Nuestro pan de cada día

CADA día bajo a comprar una barra de pan en la seguridad de que lo habrá y de que podré pagarlo. Pero para 820 millones de humanos esto es hoy casi una quimera.

Ha sido noticia machaconamente repetida que ayer hace cincuenta años un hombre pisó la luna, el archiconocido pequeño paso convertido en un gran salto para la humanidad. Salto-hazaña que se quiere repetir en 2024 por el módico costo de 150.000 millones de dólares. Papel de aluminio, telecomunicaciones, satélites… Son muchos los avances tecnológicos derivados de los viajes espaciales, pero también los dólares gastados para lograrlos. Aunque lo hayan publicitado poco, también hoy hace cincuenta años Franco designó a Juan Carlos sucesor a la Jefatura del Estado con título de rey;nos endosó un presunto monarca demócrata, probablemente ideólogo del 23-F-81, entregador del Sahara, mataelefantesy comisionista mayor del reino con honores en Forbes. De esto se juzgará a quien lo denuncie, pero no a él porque era inviolable. Franquista vividor comisionista coronado gran español con Suiza como patria putativa.

Europa y Marruecos han firmado un acuerdo de pesca;por 140 barcos durante cuatro años Marruecos cobrará 208 millones de euros;el 90% de la pesca se hará en aguas del Sahara Occidental, ilegalmente ocupada por el rey hermano de Felipe VI, pero los saharauis no recibirán ni un solo euro y pasarán hambre si no les mandamos alimentos.

Un grupo de multimillonarios nigerianos piden pizza en Londres que British Airways se las sirve a domicilio en Lagos. Al año 1.300 millones de toneladas de alimentos se tiran a la basura.

La obesidad y el sobrepeso son ya una epidemia mundial. Cuarenta millones menores de cinco años, y 672 millones adultos la padecen con sus diabetes y riesgos cardiovasculares asociados.

Mientras tanto, el hambre y la desnutrición se enseñorea, especialmente en zonas rurales, por tercer año consecutivo, dejando en agua de borrajas el objetivo de la ONU, la Unesco y la FAO de Desarrollo Sostenible de Hambre Cero en 2030. En 2018, 820 millones padecieron desnutrición, uno de cada nueve humanos. Conflictos armados, sequías, pésima organización económica… hacen que en África oriental un tercio de la población esté desnutrida. O que en la maravillosa Buenos Aires un 20% de la población sea pobre de pedir pan y que hasta en nuestros lares un 8% de la población esté en riesgo nutricional.

Es bien sabido que erradicar el hambre y la desnutrición es la clave para el desarrollo, el bienestar y el crecimiento económico sostenible con empleo y estabilidad social y política.

Pero si el pan nuestro de cada día se va a la luna, a la guerra, al bolsillo del emérito, a nigerianos podridos de pasta, al sátrapa de Marruecos o a la basura de los epulones cada día más obesos es difícil que llegue a quien pasa hambre. Después nos quejaremos de que vengan inmigrantes a pedirnos pan saltando verjas, remando en patera o, algún día, a pie enjuto sobre los cadáveres de inmigrantes apilados en el Estrecho de Gibraltar.nekanelauzirika@deia.eus @nekanelauzirika

Vacacionar

QUE muchos no veranean o mejor dicho no vacacionan en verano, y algunos hasta lo publicitan como la presidenta de Madrid sra. Cifuentes, la realidad es que estos días puente entre julio/agosto acogen un trasiego frenético de personas que sí quieren disfrutar a la pata la llana de la canícula agosteña. De modo que aeropuertos, estaciones y autopistas rebosan cual costuras reventadas. Aunque los medios nos hagamos eco de un éxodo novedoso, lo cierto es que no es muy noticiable porque ocurre todos los años: mismas esperas, colas, parecidos atascos… Aparte de la riqueza que pueda generar en los lugares de atracción turística, una derivada nada desdeñable del éxodo vacacional es que centenares de pueblos minúsculos habitualmente silenciosos y languidecientes porque no hay medios para ganarse el pan, se llenan de vida durante unas semanas con la presencia de sus antiguos habitantes, descendientes o algún enamorado del silencio. No significa que los pueblos vayan a eludir su inexorable ocaso, pero con el calor de agosto y lo que aportan quienes retornan esporádicamente van tirando.

