmente la política. No tengo ningún ejemplo en casa, cero, nada. Yo era una rara avis, me compraba el periódico en la universidad cuando todavía se vendía allí en papel. Yo entiendo que ese interés es un poco raro en el buen sentido de la palabra. Es verdad que también estudié Derecho. Sigo leyendo como entonces diferentes medios de comunicación, creo que fue uno de los motivos que me condujo a querer participar activamente militando en un partido político.
¿Y por qué el PNV?
–Porque coincido en lo esencial con su ideario, y encima en Navarra, que creo que tiene mayor mérito todavía.
¿Por?
–Es un partido que el año que viene va a celebrar su 115 aniversario de implantación en Navarra y es pequeño si lo comparamos con territorios como Bizkaia, Gipuzkoa o incluso Álava. En Navarra va aumentando la afiliación. En pueblos como Alsasua la moda entre los jóvenes que se implicaban en política era militar en la izquierda abertzale. Eso ha cambiado bastante.
Por eso asumir una alcaldía como aquella no era sencillo, si bien había desaparecido ETA.
–Esa primera legislatura fue mi escuela. El clima político en el Ayuntamiento no tenía nada que ver con el de años atrás. Estaba normalizado o en vías de normalización. Éramos cinco fuerzas en esa legislatura que fue convulsa por temas del pueblo.
Hablamos del caso Altsasu, sacudida enorme que comenzó en 2016. ¿Cómo lo ve desde la distancia?
–Por un lado la respuesta institucional del Ayuntamiento fue casi unánime, excepto UPN, pero se concitó el apoyo de fuerzas políticas muy diferentes, Partido Socialista, EH Bildu, Geroa Bai y la agrupación entonces del entorno de Podemos. Se llegó a un mínimo común denominador en todas las declaraciones aprobadas, partiendo de la condena de unos hechos violentos que ocurrieron y también después del rechazo absoluto a la desproporción judicial que se produjo posteriormente. Esto lo dije en la Audiencia Nacional, tuve que ir a declarar en abril de 2018.
La justicia según el código postal, que decía Uxue Barkos.
–Efectivamente. Ante una de las peticiones de la Fiscalía en 2017 fui yo el que empezó a hablar de la desproporción judicial. Se estaba vulnerando el principio de proporcionalidad, básico en cualquier proceso judicial y sobre todo en derecho penal.
Esa desproporción, conectada con cosas que hemos visto a posteriori, es algo muy inquietante…
–Mucho. Es verdad que al final no se les condenó por terrorismo, pero la petición de que se instruyera y se juzgara como posibles delitos terroristas y por lo tanto que la competencia la asumiera no los tribunales de Navarra sino la Audiencia Nacional lo condicionó todo, y las condenas fueron absolutamente desproporcionadas. Con esto se produce el objetivo contrario a lo que se pretende con una sanción. Todas las partes lo pasan mal, por supuesto las víctimas originarias y las familias de las personas condenadas, con una desazón y una sentimiento de abandono y una preocupación sobre su futuro total. En el juicio oral en la Audiencia Nacional dije que habíamos llegado a un punto en el que todas las partes lo estaban pasando fatal. A mí por condenar los hechos que se produjeron aquella noche y a su vez por criticar la desproporción judicial se me tachó de equidistante. Ese discurso no gustaba ni a un extremo ni al contrario. Unos hablaban de montaje policial, político, judicial, mediático… y otros que decían que eso era terrorismo.
Y sin embargo en las elecciones de 2019, y obtuvo 10 de 13 escaños. Diez para Geroa Bai, tres para EH Bildu.
–Y desaparecieron el resto de formaciones. Nosotros duplicamos la representación…
Impresionante, y con continuidad en 2023 (9 y 4 respectivamente).
–Sí, pero lo comparas con las elecciones al Parlamento, por ejemplo, en la misma jornada electoral, las cosas cambian. Hay una pluralidad de gente que en las municipales vota a la persona y a su equipo más que a las siglas.
Se sentirá más que avalado.
–Sí, por eso ni se me pasa por la cabeza dejar la alcaldía. Sería una irresponsabilidad total teniendo en cuenta ese apoyo tan grande y tan plural.
¿Dónde está el techo de Javier Ollo?
–Yo con gestionar mi presente tengo bastante. No sé qué ocurrirá en 2027.
No me diga que no lo ha pensado estos días.
–Hombre, le das muchas vueltas a la cabeza, la decisión no me corresponde a mí, sino primero a mi partido y después a la coalición, pero puedo prever que mi futuro político esté a partir de 2027 probablemente más allá de Alsasua. Pero también estoy sometido por supuesto a la consideración de mis compañeros de allí.
“El Gobierno desgasta, sobre todo cuando eres parte del Ejecutivo pero no llevas la presidencia . Eso se vio en las últimas elecciones forales”
Vivimos en una comunidad plural y dispar. Alsasua es una de las Navarras. Hay otras, y todas tienen que convivir y vertebrarse.
