El exilio del Gobierno Vasco en Cataluña

Eliodoro de la Torre fue el primer Consejero de Economía y Hacienda del Gobierno Vasco.

En 1937 tuvo que evacuar hacia Barcelona tras la pérdida de Bilbao. Y de allí a París.

Estando en Bayona le escribió una carta a Javier de Landaburu pidiéndole redactara unas cuartillas con un informe sobre aquellos años. De esa carta entresacamos lo que le pedía a Landaburu sobre el generoso esfuerzo catalán hacia el Gobierno Vasco. Y como no conviene olvidar estas cosas aquí va lo que le decía, que es un buen resumen:

“No olvides también aquel escrito que me van a pedir los catalanes para su periódico. Creo debiera hacerse constar, en primer lugar, nuestras excelentes relaciones con los diputados a Cortes de Esquerra; después la amable acogida que los vascos todos tuvimos en Catalunya cuando en Octubre de 1.937 hubimos de acogernos a su hospitalidad, recibiendo de ellos toda clase de atenciones, tanto de los miembros de la Generalitat, especialmente del Sr. Tarradellas, como de los alcaldes y ciudadanos en general, que en todo momento nos mostraron su simpatía.

“La Instalación del Gobierno en el Paseo de Gracia, la de nuestro Presidente en X (no recuerdo el nombre) seguramente Leizaola, que lo recuerda todo, te lo dirá; la de los Consejeros en la Finca de Guinardo; el Hospital quirúrgico de urgencia en la Clínica de los Doctores Ribas, al que nosotros llamábamos Hospital Otxandiano; (25 camas); el Hospital Euzkadi, situado en las afueras, donde la Colonia Francesa tenía su Hospital y que el Cónsul General nos lo cedió gratuitamente, y en él habilitamos hasta 100 camas para heridos y enfermos graves, mas 20 para parturientas en un edificio de la misma finca; el de Granollers, hermosa finca en la que atendíamos a niños desnutridos hasta el numero de 100 y por fin, el de tuberculosos, con unas 40 camas en el que fue Convento de Cartujos, algo alejado de Barcelona. Todo esto, además de los refugios establecidos en la mayoría de los pueblos de Catalunya, en todos los cuales, la Banca Catalana, nos permitió situar a un empleado de nuestro Gobierno para que con la máxima eficacia atendiera las demandas de nuestros compatriotas.

“Nuestra permanencia en Francia, siempre de común acuerdo incluso durante la ocupación, para ahora, con más vigor, reanudar aquellas buenas relaciones”.