Equivocaciones

 

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En días pasados había apostado desde estas líneas porque los británicos votarían en contra del Brexit siguiendo el rastro de los intereses de sus bolsillos depositados en las casas de apuestas… y evidentemente me equivoqué, porque frente a criterios racionales, contables y “sensatos” (digamos business) ellos/as han preferido votar siguiendo algo mucho menos tangible como son las ideologías más viscerales y un nacionalismo retro-imperial para dejarnos aislados a los continentales tras la niebla del Canal de la Mancha. Y aunque sea por exigua mayoría, ha ganado el agur de despedida. Así que para próximos referéndums me lo pensaré antes de valorar los criterios materiales como preferentes, porque la historia no sólo la escribe la economía, sino que se redacta junto a la religión y al nacionalismo reconvertidos en arietes excluyentes, que son mucho menos racionales pero al parecer no menos efectivos.

Cuando escribo este corto todavía ando rumiando mi fiasco como vaticinadora de los 1,X,2 de la política y no conozco los resultados de las elecciones-bis para el parlamento español; así que aunque podría, no quiero apostar a resultados tan bien colocados, previsibles y conocidos para equivocarme de nuevo.

Se comprende que quien pierda un referéndum (e incluso unas elecciones a adjunto segundo de presidente de comunidad de propietarios) haga memoria justificativa de la derrota llegando incluso a argumentar que nunca se tuvo que haber convocado, que si la atención mediática, que si situaciones ajenas han influido… pero tras el Brexit he oído en demasía mencionar la palabra equivocación y error en referencia la decisión de los votantes. ¿Se equivocan los votantes? Y como ejemplo de que la democracia a veces falla suele ponerse el ejemplo de Hitler que llegó al poder por vía democrática.

Volviendo a casa, estas dos últimas semanas (por no decir desde el 20 de diciembre) lo de la equivocación lo hemos escuchado en abundancia. Y las consecuencias que asocian a esa achacada equivocación siempre son catastróficas. Para los PPboys se hundiría la economía si se vota a Podemos, para estos se aniquila la democracia si se elige a quienes hacen cola para diplomarse en corrupción, para los socialistas el votar a los anteriores es aniquilar el bienestar devenido de la social democracia… vamos que tienen pánico a que los ciudadanos/as nos equivoquemos. El mismo que tienen a convocar un plebiscito en Cataluña, Euskadi… sobre la independencia. Quizá tengan miedo a nuestro error, a que nos equivoquemos como el Brexit. Pero en realidad que a mí no me guste no parece ser una catástrofe para ellos, aunque quizá tengamos que llevar pasaporte o más problemas para estudiar/trabajar allí, pues igual que si vamos a Estados Unidos.   Pero es posible que me equivoque.

 

 

Talento

talento
Las aguas industriales del acero bajan turbias, muy revueltas. En Sestao, Beasain, Amurrio, Basauri, Bergara… y en toda Europa (en Inglaterra y Escocia, TATA regalará lunes al sol a miles de trabajadores) pintan bastos ante la competencia china que tildan de dumping y desleal. De los 7.500 operarios de hace cuatro/cinco décadas en AHV hasta los precarizados 300 actuales de ACB, ¿caminamos hacia la nada en el futuro cercano del acero vasco/europeo?

El paro en España es elevadísimo (en Euskadi no tanto el global pero sí entre los/as jóvenes); incluso en los buenos momentos difícilmente bajaba del 12-15%, sumado a la propia precariedad trabajo. Parece claro que es algo estructural, nada esporádico, ni puntual ni pasajero.

Esta Semana Santa los medios nos han vendido como bálsamo de Fierabrás la ascendente entrada de turistas, también en Euskadi. Me alegra por la hostelería/hotelería, pero para el futuro del país me parece más remedo que solución. Porque por este camino y mientras la inestabilidad en otros países empuje al turista hacia aquí, podemos fácilmente llegar a convertirnos en balneario, solana y bar de copas de Europa. Porque mientras se contrata temporalmente a muchos camareros/as, los jóvenes mejor formados no encuentran trabajo en su especialidad, trabajo que sí les ofrecen en otros países que apuestan por su talento. Tras gastarnos una fortuna en su buena preparación, ingenieros, médicos, bioquímicos, informáticos, profesores, diseñadores… encuentran las puertas abiertas, de aquí para salir y de allí para entrar. Hacemos negocio redondo, ¡puf!

