Una reflexión de actualidad

Viernes 3 de noviembre de 2017

El Consejo de Ministros ha aprobado en su reunión de este viernes los proyectos de Ley del Cupo Vasco (la llamada Ley Quinquenal) y de modificación del Concierto Económico, ambas comprometidas en el acuerdo alcanzado entre el Gobierno y el Ejecutivo vasco y pendientes de su envío a las Cortes, donde deberán ser ratificadas .

Lógicamente, el hecho de que esta aprobación haya tenido lugar precisamente ahora, en plena crisis catalana, ha dado lugar a diversas interpretaciones.

Para los que menos nos quieren (a éste y al otro lado de la muga), ésta decisión supone un guiño inequívoco del PP hacia el PNV para retomar sus “excelentes” relaciones, interrumpidas ahora de forma “temporal y circunstancial” por el ruido que está generando el conflicto catalán pero que “volverán a ser tórridas tras el 21 de diciembre”.

Pues bien, para el PNV, esta decisión del Gobierno español es satisfactoria, en efecto, porque es ya el penúltimo trámite para la aprobación de dos leyes muy buenas y necesarias para Euzkadi, pero NADA MÁS. No es un gesto político, no es un guiño a nadie, no es nada. Es, simplemente, un trámite administrativo obligado y comprometido. Aprobarlas era una obligación que había contraído el Gobierno central en su acuerdo con el Gobierno Vasco. Y punto. No le vamos a dar palmaditas en la espalda al PP por cumplir lo acordado. Así que de agradecimiento, nada de nada.

Esta aprobación tampoco va a tener ninguna consecuencia en la NO NEGOCIACIÓN PRESUPUESTARIA con el Gobierno de Rajoy. Llevamos semanas diciendo que es preciso que el Gobierno central dé una solución satisfactoria al problema catalán si aspira a que el PNV se plantee siquiera abrir una negociación presupuestaria.

Lo dijimos hace ya un mes, y lo ocurrido en las cuatro últimas semanas (actuación policial el 1-O, aplicación del 155, detención de políticos catalanes…), lejos de constituir una “solución satisfactoria” al problema catalán, lo agravan y colocan al PNV muchísimo más lejos del PP de lo que ya estaba. Por tanto, es falsa esa interpretación que circula por Madrid según la cual el PNV (y Urkullu), molestos (según esa versión) con el president Puigdemont por el modo en que ha gestionado la crisis catalana, aplaude este 155 “blando” que ha aplicado Rajoy y está por la labor de negociar pasadas las elecciones catalanas.

Nada más lejos de la realidad. Si con alguien está molesto el PNV es con el Gobierno español, no con el Govern de Catalunya. Y, por supuesto, el PNV no cree que el 155 que se está aplicando sea blando: es durísimo. Podrá ser más o menos largo, pero es duro a más no poder. ¿Cómo no vamos a considerarlo duro si ha destituido a todo el Govern y ha disuelto el Parlament? ¿Acaso cree alguien que el PNV va a valorar positivamente tamaño disparate? ¿Acaso alguien cree que el PNV pueda pensar que se dan las condiciones para negociar con el PP cuando hay legítimos representantes de la ciudadanía catalana en prisión?

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