Martes 26 de septiembre de 2017
Invitado por un amigo de Zumaia cuya esposa trabaja en el mundo de la moda, estuve con María Esther en la gala organizada por el modisto Jon Fiz en el Guggenheim. Es un mundo que siempre he visto de lejos pero al que ayudamos como Grupo parlamentario en Madrid cuando el alcalde de Getaria, Mariano Camio nos habló del proyecto Balenciaga. Hablamos con el vicepresidente Álvarez Cascos y logramos se consignara una partida presupuestaria que fue la que hizo posible la iniciativa. Y ahí está.
Este verano me comentaron que no se podía quedar en un simple Museo, aunque muy visitado y con exposiciones espectaculares y el hecho de las dos décadas del Guggenheim, con su atrio perfecto para poner un piano de cola, una buena pianista y 35 modelos pasando continuamente con vestidos y sombreros a cual más original e impactante, las dos horas merecieron la pena.
A mi lado quien había sido alcalde de Güeñes doce años, Koldo Artaraz que estaba allí pues en sus tiempos habían prestado en condiciones una lonja para que durante tres años Fiz trabajara sin agobios y a raíz de eso se ha creado una inquietud y una incipiente curiosidad y empresa para el tratamiento de algo tan moderno como el mundo de la moda. Estaba también Modesto Lomba que nos habló de la incipiente industria que se está creando alrededor de diseñadores y modistos vascos, algo impensable hace unos años.
Me comentaba mi amigo. ”Procuraremos sumar para hacer más. Hay que hacer actos como éste para recuperar el orgullo y la seguridad de que podemos hacer grandes cosas juntas los vascos. Es importante también aprovechar estas infraestructuras que tanto dinero cuestan a los contribuyentes y sacarles brillo”.
Pues sí. Así como el turismo en tiempos de ETA era imposible que se consolidara, poco a poco, están surgiendo actividades de valor añadido que van incursionando en ese mundo nuevo de la industria y de los servicios que si persistimos, lograremos consolidarlo.