Domingo 10 de octubre de 2021
Fue la referencia alavesa.
Así como Bujanda lo fue de Gipuzkoa, Irujo de Navarra, Ajuriaguerra de Bizkaia, Luis Mari Sánchez Iñigo lo fue de Araba.
Lo conocí estando él refugiado en Iparralde y junto con D.Iñaki Unzeta y Periko Arrizabalaga eran los alaveses de Villa Izarra en Beyris.
Supe de su empresa y de cómo había apostado por una nueva generación en la negritud de aquella noche. Asi pude conocer a Joseba Azkarraga, Patxi Ormazabal y Mikel Estabillo, personas clave que desde su juventud e inexperiencia supieron fichar a destacados profesionales de la vida social alavesa, lo que le permitió al nacionalismo liderar aquella salida de la clandestinidad. Sin ese trabajo previo quizás se hubieran consolidado los Orioles y demás casta que tanto daño hicieron a la causa vasca en tiempos de la República.
Su fallecimiento se ha destacado en Gasteiz vinculando su biografía al Celedón ya que era el único superviviente de los nueve que lo promovieron pero Luis Mari era muchísimo más. Y como nadie mejor para hablar de ello que alguien que le conoció y trabajó con él como Joseba Azkarraga le he pedido una semblanza para que en unas líneas lo retrate y nos cuente su vinculación con esta gran personalidad desaparecida.
Muy amablemente me ha contestado lo siguiente:
Patriota. Abertzale. Sin medias tintas. Siempre dijo lo que pensaba a sus interlocutores.
Muchos jóvenes de entonces, en la clandestinidad, iniciamos nuestra labor porque supo inculcarnos las ansias de Libertad que siempre le acompañaron en vida.
Luis Mari fue sobre todo un líder nato. Que no dudó en comprometerse políticamente aún a sabiendas que ello le podía ocasionar, como asi fue, carcel y exilio.
Su llegada al exilio en Iparralde consiguió remover viejas estructuras del PNV en Beyris. Y ello posibilitó el compromiso de muchos jóvenes.
Yo le conocí en abril del 77. En esa fecha comencé a trabajar en su empresa. Una empresa que sin ser cooperativa funcionaba como tal. Fue un precursor. Una parte importante de los beneficios se destinaban a quienes con el trabajabamos.
Cuando fue detenido, recuerdo que la policía le trasladó a la oficina donde yo estaba, para registrarla. El pidió permiso para darme un abrazo. Fue un abrazo intenso porque ello le permitió decirle al oído lo que tenía que esconder. Yo aún no había cumplido 17 años.
Paso carcel, en la antigua de la calle la paz. Y una vez salió , marcho al exilio al comprobar las altas penas de carcel que se pedían.
Es a partir de ese momento, mi trabajo con el, ya no solo es profesional, sino que pasa a ser de compromiso político ..,.


