HE coincidido con una persona a quien hacía tiempo que no veía y comiendo con ella comentaba su dificultad para masticar con solo dos dientes. Fue el cabo por el que tiramos hasta el ovillo de la feliz recuperación laboral-económica que disfrutaba el último año tras casi tres de lunes al sol. Hijos, nietos y sus penurias de paro, deudas atrasadas… Como metáfora de lo que la administración hace a los pobres, la Seguridad Social le extrae gratis dientes dañados, pero reponer una dentadura es asunto privado y su economía no le alcanza para pagar ni la luz ni una dentadura decente. Pasa calor en verano y mucho frío en invierno, añora la justicia buscando caridad. Es una más de ese 15% de pobres que viven con salarios de miseria que no le alcanza ni para comer carne o pescado cada dos días. ¡Total, sin dientes!, dirán con sorna sangrante algunos pudientes que en los últimos tres años han revalorizado su patrimonio e ingresos cuatro veces por encima de los de mi amigo. Entre 2015 y 2018 algunos alimentos básicos han subido cinco veces más que el salario medio, y entre 2008 y 2016, la electricidad un 46%, más el 14% este, frente al aumento prometido del 2,1% de sueldos para 2019. Un 30% de españoles sabe que hay vacaciones porque lo dicen en la tele, en un período en el que los millonarios han amasado 29 euros de cada 100 de la recuperación, mientras mi necesitado desdentado ni tan siquiera ha accedido a los exiguos 8 euros restantes para los pobres. Más joven, otro conocido me manifiesta la alegría de vivir solo, porque así no arrastra a nadie por su vereda de espinas laboral. Varias malas rachas lo han empujado a las puertas de la RGI. “Tarde, poco y mal” es su resumen sobre ella, porque ni es inmigrante, ni discapacitado, ni pertenece a una minoría… Sus apellidos vascos no le favorecen. Además de la burocratización del sistema, siente que le culpabilizan por recurrir a ella.Seguramente hoy 1-O nos recordarán el artículo 2 de la Constitución, la indisoluble unidad de la patria, pero poco el primero que propugna justicia, libertad e igualdad. Si IVA, IRPF y los impuestos que pagan los trabajadores suponen el 83% del ingreso fiscal frente al 12% que aportan las sociedades, ¿por qué no les aplican a las corporaciones un 155 económico? Dinero macroeconómico hay. Pero a 10,5 millones de pobres les queda la duda de si merece la pena sudar para no ganarse ni el pan.