Agirre: Optimismo y Euskera

Sábado 11 de abril de 2020

1936: Primer discurso de Gabon

Durante muchos años no supe quién era Azkon. De él recibíamos para las emisiones clandestinas en euskera de Radio Euzkadi  que transmitía en onda corta desde Venezuela sus textos comentando la actualidad. Era constante y cuando encontré su carpeta de artículos para entregar a la Fundación Sabino Arana, valoré una vez el inmenso trabajo de hormiga de aquel erudito durante una década y me enteré que incluso había escrito un método de aprendizaje de nuestro idioma llamado Umandi.

Cuando unas navidades visité Paris y fui a la Delegación del Gobierno Vasco en el exilio en la rue Singer  a visitar al Lehendakari Leizaola me salió a recibir un señor de cara afilada, gafas redondas y grandes solapas y me dijo que él era Azkon. Le agradecí su desinteresado trabajo y hablando con él le pedí su opinión sobre el Lehendakari Aguirre  y me resumió  su percepción en esas dos palabras: Optimismo y Euskera.

Posteriormente me desarrolló lo dicho  y aquí lo reproduzco.

Queriendo dar, en alguna medida, satisfacción a los de­seos que se me han expresado de contribuir en lo que me sea posible a la reunión de datos concretos que puedan comple­tar una biografía de nuestro primer Lehendakari, mi primer recuerdo hacia él ha de ir contenido en un sentimiento pro­fundo de gratitud personal.

Habiéndome tenido que exiliar, como tantos otros, a consecuencia de la cruel y horrorosa guerra y persecución que tuvo que sufrir nuestro Pueblo a partir de la sublevación militar española contra el Gobierno de la República y todas sus instituciones en 1936, en cuanto llegué a París fui acogi­do por el Lehendakari Agirre con las mayores atención y cor­dialidad; y no sólo dándome las ayudas que me fueron nece­sarias al principio, sino admitiéndome casi desde el primer día como un empleado más en la Delegación que el Gobier­no vasco tenía en la capital francesa en el número 11 de la Av. Marceau. Y me parece obligado del todo que aproveche esta ocasión que se me brinda al soli­citárseme mi pequeña colaboración a los fines indicados, pa­ra expresar esa gratitud mía que siempre la tuve y la sigo guardando.

Y quiero destacar que los dos aspectos a que me refiero son: el gran optimismo que tanto caracterizó a nuestro primer Lehendakari en todas sus actuaciones, y su intensa preocupación por la vida del euskera.

Bien conocida es por todo el mundo la primera cualidad citada; desde su famosa campaña al frente de los ayunta­mientos vascos para tratar de conseguir siquiera un estatuto de autonomía para nuestro País, pasando por su cargo de Presidente de nuestro primer Gobierno Vasco en la durísima y horrorosa etapa en que hubo de actuar como tal en medio de la guerra declarada y desencadenada con tanta crueldad contra nuestro Pueblo, hasta su posterior laborar en el exi­lio, no decayó su ánimo un solo momento, luchando siempre en circunstancias tan adversas como las que tuvo que atravesar.

Según pude constatar durante todo el tiempo en que hu­be de trabajar a su lado y bajo su dirección, todos los días acudía a su despacho en la Delegación del Gobierno Vasco en París, infundiendo desde allí ánimos continuos, no sólo a los que con él trabajábamos, sino a todos cuantos llegaban a visitarle desde el interior del País principalmente y desde Europa y América. Llegaban frecuentemente los visitantes, muchos, con el alma destrozada por tantas cosas que habían tenido que sufrir, en sus personas y en el conjunto de nuestro Pueblo, y como en busca de algún lenitivo o estimu­lante que demandaban con ansia. Pues bien, se puede decir con entera verdad que nadie salió de aquel despacho presi­dencial decepcionado, antes bien con un ánimo rehecho y un optimismo renovado. Agirre sabía llegar al corazón de los que a él acudían y no dejaba de hacerlo en cuantas ocasiones se le depararon.

Un amigo nuestro decía después de haber conocido a Agirre y de haber conversado con él, que aquel hombre debería haber sido médico pues, con su gran optimismo, hu­biese podido infundir ánimos y esperanzas a cuantos enfer­mos tratara. Por otro lado, se ha dicho muchas veces que quién ama el trabajo y se ejercita en él, habrá de ser siempre optimista. Esta especie de aforismo se hacía realidad continua en Agirre, pues trabajaba incesantemente, sin can­sarse ni decaer nunca, llevando una vida intensa dedicada completamente a la patria vasca. Acaso aquella intensidad que dedicaba a todo cuanto su cargo le demandaba y lo mis­mo a todas sus demás actividades, pudo ser causa, en parte por lo menos, de que llegara muy temprano a la hora de de­jar esta vida. Sí, se nos fue muy pronto, cuando todos espe­rábamos todavía mucho de él. Pero su recuerdo perdura vi­vo entre nosotros y perdurará también durante generaciones en el recordar de nuestro Pueblo. Supo cumplir fielmente su deber de vasco y de hombre en una vida ejemplar que le de­paró horas bien amargas; pero a ellas y a todo cuanto le fue adverso pudo vencer con su ánimo generoso y con su opti­mismo proverbial.

