Jueves 14 de octubre de 2021
Le traté más a su suegro que a él, aunque también. Su suegro fue Eulogio Ruiz de Angoitia una persona referencial de los vascos de Madrid que escribía muy bien y colaboraba con la revista Euzkadi. Su yerno fue Oscar Alzaga quien el 29 de septiembre hizo una importante donación al Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Oscar Alzaga es un histórico político democristiano, represaliado con dos destierros por el franquismo, fundador de los importantes “Cuadernos para el Diálogo” y también de la UCD de Adolfo Suárez. Hasta seis veces le propusieron ser ministro, pero lo rechazó para dedicarse a su cátedra de Derecho y a su despacho de abogados. Años después se convirtió además en un coleccionista de pintura clásica, él dice que pequeño, pero con obras que pueden estar en los mejores museos. De esta faceta se ha beneficiado el Museo de Bellas Artes de Bilbao ya que ha donado tres cuadros. Un importante “Retrato con niño” realizado entre 1570 y 1580 ”Judit y su sirvienta con la cabeza de Holofernes” de Orazio Gentileschi y “Judá y Tamar” de Salvator Rosa.
Como he dicho tuve una relación política con el donante y recuerdo la última vez que le vi.
Con motivo del 31 aniversario de la aprobación de la Constitución española, me invitaron al programa de TVE “59″, que lo dirigía María Casado. Teníamos ese día votaciones mil en el Senado con la ley llamada Ómnibus y llegué con una hora de retraso, cuando Santiago Carrillo, Enrique Barón, Oscar Alzaga, Soledad Becerril y Josep López de Lerma posaban para la foto de grupo. Al fondo estaba un público en semipenumbra que observaba atento, aquella escenificación.
Hacía tiempo no le veía a Enrique Barón, aquel ministro de Transportes que tuvo que dimitir tras un accidente aéreo en Barajas. Entonces la gente dimitía. Luego fue Presidente del Parlamento Europeo y ahora, me dijo, está en el inventario de aquella casa y le tratan bien. Soledad Becerril fue la primera ministra mujer de la transición con Calvo Sotelo. Santiago Carrillo, con 95 años, incombustible, lo contrario de sus cigarrillos, le vi entonces más torpe al andar y diciéndole a la presentadora que le nombrara para saber cuándo era su turno pues había perdido vista. López de Lerma, fue portavoz de CIU y miembro de la Mesa del Congreso y buen amigo. y, finalmente, Oscar Alzaga, de aquella UCD que todos dinamitaron, entre ellos él. Buen aspecto, buen profesor de derecho constitucional, participó en la negociación del estatuto vasco. Su suegro, como he comentado, era del PNV y hombre activo de la extraterritorial de Madrid, el bueno de Eulogio Ruiz de Angoitia de Elorrio, un abertzale fantástico descrito por su yerno como «un hombre muy interesante». Me imagino que en su casa hablarían de todo, menos de política. Acudí a su funeral en Urnieta de donde era su mujer.
Todo fue políticamente correcto. No les gustó que les dijera que aquel “café para todos” quedara en “achicoria para todos” y sin resolver las tres demandas del inicio de la transición: Catalunya, Euzkadi y Galicia. Puse el ejemplo de Madrid. Le pregunté a Oscar Alzaga si alguien hubiera pensado en 1978 que Madrid iba a ser una Comunidad Autónoma con himno, bandera y parlamento. Me contestó que a Madrid en Castilla no la querían y por eso tuvo que ser así. Becerril me salió que lo que no se podía tolerar eran privilegios para nadie y que Andalucía expresó inmediatamente su demanda. Le dije que fue puro oportunismo político. González nos había dicho que Sevilla no se podía ver con las provincias limítrofes, y así todas y que no había el menor sentimiento de Comunidad pues Andalucía era por sobre todo España y que con una Mancomunidad de Diputaciones, el asunto se resolvía. Ahora bien, cuando le vieron a la UCD débil, tras aquel referéndum en el que Almería dijo no y tuvieron que hacer malabarismos e ingenierías constitucionales para salvar aquel bache inesperado, se inventaron la equiparación, homogeneizaron el proceso, se les quitó a las comunidades históricas su perfil propio singular, y todos con alpargatas. No se resolvió una demanda y se crearon 17 problemas. Esto hoy no tiene solución.
Pero este post no es para hablar de aquel interesante debate sino destacar la donación de Alzaga al Museo de Bellas Artes. Un puntazo ya que estuvieron a punto de quedarse en el Museo del Prado. Me imagino que Miguel Zugaza tiene algo que ver en esto. Menos mal.
