Todos los días del año deben ser 8M

No hay más ciego que quien no quiere ver. Por eso abundan los terraplanistas y negacionistas de las evidencias, entre ellos los que no ven discriminación ni desigualdad ni violencia por razón de género o las banalizan hasta el límite mismo de la negación.

Echando la mirada hacia atrás, a esas tres lacras contra las mujeres que menciono, se unían dos marcos que aherrojaban y catapultaban las discriminaciones hasta normalizarlas: por una parte, había escasa o nula conciencia social sobre la desigualdad de género y, en consecuencia, tampoco existían leyes que la evitaran o ayudaran a las mujeres, y menos aún que protegieran el derecho a la igualdad de oportunidades.

Pongamos que hablo de hace tres décadas, casi una eternidad en el recuerdo de una redacción donde tenía que explicar porqué usaba epicenos, escuchar risitas cuando utilizada os/as para visibilizar a la mujer, o algún que otro exabrupto cuando pedía  que en los titulares se tuviera cuidado en no tratar a una mujer víctima de violencia machista como si ella fuera la culpable.

Para qué decirles de los chascarrillos machistoides cuando escribía de mujeres en el fútbol, en el frontón, en el deporte en general; o de otras profesiones como conductoras o bomberas, porque entonces me decían “no son nada femeninas”. A esto sumen las risas y miradas por encima de hombro por acudir a manifestaciones en defensa de las mujeres.

Años después, de los artículos en este periódico y en la revista Emakunde en pro del reconocimiento de los derechos  a la igualdad real y legal de las mujeres como derechos humanos básicos,  me quedo con la satisfacción de estar viendo cumplida la mitad del camino, el del avance legal. La ley positiva reconoce prácticamente todas las reclamaciones legales que tanto yo, como otras muchísimas mujeres, hacíamos en los años 90 del pasado siglo.

Pero clavada como una espina en el kolko persiste la todavía inalcanzable mitad del recorrido: que la igualdad de oportunidades sea real a todos los niveles, personal/profesional/familiar/social. En ello estamos y por ello sigue siendo necesario el aldabonazo del 8M. Porque entre 2003-2023 han sido asesinadas 1.241 mujeres solo por el hecho de serlo. Porque una mujer, de media, debe trabajar 84 días más al año para levantar la misma soldada que un hombre. Porque, además, nuestros trabajos son más precarios y con el sobreañadido de ser tasadas profesionalmente por si estamos embarazadas o tenemos hijos. Porque seguimos cargando mayoritariamente con los cuidados de la casa ante la escasa conciliación, trabajadoras full-times dentro y fuera de casa. Porque …

Es cierto el avance, pero también sigue siendo evidente la realidad de la discriminación, de las desigualdades y de la violencia de género, y ante esta evidencia aún tenemos delante varios muros a derrumbar. En primer lugar, las fallas institucionales en el cumplimiento de las leyes de igualdad. En segundo lugar, el recalcitrante discurso negacionistas de ciertos políticos, que sin negarlas del todo, sí banalizan y normalizan esas lacras. Lo que hace más terrible el tercer muro es que sean muchos los jóvenes, ellos y ellas, que compran y viven este discurso del negacionismo.

Aunque solo fuera por este último aspecto, ante la desigualdad, las discriminaciones y la violencia de género, no cabe ser neutrales, ni nosotras ni ellos, sino seguir reivindicando la igualdad real de oportunidades entre mujer y hombre, el 8M y todos los días del año.

@nekanelauzirika

Queda mucho camino

Casi parecería que tuviéramos que dar gracias las mujeres por no haber descendido la participación femenina en puestos directivos de gestión y en consejos de administración.

La esperanza era que fuéramos avanzando paulatinamente pero, tal y como ha quedado reflejado en el Foro Empresa 2024, organizado por la Asociación de Empresarias y Directivas de Bizkaia (AED) en la Torre de Iberdrola, lo único constatable es que no hay retroceso, como si nos estuviéramos aferrando con miedo al pasado.

La impresión de los datos del “Observatorio Mujer Empresa”, relativos a la presencia de mujeres en los órganos de dirección de las empresas 2023, es un tanto agridulce, porque no es que no se haya avanzado, sino que casi hay que demostrar cierta satisfacción por no retroceder en esa presencia pública femenina en el mundo de la empresa

Si observamos la evolución en países nórdicos, que ya partían de una mayor presencia y potencia de la mujer en lo público-privado sí está mejorando, tanto en la cantidad como en la calidad, la presencia femenina en la empresa, pero si descendemos hasta países de nuestro entorno más cercano, la realidad de la mujer en estos puestos está prácticamente estancada en algunos casos y en otros muy ralentizada.

