Un escarmiento inútil

Ahí hemos vuelto a tener al Estado de Derecho funcionando a pleno pulmón. Como aperitivo, una filtración por entregas a modo de Omeprazol para tener preparado el estómago cuando cayera el potaje judicioso en todo su esplendor. Se pretendía, de propina, dar la impresión de generosidad al descartar la rebelión y optar, como si fuera una ganga, por la sedición entreverada de malversación. Con eso y con unas declaraciones espolvoreadas aquí y allá por los mandarines eternamente en funciones, solo quedaba un pequeño detalle antes del mazazo final: un vídeo de primera en el que los miembros más ilustrados del Consejo de Ministros mostraban su don de lenguas. Ocho minutos en varios idiomas para tratar de explicar al mundo que España es una democracia del carajo de la vela y que no hay que dejarse llevar por habladurías. Vamos, una excusatio non petita de manual, una prueba de mala conciencia o, sin más, una exhibición impúdica de cara dura.

Y a partir de ahí, el resto de la pirotecnia que todavía continúa: la asignación de condenas tan caprichosas como todo el proceso, las advertencias de lo que puede pasar si no se baja la testuz, la reactivación de las euroórdenes contra los fugados y, en definitiva, la difusión de un metafórico nuevo parte de guerra que da por cautivos y desarmados a los ya oficialmente sediciosos independentistas catalanes.

Lo mío no son las profecías, pero estoy por jurar que se equivocan quienes andan festejando la derrota del soberanismo. Puede que este escarmiento haya sido un varapalo durísimo, pero no solo no servirá para detener el desafecto por España, sino que lo multiplicará por ene.

…Y Lamela te lo niquela

Ha vuelto a pasar. La célebre jugada enunciada por el anterior ministro español de Interior. La fiscalía te lo afina… y la juez Lamela te lo niquela. Con un añadido: a la magistrada en cuestión no hace falta mandarle recados. Ella siempre está más allá del deber, y en menos de lo que se rellena una bonoloto, te casca un auto infumable que decreta la prisión para todo un Govern elegido legítimamente. Casi veinte folios de portantoencuantos vacíos, infame copia-pega de la petición fiscal, que como decía ayer el sabio Juanjo Álvarez en ETB, no explica los porqués ni de la rebelión, ni de la sedición ni de la malversación. Total, ¿para qué?

Sé que leeremos que ha sido un gran error del entramado político-judicioso español, pero yo hace tiempo que me borré de esa tesis. Es, quizá, una enorme irresponsabilidad, pero también y sobre todo, una actuación plenamente consciente que busca un objetivo concreto. Lo que más molesta del procés es la actitud ejemplarmente pacífica de quienes lo sostienen en la calle, a pesar de las mil y una provocaciones. Esta estocada desde la Audiencia Nacional, sucesora natural del Tribunal de Orden Público, pretende ser la incitación definitiva a responder con violencia. Acción, reacción, acción.

El otro mensaje es para el territorio hispanistaní. Una versión togada del “A por ellos”, barnizada con la membrillez del “Estado de Derecho funcionando a pleno pulmón” que tanto gusta bocachanclear a los tertulieros montaraces. Es en vano contraponer argumentos jurídicos. Esto va de política en su forma más vil. Y cuidado, porque habrá triunfado si acabamos por verlo como algo normal.

Carroñeros magenta

Qué pena, penita, pena, asistir en vivo y en directo a la conversión en detritus de lo que ya de suyo era un cagarro cósmico. De UPyD les hablo. Miren que, ahora que están en liquidación por cese de negocio, podían tratar de redimirse de su historial parásito, jeta y pernicioso aceptando su destino y dejándose morir discretamente. Pero ni por esas. La intención de la pandilla basura magenta, o sea, de la media docena de garrapatas que no han encontrado otro lomo perruno en que instalarse y siguen chupando de lo que queda de bote, es seguir tocando el napiamen en su camino al desagüe.

La penúltima gañanada de los semihuérfanos de Rosa de Sodupe, de la que probablemente no se habrían enterado de no ser por culpa —sí, culpa— del que suscribe, ha sido presentarse en los juzgados con una querella criminal contra la presidenta del Parlament de Catalunya, tres representantes de Junts pel Sí y otro de la CUP. Se les pide prisión provisional incondicional, cáiganse de nalgas, por un delito de “conspiración para cometer sedición” por haber suscrito y difundido la declaración en la que se comunica, de acuerdo con lo prometido a sus votantes y conforme al resultado de las elecciones, que se inicia el camino hacia la constitución de la futura república catalana.

Desconoce uno los usos y costumbres jurídicos, pero tiene bemoles que cuando se presenta alguien ante la ventanilla con semejante soplagaitez no se le mande a esparragar o, con más razón aun, se le atice un multazo por tratar de usar la Justicia como vergonzoso balón de oxígeno. Carroñeros hasta el último segundo de su agonía, qué cansina pesadilla.