–El otro día en el Debate del Estado de la Comunidad la portavoz de Vox dijo textualmente que el euskera en esta tierra lo hablan cuatro y el del tambor. Creo que nos conocemos poco en Navarra, que los del norte conocemos poco a los del sur, y los del sur a veces conocen poco a los del norte. Tendríamos que empezar por conocernos más, no nos conocemos lo suficiente.
¿Qué margen tiene Geroa Bai para tratar de convencer al PSN en determinadas materias?
–Empezando por el euskera, por ejemplo, hay que hablar de la zonificación, de la división de Navarra en diferentes zonas lingüísticas. El otro día EH Bildu abogaba por eliminarla, la gran reivindicación también de Geroa Bai. No sé si este tema del euskera es más fruto del desconocimiento o de los miedos o urgencias electorales de formaciones como el Partido Socialista. Creo que es más el miedo a dar el paso por posibles consecuencias electorales en según qué zonas de Navarra.
En 2025 se cumplen 10 años del cambio que inició Barkos y ha continuado Chivite, y el avance en euskera es más bien lento.
–El Partido Socialista tiene que dar un paso importante en esa materia. Favorecer al euskera no solo se hace destinando más dinero a Euskarabidea o a determinadas partidas presupuestarias. Se requieren otro tipo de pasos, y uno esencial es la eliminación de la zonificación lingüística. Una vez eliminada, por supuesto que las medidas que se implanten se tendrán que hacer de acuerdo a la realidad sociolingüística, pero no puede ser que un ayuntamiento pida que su pueblo pase de ser zona no vascófona a mixta, o de mixta a vascófona, y que en el Parlamento se rechace. Si en euskera en estos diez años no se ha avanzado lo suficiente, por ejemplo en la zonificación, una responsabilidad importante la tiene el Partido Socialista.
¿Qué mensaje querría transmitir en estos momentos a las familias de los trabajadores de Sunsundegui?
–(Resopla) ¿Qué poder decir? Hace un año estuve en las instalaciones, con el entonces ministro de Industria y el director de Volvo Buses, anunciando un acuerdo que iba a traer consigo una generación de empleo importantísima. Todo perspectivas buenísimas, y de repente ahora nos encontramos con una situación tristemente ya conocida en el pasado. Les diría a las familias que supieran que por lo que yo conozco el Gobierno de Navarra, concretamente el Departamento de Desarrollo Económico, está implicado al máximo en la búsqueda de un inversor, porque me consta. Pero no deja de ser una empresa privada en concurso de acreedores. La iniciativa pública puede llegar hasta donde puede llegar. En caso de que llegáramos a la situación que nadie desea de liquidación, es indispensable que el Gobierno de Navarra proceda a una reconversión de lo que es actualmente Sunsundegui, y también en lo que ya se está trabajando, a la creación de nuevo suelo industrial en Alsasua, cuya ubicación geográfica es privilegiada para atraer actividades económicas de territorios limítrofes, sobre todo de Gipuzkoa, donde no hay suelo industrial.
¿Qué objetivos se tiene que marcar el PNV en Navarra?
–Seguir creciendo. Somos un partido que todavía padece las consecuencias de la escisión de 1986, que en navarra le hizo muchísimo daño a la formación, esto es público y notorio. Creo que el partido nunca ha tenido una presencia institucional como la que tiene ahora, con un consejero y un presidente del Parlamento…
Cuanto más crezca más aspiraciones habrá de influir más en Geroa Bai.
–De influir en Geroa Bai y en la política navarra. El PNV siempre ha tenido una visión muy estratégica en Navarra a la hora de diseñar pactos y de formar parte de coaliciones, las dos últimas Nafarroa Bai y Geroa Bai. Pero anteriormente también llevó a cabo acuerdos estratégicos con una visión muy concreta de lo que es Navarra y su idiosincrasia propia.
Me mencionaba la escisión. ¿Qué relación les gustaría tener con UPN?
–UPN de vez en cuando, cuando más le conviene, le guiña el ojo a Geroa Bai; lo suele hacer Esparza y también con el Partido Socialista. Para facilitar acuerdos a futuro entre UPN y Geroa Bai desde luego UPN tiene que dar un giro radical a su estrategia y su posición en muchísimos temas, por ejemplo en política lingüística.
A veces EH Bildu se lleva el brillo y un cierto desgaste de la gestión corre a cargo de Geroa Bai. ¿Qué tienen que hacer ustedes?
–El Gobierno desgasta, y sobre todo cuando eres parte del Ejecutivo pero no llevas la presidencia desgasta más, porque los logros los luce quien tiene la presidencia. Eso se vio perfectamente en las últimas elecciones al Parlamento de Navarra. Geroa Bai disminuyó el número de parlamentarios. En relación a EH Bildu me atrevería a decir que en muchísimas propuestas y en su propio discurso cada vez se parece más a Geroa Bai, quién nos iba a decir esto sobre la izquierda abertzale hace muchos años, qué cambio ha tenido, quizá ahí también se explica la escisión con la creación de GKS. Creo que el principal reto de Geroa Bai es centrarse en la implantación territorial.