Estos datos no son una impresión mía, sino que se desprenden del estudio realizado por AED, que supone una continuidad al realizado en los dos años anteriores y que está basado en fuentes secundarias y centrado en empresas de más de 50 empleadas de Euskadi. El análisis realizado se ha dividido en la presencia de las mujeres en los Consejos de Administración de empresas de Euskadi y su presencia en puestos directivos de empresas de Euskadi.

A la hora de analizarlos nos tendría que llamar la atención, porque se observa como una especie de falta de “punch”, dando la impresión de que hay muchos, y también muchas, que ya se dan por satisfechas con lo conseguido, no muy lejos no solo de soñar sino de avanzar hacia una paridad en las oportunidades y en la presencia.

“A lo largo de los años avanzamos, pero no es suficiente”, sentenció Ainara Basurko, diputada de Promoción Económica de Bizkaia, en plena coincidencia con la presidenta de AED, Isabel Itube, quien recalcó que hay que asentar los datos y adoptar medidas que permitan seguir avanzando”.

Porque las leyes están ahí y son razonablemente paritarias, que esté ralentizándose el camino para alcanzar esa paridad debiera hacernos reflexionar sobre nosotras mismas, nuestros modelos de rol dentro de la pareja y sobre cómo desarrollar la maternidad y la carrera profesional.

Me gustaría, como a otras muchas, que en la próxima reunión dentro de un año, la noticia fuese el contento por haber avanzado hacia un mayor equilibrio hombres y mujeres y no como en esta ocasión que casi se muestra satisfacción porque no se haya retrocedido.

Diseño de moda y talento creativo al servicio de la solidaridad

Ayer tuve la enorme satisfacción de asistir a la presentación del Mercado Navideño Solidario que desde el 14 al 17 de diciembre se celebra en el parque industrial de Elguero impulsado por la diseñadora Mercedes de Miguel y su equipo.

Antes de su apertura al público fui una de las afortunadas de visitar el atelier de Mercedes de Miguel, de la mano de Charo De Miguel y de la propia diseñadora, y poder empaparme junto a otras periodistas del Estado capitaneadas por Miren González de Mendialdua, de la moda y los modelos que elabora el estudio que la firma tiene en Trapagaran. Ya lo conocía, pero siempre es un placer y se aprende algo nuevo, porque sus diseños de moda son un talento creativo en permanente evolución.

Un auténtico lujo conocer el modo de producción de una pieza y su patronaje, pero también la intrahistoria de la marca, creada hace 35 años por el padre de Mercedes y Charo. Una firma que ha logrado evolucionar de forma natural manteniendo el legado de las prendas bien hechas, siempre desafiando la “ley del olvido” en estos tiempos cuando las nuevas tecnologías arrasan con lo artesanal.

Unas instalaciones de atelier que tendrían que formar parte de las guías turísticas del país, porque aquí se produce mucho más que turismo, algo que desde las instituciones a veces parecen olvidar.

Cuando paseé por el estudio de Trapagaran, no pude menos que recordar mis “andanzas” por el Guggenheim de Nueva York, cuando tras las negociaciones “a escondidas” para traer la pinacoteca a Bilbao, estuvimos en espacios similares a los de Mercedes de Miguel abrió ayer al público.

Un público, el de Bilbao, Bizkaia y del resto de Euskadi, que podrá conocer en el Mercado Navideño Solidario el atelier en el que la diseñadora vasca da vida a sus diseños. Seguro que no se encontrarán con gente con Julian Schnabel ni Christopher Walken con los que me tope en el Solomon Guggenheim de Nueva York, pero probablemente con otras no menos interesantes y por supuesto más cercanas como Mª Victoria Cañas, bodeguera, Charo Álvarez, también diseñadora, Joseba Solozabal presentador de TeleBilbao, Lorea Bilbao, Julia Diéguez, Isabel Muela eta abar.

