Qué pena, penita, pena, asistir en vivo y en directo a la conversión en detritus de lo que ya de suyo era un cagarro cósmico. De UPyD les hablo. Miren que, ahora que están en liquidación por cese de negocio, podían tratar de redimirse de su historial parásito, jeta y pernicioso aceptando su destino y dejándose morir discretamente. Pero ni por esas. La intención de la pandilla basura magenta, o sea, de la media docena de garrapatas que no han encontrado otro lomo perruno en que instalarse y siguen chupando de lo que queda de bote, es seguir tocando el napiamen en su camino al desagüe.
La penúltima gañanada de los semihuérfanos de Rosa de Sodupe, de la que probablemente no se habrían enterado de no ser por culpa —sí, culpa— del que suscribe, ha sido presentarse en los juzgados con una querella criminal contra la presidenta del Parlament de Catalunya, tres representantes de Junts pel Sí y otro de la CUP. Se les pide prisión provisional incondicional, cáiganse de nalgas, por un delito de “conspiración para cometer sedición” por haber suscrito y difundido la declaración en la que se comunica, de acuerdo con lo prometido a sus votantes y conforme al resultado de las elecciones, que se inicia el camino hacia la constitución de la futura república catalana.
Desconoce uno los usos y costumbres jurídicos, pero tiene bemoles que cuando se presenta alguien ante la ventanilla con semejante soplagaitez no se le mande a esparragar o, con más razón aun, se le atice un multazo por tratar de usar la Justicia como vergonzoso balón de oxígeno. Carroñeros hasta el último segundo de su agonía, qué cansina pesadilla.