EN un país de futboleros que miden la evolución del país por los triunfos de su selección, decir que Emakunde desciende a segunda se entiende a la primera. En el nuevo Gobierno vasco pasa de ente autónomo en Lehendakaritza, transversal a todas las consejerías, a pertenecer a una consejería nueva, cajón de sastre un tanto Frankenstein, donde con la palabra Igualdad de enganche compartirá con Justicia y Políticas Sociales un variopinto conglomerado.
En la calle mayor de mi localidad (sobre)vive 24 horas al día buscando soportales amables un vagabundo dickensiano que se niega a ser ingresado en centro alguno y que a las ayudas-limosnas populares suma los afanes de los servicios sociales municipales para que no muera de hambre ni de frío. Compartiendo acera hay otros extendiendo mano o platillo a las puertas de bancos, panaderías€, están mejor organizados con horario cuasi-laboral, porque tras mendigar se marchan hastamañanaporlamañana. Sumen algún drogodependiente haciendo malabares circenses que merecen todo nuestro apoyo para poder salir de su miasma. En la misma calle está Lanbide, donde algunos (ahora muchos) acuden a buscar apoyo. Por la misma calle circulan personas mayores acompañadas y carritos empujados por€ sí, ya saben, por inmigrantes (mayoría sudamericanas) que buscan en este acompañamiento que no hacemos los de aquí, el complemento vital a la ayuda que les presta Lanbide. Lo cuento como me lo cuentan ellas. No muy lejos están los juzgados con sus togados, funcionarios, administrativos€ y los (presuntos diré, por si acaso) delincuentes. Tampoco está demasiado lejos la cárcel, ese lugar al que suelen ir solo los pobres y algún chorizo-rico despistado o del bando perdedor. De organizar y administrar todo este batiburrillo de Asuntos Sociales y Justicia se ocupará la macroconsejería ahora ideada. Bastaba añadir el término Igualdad para que cupiera también Emakunde.
Cuando en 1988 se creó Emakunde nuestra situación era peor que la actual. Evolucionamos. Pero este año ya han muerto oficialmente en el Estado 30 mujeres asesinadas por sus parejas o ex, aunque otros hablan de 66. En Euskadi, hasta julio se habían registrado 210 ataques contra la libertad sexual. El paro es la maza que nos visita con la covid 19 de ganchete y al repasar las listas de parados convendríamos mejor en decir paradas, porque en todos los tramos de edad ellas son tristemente líderes. Es cierto, en estos 30 años las mujeres en cargos directivos han pasado del 9% al 30%, pero ¿es esto equilibrio? También es cierta la mayor implicación de los hombres en las actividades domésticas, pero muy lejos de una paridad razonable; el cuidado doméstico se sigue conjugando en femenino.
El enumerado sería mucho más prolijo, pero con esto ya se me descuadra el balance cuando intento meter en el mismo saco lo que indico en este párrafo con lo que constato en el anterior. Las mujeres no somos desvalidas ni mendicantes de ayudas sociales, sino ciudadanas con derecho a la igualdad de oportunidades.
Informan ahora de que no cambiará la autonomía de Emakunde en cuanto a sus políticas de igualdad transversal porque el lehendakari lo seguirá presidiendo junto a la nueva consejera del conglomerado Igualdad, Justicia y Políticas Sociales. Si fuera así, todavía resulta más innecesario y difícil de entender el para qué de este cambio con descenso a segunda.
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