Mujeres empoderadas de otros territorios y la intrusa del sombrero C’est moi

Lo que ofrece Mercedes y su equipo es moda “made in Euskadi, un diseño cercano, de marca contrastada y en este mercado solidario, además a precios muy asequibles. A la moda de diseño cercano se une en este mercado de Elguero la buenísima excusa de disfrutarlo con la incalculable plusvalía añadida de que el dinero recaudado se utilizará en causas justas, en proyectos solidarios diseñados por Organizaciones No Gubernamentales (ONGs).

En concreto se trata de dar visibilidad a tres proyectos dirigidos a mujeres en diferentes lugares y ámbitos, pero todos ellos relacionados con la mujer. El evento de moda se hace en colaboración con: ACAMBI Asociación Cáncer de Mama y/o Ginecológico de Bizkaia, la ONGD Huanca y la Asociación San Martín de Porres.

Quienes acudan a Elguero, además de conocer el atelier de la diseñadora podrán encontrar prendas exclusivas muy rebajadas, así como piezas que nunca han salido a la venta y diseños de pasarela. Piezas a precios asequibles, desde los 30 a los 150 euros, también de otras firmas, como las preciosas prendas sostenibles de la firma la vizcaína SKFK o los originales pendientes artesanales de la marca bilbaína Le Boh, o los bolsos y adornos navideños personalizados de la marca bilbaína Loop Astrid.

Una buena y diferente alternativa para un fin de semana prenavideño, dándonos ocasión para conocer por dentro el diseño y la artesanía de la costura y la moda, también para darse un caprichito a precio asequible y así favorecer a quienes diseñan y cosen aquí sin buscan las puntadas más baratas en un país del tercer mundo y por supuesto con la plusvalía que genera un evento solidario, como este de apoyar a mujeres que necesitan ayuda. Ayudar a mujeres con cáncer de mama, apoyar a organizar un transporte seguro para mujeres indias o ayudar a levantar una residencia juvenil en el Salvador para que las jóvenes puedan vivir y sentirse seguras al tiempo que se forman profesionalmente.

Las personas que lo deseen pueden realizar una donación en el siguiente número de cuenta: ES81 0049 1902 44 2310060454.

Angulas de oro

No me refiero al galardón de la angula de oro que concede la revista la Ría del Ocio de Bilbao a quienes más encumbran a la villa de Diego, sino a las de verdad, con aceite, ajito y guindillita. Como nieta de angulero sé muy bien que las angulas siempre han sido ese claro objeto de deseo, el oro vivo que traía la marea para regalar el paladar de los pudientes … y de muchos donostiarras, especialmente en el entorno de las fiestas de Sebastián. Servidora también las disfrutaba siempre que el bolsillo lo permitía, en tiempo pasado, claro está.

En una ocasión pude regalarme una visita al Akelarre que regenta Pedro Subijana en las faldas del Igeldo en Donostia. Pura magia culinaria que me permitió pasar unas horas en el paraíso de la gula menos pecaminosa. No comí angulas, aunque sé que allí las preparan como para una última cena. Pero los tiempos cambian muy rápidamente y Pedro Subijana se baja de la angula dando la mejor de las razones; no es por cuestión de precio, porque siempre habrá quien pueda pagarlas, sino de conciencia con la sostenibilidad. Aunque no sé de cuándo ni dónde, recuerdo un viejo eslogan publicitario oficial invitando a reducir el consumo de gasolina, que más o menos decía: “tú sí puedes, pero tu país no” Traducido: “Tú podrás pagar las angulas, pero el ecosistema marino no podrá producirlas”.

Cada vez hay menos angulas, llegan menos y las capturas se desploman, así que si deseamos que siga habiendo anguilas tendremos que dejar de comer angulas, o de lo contrario exterminaremos la especie. Así lo ha explicado el sabio cocinero, medida que yo aplaudo, aunque no sé qué harán las cofradías y txokos gastronómicos donostiarras, porque una tamborrada sin angulas suena mucho menos que un tambor destemplado.

Angulas de oro. Pedro Subijana se baa de la angula por el bien de la especie

La cuestión angulera viene a cuento como guinda de preocupación ante el enorme entuerto de la necesidad de no derrochar recursos. Al paso caluroso que caminamos, el Everest gentrificado puede terminar siendo un estercolero de plásticos, con carreteras asfaltadas, teleféricos, pistas de esquí y más hoteles que en Benidorm. El Polo Norte un lugar ideal para ver auroras boreales, y también para atravesarlo durante el verano navegándolo sin hielo, con más turistificación que en las ramblas de Barcelona, en Donostia o en el Guggenheim juntos. Ya avisan de que el atún rojo va desapareciendo del mediterráneo y de que la antxoa del cantábrico va reduciendo su tamaño.

