Discurso de Felipe VI. Lugares comunes dicho con más brío

Jueves 25 de diciembre de 2014

Discurso Felipe VILa foto del padre estaba en la sala pero separada por un sillón rojo. La estancia no era palaciega sino de casa burguesa. Todo  estuvo  pesado y medido. Las fotos, la ventana, el sillón, la barba, el tono. En eso hemos ganado. En un tono con brío y que se puede escuchar y en que al final saludara y deseara feliz navidad en el apunte de cuatro idiomas. Avanzamos un milímetro al año.

El contenido, que giraba sobre tres ejes, corrupción, crisis y Catalunya, no estuvo mal pero era una colección de tópicos, naderías, lugares comunes, toque emocional, pero sin ninguna concreción.

Podía haber apuntado hacia una reforma constitucional, pero volvió a sacralizar la intocable Carta Magna, podía haber apuntado hacia la reforma del Senado o hacia un Tribunal de Cuentas que ha fallado estrepitosamente en el control de las Cuentas públicas. Podía haber dicho que en  una Europa con competencias (Unión Política, Unión Económica Monetaria, Unión Fiscal, Política Exterior y de Defensa  Común)  nos jugamos el futuro. Aunque sea como pedagogía.

Y en el caso catalán, lo mismo. Emociones y lugares comunes. Nada con sifón.

Ahí está Alfonso Guerra, despedido con aplausos, jactándose del cepillado estatutario y diciendo que hay que quitar ventana a Podemos.

Los periódicos de la derecha y El País a la cabeza están encantados con el discurso. Al pobre padre ya lo dan por amortizado y eso que nadie sabe ni conoce, ni conocerá su fortuna y de la hermana, mejor ni aumentar como dicen los aldeanos.

Todo pues políticamente correcto en clave española, pero sin ningún aporte sobre nada.

No es de buen gusto personalizar.

Las expectativas, malogradas.

Y mi pregunta de siempre. ¿Qué hay de Felipe, de Letizia, y de sus ayudantes en este discurso que nos quieren hacer creer que es de él?.

No pasa nada Sra. Baronesa.

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