Talento

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Las aguas industriales del acero bajan turbias, muy revueltas. En Sestao, Beasain, Amurrio, Basauri, Bergara… y en toda Europa (en Inglaterra y Escocia, TATA regalará lunes al sol a miles de trabajadores) pintan bastos ante la competencia china que tildan de dumping y desleal. De los 7.500 operarios de hace cuatro/cinco décadas en AHV hasta los precarizados 300 actuales de ACB, ¿caminamos hacia la nada en el futuro cercano del acero vasco/europeo?

El paro en España es elevadísimo (en Euskadi no tanto el global pero sí entre los/as jóvenes); incluso en los buenos momentos difícilmente bajaba del 12-15%, sumado a la propia precariedad trabajo. Parece claro que es algo estructural, nada esporádico, ni puntual ni pasajero.

Esta Semana Santa los medios nos han vendido como bálsamo de Fierabrás la ascendente entrada de turistas, también en Euskadi. Me alegra por la hostelería/hotelería, pero para el futuro del país me parece más remedo que solución. Porque por este camino y mientras la inestabilidad en otros países empuje al turista hacia aquí, podemos fácilmente llegar a convertirnos en balneario, solana y bar de copas de Europa. Porque mientras se contrata temporalmente a muchos camareros/as, los jóvenes mejor formados no encuentran trabajo en su especialidad, trabajo que sí les ofrecen en otros países que apuestan por su talento. Tras gastarnos una fortuna en su buena preparación, ingenieros, médicos, bioquímicos, informáticos, profesores, diseñadores… encuentran las puertas abiertas, de aquí para salir y de allí para entrar. Hacemos negocio redondo, ¡puf!

Según la Fundación Cotec para la Innovación Tecnológica la desinversión en I+D+i desde 2008 hace que hoy estemos peor que en 2003 en inversiones para innovación con respecto a países del entorno.

En un mundo global, la mano de obra se desplaza fácilmente; los robots nos sustituirán en las actividades mecanizadas y los recursos se pueden transportar con relativa facilidad. Pero el talento no. Con mucho dinero puedes montar en pocos meses un laboratorio de tecnología punta con el último aparataje, pero preparar a sus operarios se necesita años/lustros/décadas… Y no creo que aquí se haya tomado la decisión de seguir este camino. No podemos emular el sistema estadounidense de universidades especializadas ni de comprar a otros el talento ya preparado; pero tampoco seguimos el modelo finlandés que mima su escuela primaria, ni el inglés o el francés que se esmera e invierte en su secundaria. Además, si la inversión pública en talento investigador es raquítica, a la iniciativa privada parece que le produjera salpullido. Podríamos imitar la inversión multimillonaria en talento futbolístico, ¿no?

Pero en Aberri Eguna, Navidad o verano a los vascos y foráneos que emplean su talento en otros países podremos servirles unos pintxos fantásticossi ese año deciden visitarnos.