Si se busca simplemente sexo en un cuerpo permanentemente juvenil y terso hace un mes en Madrid han abierto el primer prostíbulo de muñecas hinchables a 40 euros la hora, con opción de compra por 2.000 euros. Pero me imagino que Moix no quiere esto ni pedir una “novia joven” a un asistente virtual como Alexa o Siri, que le enviarían una pareja de pitufos casaderos o un lote de productos eróticos. Moix, como paradigma del hombre consumista, ve solo la belleza de la biología y se olvida de la experiencia, de las vivencias de la mujer y por supuesto del saber erótico que se va aprendiendo con la edad que hace que una mujer madura (y un hombre, por supuesto) presente un atractivo y una belleza interesantes a los 50, a los 60 y más allá.
El sexo, la relación de afecto/cariño junto con la mutua dependencia y ayuda son la triada que sustentan en equilibrio metaestable la relación en pareja;con el paso del tiempo la proporción de cada componente de la tríada va variando para mantener el mismo equilibro.
Quien busque a los 50 años tan solo lo que dice Moix, verá un cuerpo desnudo, pero será incapaz de ver las emociones desnudas de su pareja;podrá tener una relación física pero dudo que pueda ser tan suficientemente erótica afectiva y sentimental como hace falta para mantener vivo el interés por el sexo. Las mujeres maduras podemos y debemos ser referentes de nosotras mismas viviendo a gusto dentro de nuestra piel, más arrugada que a los 25 pero con mucha más sabiduría erótica, con una actitud activa ante el placer del sexo y de la relación y por supuesto sin sentirnos nunca fuera del mercado del amor.
Hombres como Moix que ven solo con ojos sexistas, debieran aprender a ver y mirar con otros ojos los múltiples tipos que existen de belleza y atractivo.
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