Y mientras hordas de necesitados/estresados ciudadanos se desplazan preferentemente hacia el sur, otras hordas más necesitadas, jugándose la vida en vallas y concertinas, pateras…, lo hacen hacia el norte, sin pasaporte, a la búsqueda del pan de cada día al que todos los humanos tenemos derecho. Por las fronteras españolas han pasado en seis meses tres veces más migrantes que en el mismo período de 2016. No hay frontera que pare la huida del hambre, y seguirán viniendo aunque mueran muchos, hasta que sus cuerpos permitan pasar el estrecho a pie enjuto.

Muchos expertos del cambio climático explican que su principal problema derivado será la migración de poblaciones que por sequías o anegado de zonas fértiles no puedan cultivar su tierra y ante el hambre decidan emigrar ¿hacia dónde? Hacia el norte, preferentemente hacia grandes ciudades, donde ya habita el 60% de la población y que seguirán creciendo con más ascenso térmico, contaminación, problemas sanitarios… El éxodo continúa.

Al tiempo que clamamos contra la crónica de muerte anunciada de los pueblos de aquí, también podemos escuchar la voz del cardenal ghanés Peter Tuckson que expresa su dolor porque de África emigran los jóvenes dejando los poblados vacíos; solo quedan ancianos, mujeres y niños que mueren de hambre. Él pide, y con razón, que las ayudas humanitarias no se hagan sobre los que huyen abandonando a los suyos, sino en sus propios países para que tengan futuro en su hogar.

En plena efervescencia de avances genéticos, la Universidad de Ciencia y Salud de Oregón ha conseguido con métodos CRISPR la edición de embriones humanos modificados genéticamente para eliminar defectos congénitos. Bien, pero no necesitamos supermanesni clones humanos, sino modificaciones genéticas de por ejemplo patatas, como propone el Instituto Neiker-Tecnalia, dependiente del Gobierno vasco, para hacerlas más resistentes a las sequías anunciadas, con las que puedan asegurarse alimentos para toda la población, migrantes incluidos. Entonces podrían vacacionar si lo desean, no migrar por necesidad.

¡Y quuueeeé?

MONTORO

ASÍ mismo, con esta semiótica entre admiración sorprendida y pregunta retórica dequienvasobrao simultáneas escucho a la administración de Hacienda/Economía, y también de Interior, ante la reciente sentencia del Tribunal Constitucional anulando la amnistía fiscal-2012 del sr. Montoro. De los 40.000 millones que se propusieron regularizar se legalizó la mitad y los ladrones-defraudadores de cuello blanco tributaron lo amnistiado a un raquítico 3%, menos que el 4% de IVA reducido por una barra de pan. ¡Y qué? Te miran por encima del hombro, sabiendo además que gran parte del dinero amnistiado tenía su origen en el narcotráfico, trata de personas, venta de armas, corrupción y otras actividades criminales.

El cazador cazado. Ha dimitido el mismísimo fiscal anticorrupción por trapicheos económico-financieros personales/familiares en Panamá ¡Y qué? Se ha ido como echando en cara a quienes pagan sus tributos aquí, quizá porque no conozcamos como él el camino correcto. Él, junto a otros “listillos” que vehiculan su actividad económica a través de los 15 paraísos fiscales más agresivos del mundo, hacen que el Estado deje de ingresar unos 1.550 millones € anuales, el 60% del déficit de reserva de las pensiones en 2017. ¡Y qué? Inquiere el defraudador al ser señalado, si Panamá ni figura en la lista oficial española de paraísos fiscales, donde como islas del tesoro sólo aparecen las Islas Bermuda, Islas Vírgenes Británicas y Mauricio. Así que como españolita lista podría organizar mis viajes de turismo financiero-fiscal por Islas Caimán, Países Bajos, Suiza, Singapur, Irlanda, Luxemburgo, Curazao, Hong Kong, Chipre, Las Bahamas, Jersey, Barbados, sin traba legal ni miedos tributarios ni penales a reclamaciones del fisco. ¡Y qué? Chulean quienes en lugar de mi potencial podría, conjugan el presente “puedo” y lo hago: es legal.