El segundo aspecto que hemos señalado, el de su preocu­pación constante por nuestro euskera, le caracterizó tam­bién profundamente. Fue, como muchos otros, euskaldun berri, lo que ya indica que tuvo que hacer el gran esfuerzo que supone el llegar a serlo, y siempre que tenía un interlo­cutor euskaldun lo aprovechaba para practicar sus conoci­mientos y dar ejemplo en cuanto a la prioridad que a todos debe merecernos el empleo de nuestro idioma nacional vasco.

En los siete años que duró mi trabajo de colaboración con él, hasta su fallecimiento en 1960, pude ser testigo de aquella preocupación y de sus esfuerzos para hacer cuanto podía en favor de nuestro euskera; lo cual quedó bien reflejado con motivo del Congreso Mundial Vasco  que él mismo organizó y que se celebró en París el año de 1956; en él intervinieron euskaltzales de la talla del sacerdote Iokin de Zaitegi, recien­temente llegado entonces de Guatemala, donde, ante la ad­miración de todos, comenzó a publicar su revista «Euzko-Gogoa» escrita y dedicada enteramente al euskera. Fue ilu­sión suya, que pudo realizar, la de instalarse en Euzkadi pa­ra seguir aquí aquella publicación suya y poder trabajar con posibilidades de mayor fruto en un ambiente vasco. Y así llegó a París con la gran oportunidad que supuso para él la celebración del Congreso Mundial Vasco.

Conocido y aprobado tal proyecto por el Lehendakari, éste ofreció a Zaitegi todo el apoyo que pudiera prestarle, ofreci­miento que cumplió en su momento, ayudándole a instalar­se en Biarritz. Como la venida de Zaitegi tuvo lugar poco antes de la celebración del Congreso Mundial Vasco, ésta fue la primera ocasión que aprovechó aquel escritor para ex­poner sus ideas con influencia efectiva en las decisiones del Congreso.

Entre estas, la concerniente a nuestro idioma en la Sec­ción Cultural del mismo, quedó reflejada en el acuerdo y re­comendación que aquella Sección tomó y ofreció, plasma­dos en los siguientes términos:

«Al considerar la situación crítica que la vida del euske­ra atraviesa en la propia Euzkadi, debida en parte a la desi­dia de quienes más interés debieran tener en conservarlo, y, dándose cuenta de lo urgente de la preparación de un plan de defensa rapidísima de nuestra lengua, la Sección Cultural recomienda la inmediata constitución de una Comisión que, recogiendo las iniciativas expuestas en este Congreso, orga­nice dentro del cuadro general del fomento de la cultura vas­ca, con carácter de prioridad, un programa efectivo para la salvación de la lengua vasca. Esta Comisión, una vez forma­da, debe tener vida autónoma en razón exclusiva de su ma­yor eficacia».

Para cumplir este acuerdo, poco tiempo después, el Lehen­dakari Agirre convocó a unas cuantas personas que juzgó en principio aptas para integrar la Comisión recomendada, a una reunión que se celebró en la Delegación del Gobierno Vasco de Bayona; y haciéndoles la comunicación oficial del acuerdo, instó a todos los presentes a la constitución de dicha Comisión y a trabajar para tratar de conseguir el obje­tivo propuesto.

La comisión fue, en consecuencia, constituida sin dila­ción alguna, nombrando como presidente de la misma al mencionado sacerdote Dr. Iokin de Zaitegi y tomando como primer acuerdo el de celebrar una reunión mensual en el mis­mo domicilio de su elegido presidente Zaitegi en Biarritz. Así, las actividades de éste quedaron en principio bien deter­minadas: Presidir la Comisión constituida y continuar la publicación de su revista «Euzko-Gogoa», para ser su casa, abierta en Biarritz, como un centro cultural vasco con obje­tivos concretos, entre los que, con se ha visto, destacaban el fomento de la cultura vasca y el estudio de un programa que tendiese a lograr la salvación del idioma vasco. De esta ma­nera, se cumpliría el acuerdo de la Sección Cultural del Congreso Mundial Vasco, y se abriría un nuevo camino en el que el anhelo euskérico del Lehendakari Agirre pudiese llegar a quedar satisfecho.

