Los réditos de la paz

COLOMBIA

La algarabía turística en Donosti o Bilbao es buena muestra de ese rédito.

Aunque por sentencia de dudosa definición penal y clara intencionalidad política haya pasado seis años encarcelado, la venganza política-personal sobre Arnaldo Otegi se quiere continuar para prolongar la inestabilidad sine die. Parecería que algunos prefirieran vivir del momio particular de la violencia antes que explorar los réditos globales de la paz.

La mirada del otro, es el título de una obra teatral que pone frente a frente a víctima y a su ejecutor de ETA preso en Nanclares. Duro encuentro, seguro; pero tal vez sea la vía, porque mirarse a los ojos, cara a cara, es seguramente la mejor ¿la única? Solución. Tal vez por ello algunos denuncian esta obra como propaganda terrorista; quizás sólo porque busca la paz de los corazones.

Platicaba hace varios meses con dos amigas colombianas, una de ellas vigilada porque a su papá le habían liquidado los paramilitares, comentando la esperanza de que guerrilla y Gobierno colombiano firmaran pronto la paz tras 52 años de conflicto bélico. Esta semana se ha producido el parto, con dolores y tras cuatro años de embarazo negociado, pero el recién nacido seguro que trae un pan bajo el brazo. No lo veían tan claro mis amigas, una porque pensaba que la guerrilla no se merece el pan ni la sal y la otra porque no consideraba al Gobierno capaz de gestionar el proceso con ecuanimidad. Espero que se equivoquen y su país pase a recoger los réditos de la paz con riqueza en justicia para todos. En octubre tendrán la oportunidad de decidir si aceptan o no el acuerdo. Oportunidad que añoro aquí, un referéndum sobre un acuerdo parecido donde estoy segura de que más del 95% hubiéramos votado a favor quedaría ese 5% que al parecer desea seguir haciendo ruido. Pero, por si acaso, nadie nos preguntó para saber cuántos eran/son ese hipotético 5% que imagino situado a ambas orillas.

Hace ya muchos años que un oficial sonrió escéptico cuando expresé mi alegría por la disolución de ETApm como preludio inmediato de la desaparición total. Los intereses en ambos bandos están tan enraizados que pasaran décadas antes de que se produzca la paz anhelada me vino a decir. Acertaba, tal vez por su mejor información. Unos no sabrían qué hacer fuera de la violencia y los otros cómo seguir siendo protagonistas si la violencia bajaba la persiana.

Es evidente que eso de que sin violencia todo es posible a algunos no les convence y tratan de que la guerra con dolor para la mayoría sea el mejor negocio de intereses para ellos. Judicializar/criminalizar a la sociedad catalana y aherrojar a Otegi parece responder a ese rescoldo del resquemor, frente a una mayoría que busca explorar otras rutas y disfrutar de los buenos réditos de la paz. Las víctimas también se lo merecen.

Somos el 99%

POBRES

ERA el lema político del movimiento Occupy Wall Street, tan real que podríamos decir somos la pobreza sistémica cotidiana de andar por casa. No se trata de no tener para comer, sino de vivir en estado de penuria como sistema básico de funcionamiento que permita al 1% decidir sobre la vida y hacienda del restante 99%.

El 30 de enero celebramos el Día Escolar de la No-Violencia y la Paz con actividades dedicadas a fomentar la paz desde la Escuela. De niña soltábamos globos mientras formábamos la palabra PAZ en el patio, pero nunca pensé que generaciones posteriores tuvieran que seguir haciéndolo como reclamación, sino como celebración. Quizá porque creía a Gandhi, “la Tierra produce lo suficiente para satisfacer nuestras necesidades, pero no para colmar nuestras ambiciones”, y porque no conocía aún la hondura escéptica de Paul Valery, “la guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para provecho de gentes que sí se conocen pero que no se masacran”. Ahora, viendo reuniones como la de Davos y refugiados en Lesbos nos planteamos si fue antes la guerra que la pobreza o si a la inversa, la pobreza genera la guerra que produce pingües beneficios a unos pocos hasta hacer imprescindible el 30 de enero.