Esto viene de lejos.
–De muy lejos. Es un reto importantísimo, indispensable; implantación que la tiene EH Bildu.
“El derribo total de los Caídos era numéricamente inviable, Con realpolitik y siendo prácticos creo que este era el momento para un cambio”
¿Cómo se hace eso? ¿Con más gente joven?
–Que una persona como yo se acerque de motu propio a un partido es muy raro. Recetas mágicas creo que no tenemos nadie y todas las formaciones tenemos problemas a la hora de buscar gente nueva cuando toca sacar candidaturas. En Geroa Bai de forma progresiva y tranquila, sin cambios bruscos, hay que ir poco a poco trabajando relevos y caras nuevas, pero como en cualquier otra formación, porque eso al final genera otro tipo de ilusiones y una expectativa en la propia sociedad.
Avalará absolutamente el acuerdo sobre los Caídos en Pamplona.
–Y no solamente porque formo parte de Geroa Bai, que es uno de los grupos que ha suscrito el acuerdo, sino por convicción, con el objetivo claro de resignificar el edificio, y por lo tanto con el no derribo total.
Pero al final la clave está en la utilidad que tenga. Ustedes hablaban de evitar duplicidades con Rozalejo. Por mucho que se revista el edificio su funcionalidad se ha venido percibiendo estos años limitada.
–Sí, pero hay que tener en cuenta qué acuerdos eran posibles adoptar. ¿Era factible por apoyos acordar el derribo total? Era numéricamente inviable, imposible, porque estaban en contra UPN, Partido Popular y el Partido Socialista.
Pero en Geroa Bai e incluso en EH Bildu había dudas, ¿no?
–Sí, porque es un tema muy complejo sobre todo porque ahí tienen un papel importantísimo las asociaciones memorialistas, empezando por la de familiares de fusilados de Navarra. La empatía y la sensibilidad hacia ese tipo de asociaciones hay que tenerla, pero practicando la realpolitik y siendo prácticos creo que es un buen acuerdo y que este era el momento y la legislatura para poner en marcha un cambio en el monumento a los Caídos a través de una resignificación del edificio. Espero, por la complejidad del tema, que el Ayuntamiento de Pamplona sea lo más escrupuloso y cuidadoso posible en todo el proceso de concurso de ideas.
“Sánchez tiene demasiada confianza en sí mismo, y una mayoría exigua”
Aitor Esteban aconseja a Feijóo “no correr” recordándole “lo que le pasó” a Rivera. ¿Hasta qué punto el PNV podría brindar un futuro apoyo a Feijóo siempre que no estuviese Vox?
–También ha dicho a Sánchez que si nos trae un decreto ley ‘omnibus’ en el que para dar ayudas a los afectados por la DANA nos mete de repente un gravamen de carácter patrimonial que no crea que le vamos a apoyar. No se crea que vamos a tragar con todo lo que traigan porque la alternativa sea la derecha y la extrema derecha, le ha dicho.
¿Pero eso Sánchez a estas alturas no lo sabe o se le olvida?
–Se le olvida, o creo que como tiene demasiada confianza también en sí mismo, quizá finalmente confía en sacarlo todo adelante. Es verdad que es su superviviente y que consigue sacar muchas cosas adelante, pero como tiene una mayoría parlamentaria tan plural pero tan exigua… Ahora bien, el PNV nunca apoyará un Gobierno que dependa de alguna forma de la extrema derecha. Hoy día Feijóo no puede ser presidente sin depender de Vox, numéricamente es imposible, y eso es incompatible.
¿Qué impulso ha dado Pradales con respecto a Urkullu en estos primeros compases?
–Savia nueva también ahí. El partido vio que había llegado el momento de caras nuevas, e Iñigo Urkullu, al que no tengo absolutamente nada que objetar a su gestión, supo entender la posición del partido y participó después en la campaña electoral apoyando a Imanol Pradales. Creo que se ha hecho una transición encomiable de un líder como Iñigo Urkullu a un nuevo lehendakari como Imanol Pradales, y los resultados de las elecciones al Parlamento Vasco y el último Sociómetro publicado recientemente ponen en valor esa decisión tan arriesgada que se tomó en su momento. No era nada fácil, partíamos de una cara totalmente conocida y de un líder político asentado a una persona que estaba en la Diputación Foral de Bizkaia, pero para el común de la sociedad vasca desconocida. Se ganaron las elecciones, aunque empatados en escaños con EH Bildu. El último Sociómetro da un escaño más al Partido Nacionalista Vasco, y viendo los primeros meses de gestión del Gobierno de Imanol Pradales creo que ha sido una apuesta acertada.