Supongo que este honroso y altruista señor, también habrá tenido gran amistad, en sus tiempos de actividad política partidista, con el que fue Secretario de Abogados de Bizkaia, de igual ideología, aunque quizás a menor nivel, coleccionista de Pintura.
Me refiero al ya desaparecido ilustre abogado, Ángel Gaminde.
Es una pena que en España no tengan un centro derecha civilizado en el que pudiera estar gente así. Cuando Herrero de Miñón perdió aquellas elecciones internas, fue la última vez que vi un líder que respetaba a las naciones del estado.
Pero al margen de ese respeto a las naciones, se echa de menos un centro derecha que no tenga complejos en condenar el franquismo y la dictadura.
Menos mal que en la explicación de don Iñaki se matiza que el mentado Óscar Alzaga Villaamil fue uno de los que dinamitó UCD. Pero hay que señalar también que estuvo de barrenero mayor de la denominada Coalición Popular tras las generales de 1986.
Yo lo recuerdo perfectamente y como don Iñaki veo que ni lo menciona, me permitirá que haga un repasito de la cosa. En 1982, Alianza Popular (AP) se convierte en el partido principal de la oposición parlamentaria en el Congreso. Ya se hablaba, con razón, del «techo de Fraga», el cual, para tratar de romperlo, montó, de cara a las elecciones de 4 años después (1986), la denominada Coalición Popular (CP), integrada por la referida AP, el PDP (democristiano, presidido por el ínclito Alzaga) y el PL (Partido Liberal, cuyo líder era el engolado y muy campanudo José Antonio Segurado).
Total, que llegamos a las referidas elecciones, Fraga repite resultados… y el actual donante de Arte decide, conchabado con Segurado, escindirse de Coalición Popular y montar cada uno un grupo parlamentario propio.
La maniobra era de una bajeza tremenda, porque todo el mundo sabía que los votos obtenidos por CP eran todos de Fraga, tal y como ocurrió en 1982; y que pretender que buena parte de ellos fuesen democristianos o liberales era más falso que un duro de madera. A todo esto, parece ser que la operación original pasaba por aliarse los del PDP y UL con el grupo parlamentario que hubiera obtenido Miquel Roca en su muy incomprensiblemente no analizada 35 años después Operación Roca y el inefable PRD (Partido Reformista Democrático) –quien cabe recordar que, en un batacazo bestial sacó 0 (cero) escaños–, y conformar una especie de derecha civilizada, alternativa al PSOE de la época.
Al final, ahí tuvimos el veranito del 86 sacándose de la manga el Congreso de los Diputados el concepto «agrupación de diputados» para que los del PDP y UL tuvieran sus grupos (y sus prebendas); el PSOE asistiendo con palomitas al show, con ratos de ojiplatez más o menos sincera; las elecciones vascas de otoño, poco antes de las cuales el candidato del PDP Julen Guimón (visto que con estas siglas iba a sacar los mismos votos que la gente que cupiera en un taxi) se pasó a CP; el conspicuo Alzaga diciendo que el cambio de partido de este hombre estaba «cantado» (!); Fraga yéndose al Parlamento Europeo en 1987 y siendo sustituido por el muy desaborido Hernández Mancha; presentación (pasándose por la entrepierna la instrucción, de la época de la Transición, del cardenal Tarancón de que ninguna opción política se autocalificase como democristiana) del PDP como Democracia Cristiana (sí, sí…) a las elecciones locales de 1987 (dejando de comparecer en las autonómicas y muchas locales, en plan de que las uvas estaban verdes), con el hostión monumental correspondiente; refundación en 1989 (un único partido, el actual Partido Popular (PP), que integra en una sola formación a los exDC, exPDP y exPL –otorgando una bestialidad de vicepresidencias a los democristianos, para que estos, pobrecitos, no se quejasen de no ser tenidos en cuenta–; presentación de Aznar como candidato en las elecciones generales de 1989 donde más o menos mantuvo el tipo, etcétera, etcétera…
En conclusión, por mucho que ahora vaya donando cuadros valiosísimos y que sea un experto en Derecho Constitucional, el señor Alzaga fue protagonista, no de una, sino de varias traiciones y manejos feísimos (nos lo hemos dejado, pero… ¡cómo puteó, ciertamente, a la UCD, en temas como la ley del Divorcio, uf!); un ejemplo a no seguir; y un tío muy soberbio y arrogante.
Un elemento totalmente prescindible, en definitiva. De lo peor de la política. Y a los hechos, antes referidos, me remito.
Otro gran antitodoloeuskaldun al que se intenta blanquear….este tipo habra condenado o no le vale con entregar la limosna??? Bula se llamaba o se le llama ( papal)???