En el mundo de 2015 el 0,7% de la población disponía del 45% de la riqueza, mientras casi siete mil millones nos repartíamos (muy desigualmente) el 55%. En España, el sueldo del presidente del Ibex es 140 veces el de un empleado medio; mucho, pero una nadería si vemos que entre 2009 y 2015 se han duplicado los declarados multimillonarios españoles, donde veinte pudientes poseen más que el 30% de la población pobre, algo que lejos de menguar se acrecienta, pues en 2015 el patrimonio del 1% afortunado ascendía un 15%, mientras el del 99% restante descendía también un 15%. A esta paridad invertida de la crisis podríamos denominarla revolución de ricachones o directamente complot de estafadores, porque al tiempo tenemos paro disparado y contratos laborales entre la caca y la porquería. Desconozco las causas del vaivén petrolero de hace un año y ahora en rebajas de enero.

Dólar revalorizado, hundir a Venezuela, Irán también juega… sí, pero sigue sin casar el efecto cohete de la gasolina cuando sube el petróleo y el pluma del suavísimo descenso cuando el petróleo cae. ¿Lo decide ese renombrado 1% que posee más patrimonio que todos los demás humanos juntos? ¿Querrán más? Cómo explicarán en la Escuela que la paz no llega porque algunos no quieren más sino que lo quieren todo; y en la Escuela de los ricos ¿cómo argumentarán que por la paz han de seguir quitándole el mendrugo al pobre? Jodida casta que te quiero siempre casta, que ya queda menos para que se abra otra guerra. ¿Qué dónde? ¡Qué más da!, si los que la inicien no se van a masacrar en ella.

 

Bisiesto cargado de buenos propósitos

PROPOSITOSLos mismos buenos propósitos que años anteriores. Dicen los expertos en comportamiento humano que en vacaciones hay más tiempo para pensar ennuestra vida y relaciones, y es cuando más decisiones de cambio solemos tomar. También tiene la vacación su lado oscuro porque a más convivencia más roces, de modo que los conflictos latentes afloran con mayor intensidad tras las vacaciones; en consecuencia enero es momento álgido en la petición de separaciones. Pero si una convivencia familiar tan intensa resulta difícil de digerir, incluso lubricada con amor navideño, y suponiendo que la separación no se consume, los reyes nos dejan el dulce carbón de las cosas a enmendar en el año nuevo. Ansias de cambio, del que enero es también paradigma, tal vez porque según los sicólogos los centros de satisfacción neurológicos están más preparados para la espera de la recompensa que para vivir la realidad alcanzada. Así que el periodo de toma de decisión de buenos propósitos sería el que más felicidad nos produjera, o sea, enero.

Por la paz, por el entendimiento entre los pueblos…, son seguramente anhelos sustanciales pero demasiado etéreos a escala personal, donde priman necesidades más cercanas como los kilitos adquiridos por el buen beber y mejor yantar hasta la barriguita más albóndiga que fofisana con principio de celulitis y papada cariñosa. Leo en Cabronazi una página de Facebook bastante rompedora: “Recordad, el 7 de enero a las 6:00 de la mañana hay que atrasar la báscula 5kgs”. Buen intento, pero poco realista al embutirse en el pantalón. Así que la dieta sin grasas ni azúcares y acudir al gimnasio son los sanos propósitos posnavideños. Claro que pasada la euforia endomorfínica de la toma de decisión…, pues que en abril ya habremos dejado el gimnasio, haremos deporte de levantamiento de vidrio y ¿el pantalón? no es problema, en rebajas venden tallas grandes.

Otro clásico es abjurar del tabaco, pero veo fumando a quienes lo prometieron en 2014. Un novedoso propósito, poco menos que incumplible, dejar de vez en cuando en off el WhatsApp; vamos, como comer chuletillas con cuchillo y tenedor sin chuparse los dedos.

Aprender inglés, jugar con los hijos, no cabrearse al volante, no discutir en la próxima fiesta familiar con el cuñado… propósitos loables, pero de dudoso cumplimiento.

Al homo sapiens no debiera suponerle demasiada expectativa aspirar a cumplir estos loables propósitos, pero ya se sabe que el año es largo y más este bisiesto con un día más para no cumplirlos, que no es mal aliciente, como me cuchichea mi subconsciente parlanchín.

En cualquier caso feliz 2016 de propósitos cumplidos o no, porque el placer está en proponérselos.