Mientras, en el COP28 de Dubái siguen tejiendo telarañas de normas que en poco evitan esos problemas, entre otras razones porque los dueños del petróleo como Sultán al Jaber son los designados para eliminar los combustibles fósiles como fuente de energía: ante la emergencia climática ¡los zorros de los petrodólares guardando el gallinero de la sostenibilidad!

Quizá necesitemos más decisiones como las de Pedro Subijana y menos reuniones como la COP28 de Dubái, que por cierto generará millones de toneladas de basura y habrá producido otros muchos miles de millones de Tn de CO2 para poder llevar y traer en avión a sus participantes. Y, además, muchos de ellos comerán angulas y caviar, sin que anguilas y esturiones tengan culpa alguna. ¿Por qué no han hecho la reunión por zoom?

Lo dicho, angulas de oro no, pezqueñines tampoco y sí más reuniones internacionales por zoom.

@nekanelauzirika

Economía, entre personas y máquinas

Con los medios copados masivamente por las bombas genocida de Israel, Ucrania en la sombra y el ruido estruendoso de la (ultra)derecha más facha contra la reconciliación, parecería que no sucediera nada más, pero sí ocurren otras cosas con proyección social de presente y futuro.

El pasado miércoles asistí en Durango al Global Innovation Day 2023. Un encuentro entre la realidad y lo fascinante, porque el big data y la Inteligencia artificial, IA en amigable coloquio, no es futuro porque ya está entre nosotros y porque realmente fascina cómo puede solucionar problemas que a los humanos nos costarían varias vidas resolver. El aumento de la productividad junto con la sostenibilidad de la mano de una mayor y mejor oferta de trabajo especializado, abren una etapa de alto dinamismo en innovación en nuestro caso concreto en Euskadi como polo puntero de la máquina inteligente. La máquina no eliminará al humano, pero se convertirá en una herramienta multiplicadora, como tener cuatro manos o más para un pianista.

El viernes leía en DEIA el bien documentado artículo del economista de la Universidad Pública de Navarra, Patxi ArangurenEl peso demográfico en la economía”. Interesante al tiempo que preocupante lo que en él plantea. Baja natalidad, aumento de la esperanza de vida y jubilaciones masivas a la vista ponen la luz roja sobre la sostenibilidad de nuestra estructura de pensiones, de sanidad pública y servicios sociales. Sólo la creciente migración que nos venga de otros países parece poner algo de luz verde esperanza ante el presumible estrangulamiento de nuestra economía personal y social.

Alguien como yo, de la primera hornada del baby boom, que aspiraba a ver pronto reducida la jornada laboral a 32 horas y a solo cuatro días semanales, se queda casi consternada leyendo los cálculos económicos de quienes saben de números y contabilidad. Augurios casi casi de apocalipsis.

Ya sabemos lo que algunos proponen: retrasar la edad de jubilación, reducir servicios sociales, hacer “menos pública” la sanidad, favorecer planes de pensiones privados … Como ciudadana dudo de algunas y frontalmente voy en contra de otras, pero como no soy economista no sabría cuál sería el efecto real de mis preferencias.

Pero tras asistir en Durango al evento sobre IA, en el artículo echo en falta una mención a las máquinas. No solo a las que ya existen, sino a las que anuncian que pronto existirán y que acelerarán tanto la productividad que harán falta menos humanos para producir más, mejor y más rápido. Máquinas con función de mecánicos, de ingenieros, de cirujanos, de periodistas, de albañiles, de carpinteros, de … cualquier oficio y profesión. Y se me ocurre, y creo que a otros muchos como a mí, que si ellas nos acompañan, ocupan una parte de nuestra actividad e incluso puede que nos sustituyan … ¿por qué no pagan impuestos como cualquier otro trabajador/a?

No sé si los dueños de máquinas IA estarán/estarían de acuerdo, pero tampoco los dueños de esclavos querían liberarlos. Por otra parte, como las máquinas, aunque sean IA, no sufren, cuando hicieran la declaración de la renta seguramente no sentirían el dolor “humanoide” al abonar el IVA o el IRPF que los mortales soportamos. Podría ser una solución, o al menos así quiero pensarlo.

@nekanelauzirika