Tan legal como que en nuestro mundo vivan 1.000 millones de personas que pasan hambre, 800 millones sin agua potable y 2.500 millones malvivan con menos de 2 euros al día; al mismo tiempo que hay 7,6 billones € (el PIB de Alemania y Gran Bretaña juntos) opacos a Hacienda, guardados en conocidos paraísos fiscales, verdaderas islas del tesoro. ¡Y qué? Es mío y legal, aducen sus depositantes. Tan legal como que 62 fortunas acumulen hoy más patrimonio que 3.600 millones de las personas más pobres, mientras que en 2010 eran 388. ¡Y qué? Acaso la economía no puede estar al servicio del 1% de listos/listillos, de la desigualdad galopante. Desigualdad fomentada, porque si entre 1900-2017 se hubiera combatido esta desigualdad hoy habría 700 millones pobres menos.

Legal, aunque por estos defraudadores las pensiones de jubilación puedan bajar un 4% en los próximos diez años. ¡Y qué? Qué no se jubilen y sigan trabajando, rezongan.

En el ciclo Ética, humanismo y ciencia, la catedrática Adela Cortina propone “cultivar la ética que induzca a no dañar al otro”. Loable y justa propuesta, pero al parecer los ¡Y qué? Del 1% son mucho más válidos que la necesidad de igualdad del irrelevante 99%.

¡Y qué? se oirá justificarlo al fiscal anticorrupción.

Demonios muy humanos

REGUGIADOS

Con cierta frecuencia el buen Papa Francisco nos recuerda que el demonio existe. No un travieso galtzagorri o un diablillo de inocentada ni el rabilargo satán de Halloween, sino un ser tan real como el azufre infernal. Tiemblo ante tamaña compañía, pero…

Vemos estos días las terribles imágenes de inundaciones estivales en Paraguay e invernales en el norte de Gran Bretaña y en las riberas del Mississippi; al tiempo decenas de incendios en la cornisa cantábrica, pálido reflejo de los infernales fuegos en California. Nos dicen que el fenómeno El Niño es el responsable de este excepcional cálido-2015 preludio de un 2016 aún más calentito, olvidándose de citar la manita colaboradora de la acción humana, sea emitiendo gases invernadero, sea contaminando océanos o talando masivamente bosques. Quizá sea el hombre-diablo calentando la Tierra a modo infierno.

El diablo existe, aseguran, mientras la Asociación Fundéu elige REFUGIADO como palabra clave de 2015 y no precisamente porque un despechado ángel expulsado del Paraíso se haya fijado como objetivo demoníaco joder a un millón de personas para que huyan y busquen refugio en Europa, considerando que la mitad de ellos son sirios huyendo de una guerra de ambiciones humanas; refugiados que también escapan de las consecuencias del cambio climático, falta de cosechas y enfermedades sobrevenidas.

No veo diablillos extraterrestres comprando compulsivamente en navidades ni desperdiciando 1.300 millones de toneladas anuales de alimento mientras 800 millones de humanos no comerán mañana ni pasado ni…; cuando se dejan sin recolectar 1.400 millones de hectáreas cultivadas que alimentarían a millones de personas, pero… bajarían los precios. No creo que sean demonios celeste-infernales los 20 millonarios españoles con más dinero que los 14 millones de personas pobres del país. Tampoco es Lucifer quien ha asesinado a más de 60 personas por ser. mujer.

Sólo veo humanos entre los satisfechos jugadores de golf en cientos de campos bien regados en zonas áridas con un agua del que no disponen para beber 1.200 millones de otros humanos no tan satisfechos como los golfistas.

En fin, diablos cojuelos a manta con mucho rostro de ambición humana satisfecha.

Francisco es un Papa que transmiite confianza, pero en lo que atañe al demonio, pensar en rabos/cuernos, olores azufrados, en calderas atizadas por Pedro Botero o en las inverosímiles dislocaciones cervicales de la niña de El Exorcista requiere un nivel de fe excepcionalmente ciego para mortales ya bastante recalentados por los propios demonios humanos como para creer que tras el “Valle de lágrimas” terrestre aun pueda haber otro infierno con demonio peor que el propio Lucifer-humano.

¡Por Dios! El homo sapiens ya es suficiente demonio en la Tierra. ¡Demonio de diablos humanos! Pero feliz 2016 a pesar de ellos.