Las reuniones mensuales de la Comisión constituida, a la que se le dio el nombre de «Euskal-kulturaren Alde» co­menzaron inmediatamente y se continuaron después con en­tera regularidad hasta que, por fallecimiento de varios de sus miembros y como consecuencia del cambio político que tuvo lugar en Euzkadi, tras la terminación del régimen fran­quista, hubo de disolverse.

El autor de estas líneas fue nombrado secretario de «Euskal-kulturaren Alde», y como seguía residiendo en París, todos los meses hacía el viaje París-Biarritz para asis­tir a las reuniones, por cuya razón fue testigo del gran interés con que el Lehendakari Agirre seguía los trabajos de la Co­misión, ya que siempre tuvo un empeño especial en que, a mi regreso de Biarritz, le comunicara los detalles de cada reunión, que recogía lleno de interés, lo mismo que cuantos proyectos y actuaciones eran elaborados y llevados a cabo.

A su fallecimiento, la Comisión instituyó un «Premio Agirre» para el mejor libro de literatura euskerika que se publicase en un período de tiempo establecido, el cual, con la ayuda financiera principal que prestaron muchos vascos establecidos en América, fue otorgado varias veces, con el objeto concreto también de honrar la memoria del Lehendaka­ri, según se acordó en el acto de la constitución del premio.

Creyendo que, acaso, puedan recogerse los datos que aquí doy, para la publicación que se desea hacer de una biografía justa de quien fue el primer Lehendakari del Gobier­no de Euzkadi, los ofrezco gustoso a tal efecto y para aten­der también al deseo que me ha sido expresado de hacer algo en ese sentido, como una pequeña aportación mía a la exaltación de su memoria.

Hasta aquí lo que nos escribió Andoni. No creo que ese premio exista, y es una pena que a pesar de decir cada minuto que la cadena no se rompe, por lo menos en esto, sí. Lamentable.

6 comentarios en «Agirre: Optimismo y Euskera»

  1. Si el Lehendakari Agirre pudiera ver hoy las calles de Euzkadi le entraría una gran congoja.
    Ante el llamamiento del Presidente del EBB para colocar Ikurriñas en los balcones con motivo del Aberri Eguna la respuesta de la sociedad vasca es de desidia y desinterés total.
    Comparando el día de la Patria Vasca con la Diada de Catalunya, el resultado es absolutamente deshonroso para los vascos.
    Después de muchos años de desactivación del sentimiento de patria vasca convirtiéndonos de abertzales a simples contribuyentes fiscales y guiándonos más por la senda de CONFEBASK que por la de Sabino Arana, pues pasa esto.
    Y yo personalmente me niego a seguir siendo manipulado borreguilmente.
    De la IA no digo nada porque a ésos ni les entiendo ni les espero.

  2. Respecto de mi comentario anterior doy por sentado que la situación sanitaria es la que es y que no hay movilizaciones.
    Pero poner una ikurriña en la ventana un día al año se puede hacer sin esfuerzo.Lo que no hay son ganas.

  3. La verdad es que a esta gente de aquellos tiempos el tiempo parece que les cundía 5 veces más. Entre no ver la tele, no andar con whatsapps y no meter tiempo en tonterías, es curioso como permitía estirar las horas.

  4. Mire, ahora que veo tantas veces escrita la palabra Euzkadi, que hoy es el Aberri Eguna, y aunque para mi todos los términos son útiles, sin sectarismo, creo que la grafía Gora Euzkadi Askatuta ( euZkadi) me convence mas en esta evocación, por respeto y recuerdo del primero que lo proclamó, lo escribió así….porque quizá se lo he leido a Vd. tantas veces que no me lo imagino de otra manera……..porque le encuentro mas encanto, místico, poético, porque hay cosas que hay que decirlas de manera distinta, …….porque por todo eso y muchas emociones mas me gusta y me parece mas correcto Euzkadi……….para las cosas corrientes está bien Euskadi, pero para decir Gora Euzkadi Askatuta, tiene que ser con Z, la nación política, la patria que sen timos, por la que fueron, en muchas épocas sin saberlo, ( ¿y nososotros vamos a dejar de serlo?.
    La ikurriña son los que fueron, que los próximos sigan diciendo lo mismo, y que hoy sea un día de comunión y fraternidad. Olvidemos nuestras diferencias, por hoy al menos.

  5. Ha sido improvisado y de un tirón ( con alguna mínima corrección, es lo que tiene escribir con el corazón y luego pensar con la cabeza). Palabra.

  6. CAUSTICO, son otros tiempos. Bisabuelos en la guerra, presos y/o mutilados o asesinados, abuelos dictadura, padres democracia y nosotros… lo tenemos lejos. La épica de la guerra queda lejos. Estamos en 2020. Todo evoluciona. Y en una ciudad, con la libertad y anonimato, nadie entra a demostraciones, ni esas ni otras.

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