Según la Fundación Cotec para la Innovación Tecnológica la desinversión en I+D+i desde 2008 hace que hoy estemos peor que en 2003 en inversiones para innovación con respecto a países del entorno.

En un mundo global, la mano de obra se desplaza fácilmente; los robots nos sustituirán en las actividades mecanizadas y los recursos se pueden transportar con relativa facilidad. Pero el talento no. Con mucho dinero puedes montar en pocos meses un laboratorio de tecnología punta con el último aparataje, pero preparar a sus operarios se necesita años/lustros/décadas… Y no creo que aquí se haya tomado la decisión de seguir este camino. No podemos emular el sistema estadounidense de universidades especializadas ni de comprar a otros el talento ya preparado; pero tampoco seguimos el modelo finlandés que mima su escuela primaria, ni el inglés o el francés que se esmera e invierte en su secundaria. Además, si la inversión pública en talento investigador es raquítica, a la iniciativa privada parece que le produjera salpullido. Podríamos imitar la inversión multimillonaria en talento futbolístico, ¿no?

Pero en Aberri Eguna, Navidad o verano a los vascos y foráneos que emplean su talento en otros países podremos servirles unos pintxos fantásticossi ese año deciden visitarnos.

Discursos vacuos

OTRO DISCURSO REY
Ni una palabra de corrupción, ni de las 60 mujeres asesinadas por parejas y hasta 16 veces cito la palabra unidad de España.

Como a muchos/as ciudadanos, no me suelen interesar ni un comino los discursos oficiales del rey ya que por principio suelen ser tan evanescentes y vacíos de contenido real como la propia monarquía, que solo habla en serio a la hora de cobrar comisiones y a final de mes por unos servicios que muchos consideramos tan innecesarios como sus discursos florero. Dóciles tertulianos en complaciente exégesis hermenéutica llenarán de sustancia estos vacuos discursos reales, palabras reales grandilocuentes de quien no toca el suelo con los pies.

Pero en esta ocasión sí escuché al borbón Felipe VI. También un parado que ilustra su opinión: nada por aquí, nada por acá, mostrando sus manos vacías de soldada como el insustancial discurso real. Castillos en el aire, me decía un pequeño empresario, porque aunque los exégetas borbónicos vean hermosas palomas en las manos del prestidigitador real, a los autónomos (verdaderos generadores de empleo) emprendedores la mención real a la economía, solo les recuerda a la de bancos o de grandes empresas, pero no a la de quienes aun trabajando duro mal-llegan a fin de mes o a la de quienes no han accedido a su primer empleo (él lo tiene asegurado de cuna) o han tenido que emigrar por miles a países que otorgan esperanza de encontrarlo; tampoco recordó a quienes se quedan sin vivienda por la rapiña de los ricos, ni de los pobres de solemnidad.

Con solemnidad citó la rectitud, pero se “olvidó” corrupción, aunque tengamos una recua de corruptos con su hermana en lista de espera judicial. Una vecina nacionalista-española estaba exultante con el ¡Arriba España! real, pero un moderado nacionalista-vasco moderado me recuerda que Felipe dijo muchas veces España y alabó otras tantas su unidad (hasta 16 veces) y grandezas patrias; usó palabras altisonantes sobre la diversidad de los pueblos de España, pero no mencionó Cataluña, ni se esforzó en esbozar un guiño para atraer a quienes trató como súbditos, sonando amenazadora su apelación permanente a la ley.

Impresionante tramoya real, palacio, tapices, artesonados…, mucha lejanía y demasiada prosopopeya, con utilización repetida de expresiones ternarias de solemnidad como progreso político-cívico-moral/diálogo-concertación-compromiso/rigor-rectitud-integridad…; suenan bien, pero remarcan su lejanía personal del pueblo y la grandilocuencia que no necesitamos desde el jefe del Estado.

Citó el terrorismo sufrido en París, como su padre el de ETA, pero ni una palabra para las 60 mujeres asesinadas por razón de ser mujer, un terrorismo que desde 2003 suma más de 800 víctimas, tantas como las asesinadas por ETA en 40 años. Así la igualdad de oportunidades puede esperar más allá del googlediano 2095.

Lástima de esos 13 minutos perdidos escuchando el discurso real; palabras de rey, palabras hueras