Es frecuente dictar normas de gran enjundia social con parlamentarios rompiéndose las manos y aplaudiendo con las orejas tras aprobar la ley de dependencia, de igualdad de género… me congratulo de tales avances legislativos por el amparo legal que otorgan, pero a esos mismos parlamentarios/as se les olvidan con frecuencia los detalles; por ejemplo, la dotación de medios económico/técnicos a la ley, la sal y la luz a la vida. En la ley de dependencia, la más avanzada de Europa, los gerentes de los servicios sociales cifran en un detalle de 3.000 millones€ los recortes en dependencia entre 2012-2015. Al parecer disponemos de un auténtico monumento inerte al buenismo de ley que no se cumple, porque no se quiera o no haya dinero para cumplirla. Una ley entroncada con la pobreza, paisaje cotidiano español para el 92% de la población, con cara y ojos de niño y mujer en precariedad económica expansiva a pesar del creciente 3,2% del PIB. Avance que al parecer solo favorece a quienes más tienen, agrandando la brecha pobre-rico, aunque la pobreza y la dependencia no sean fenómenos “naturales-meteorológicos” ni maldición bíblica; sino humanos a los que no se les hace frente porque “no se quiere” … aplicar las leyes que ya existen.
Parecido detalle falta en ley de igualdad; muchos que aplauden públicamente la ley porque es políticamente correcto después cicatean dotaciones o escamotean su cumplimiento, sobre todo en el mundo empresarial privado… o no tan privado. Sin empantanarme demasiado en el fútbol que rezuma machismo rampante, es reseñable el NO a la gabarra para las campeonas de un club privado que toma decisiones privadas pero que es subvencionado con dinero público; es una guinda de un pastel machista con el maltrato a las árbitros, lindezas como “guapita” “tu lugar es la cocina” “a tocar el pito a otro sitio”… o casos de presuntos abusos sexuales, donde Muniain y de Gea son arropados al unísono por compañeros y periodistas hombres que callan como ciegos y cierran los ojos como mudos ante los abusos de sus “ídolos”.
Pero esta actuación no es patrimonio nuestro. En la universidad de Stanford un estudiante blanco(B.Turner) ha sido condenado a seis meses de prisión (cumplirá tres) por violar a una mujer inconsciente, hecho que “según la ley californiana” podría ser penado hasta con 14 años. “Escándaloindignaciónmachismoracismo…” describen el rechazo popular mientras el magistrado se justifica, “una sentencia de años podría tener un impacto severo en Turner… no considero que sea un peligro para nadie”, sin paralela reflexión para la violada.
Detalles de desigualdad, también en “anglosajonia”. Bajo el buenismo legal, en todos ellos las víctimas somos mujeres, precisamente porque ese buenismo acalla conciencias de quien no deja festejar en la gabarra, de quien elogia la belleza escultural y no un buen raquetazo o de quien viola con impunidad a una mujer.