ENTREVISTA CON EL PRESIDENTE (2)

Sábado 1 de julio de 2017

Leonardo Salazar, jefe de la Intendencia del Ejército de Euzkadi, escribió un relato de como fue la evacuación de Bilbao. De su cuaderno sacamos lo relativo a Trucios que lo publicaremos este fin de semana. Es lo más directo que se tiene de como funcionó aquella evacuación hace 80 años.

Leonardo Salazar, natural de Muskiz, del PNV, era un hombre práctico y en aquellos momentos de confusión se ve su capacidad de organización.

He aquí la segunda foto de aquello:

“Seguidamente me trasladé a Carranza para ordenar el traslado de mi despacho al Castillo de la Piedra donde pensaba instalarlo provisionalmente, y de regreso en Balmaseda comí con los empleados de la Delegación de Carnes. Después de comer me dirigí a Trucios entrevistándome con el Presidente a quién informé respecto a la situación de Intendencia de Euzkadi. Me ordenó que estableciera las Oficinas de la Jefatura en un punto intermedio entre Bilbao y Trucios y al manifestarle que había pensado instalarlas en el Castillo de la Piedra, en Balmaseda, le pareció excelente mi idea, diciéndome que reclamara del Consejero de Gobernación Sr. Monzón un par de motoristas, para que sirvieran de enlace entre Bilbao y la Jefatura y éstas y el Gobierno, rogándome al propio tiempo que, a ser posible, me entrevistara diariamente con él para informarle de todas las incidencias de mi Servicio. Durante la entrevista estuvo presente el Consejero de Agricultura Sr. Nárdiz, el cual me comunicó algunas medidas que había tomado para paliar la angustiosa situación del “baserritarra” vasco, que abandonando su hogar arrastraba parte de su modesto ajuar y su familia por las carreteras de Euzkadi. Como única riqueza llevaba consigo el ganado vacuno de sus caseríos y, ante el temor de que al entrar en la provincia de Santander se incautara del mismo la Conserjería de Ganadería, dispuso el Sr. Nárdiz, con muy buen acierto, que en Carranza se estableciera una oficina al frente de la cual figuraba un Veterinario del Departamento, cuya misión era tasar el precio del ganado que el pobre aldeano llevara y pagárselo en el acto, consiguiendo de esta forma entregar efectivo metálico al “baserritarra” para poder atender sus necesidades en Santander y estabular gran cantidad de ganado de vida, que convenía conservar en nuestro poder, y de muerte para las necesidades del Ejército. Me facilitó el nombre del Veterinario indicándome que me presentara a él para ponernos de acuerdo respecto a la forma en que me iría haciendo cargo del ganado destinado al sacrificio.

Sin perder tiempo me dirigí a dicho pueblo y no pude encontrar al Veterinario por hallarse en aquellos instantes dedicado a buscar prados y granjas, para estabular al ganado considerado de vida. De allí regresé hacia Balmaseda y al pasar por Arzentales observé una gran concentración de personas, ganado y vehículos procedentes de la evacuación de Bilbao y pueblos de los alrededores. Apenaba el ver la situación de tantos compatriotas nuestros que, sin hogar y lo que es peor sin artículos alimenticios para poder lleva algo a sus exhaustos estómagos, descansaban allí de su dolorosa peregrinación. Ante aquel triste cuadro y para mitigar el hambre de los evacuados allí presentes y de los que pudieran ir llegando, ordené al Intendente Sr. Eguileor instalara unas cocinas de campaña, para preparar por lo menos un buen cocido. Desde aquel momento se sirvió tanto en Arzentales como en Zalla, a todos absolutamente todos los evacuados que lo solicitaren un buen plato de cocido, un pedazo de pan y un vaso de vino.

Hice noche en el Castillo de la Piedra y durante la mañana del siguiente día (18 de junio) recibí un comunicado de Gibert diciéndome que el E.M. ordenó la retirada de Bilbao y señalándome la situación de los Depósitos de Víveres conforme a las instrucciones recibidas del mismo E.M.   El Comandante Arbex, que se había hecho cargo de la 4ª Sección por renuncia de Ramón Urrutia, indicó los pueblos de Pobeña, Montellano, Sopuerta y Ocharan para instalar los cuatro Almacenes que existían en Bilbao. Otro depósito más se montó en Traslaviña, continuando como hasta entonces los de Zalla, Balmaseda y Arzentales.

Contesté a dicho comunicado poniendo algunos reparos a los dos primeros pueblos y señalando otros emplazamientos. Al mismo tiempo le daba algunas instrucciones respecto a la forma de evacuar nuestros almacenes, talleres, convoyes, etc; ordenándole que trasladar el Taller de Raciones en Frio a la Fábrica de Conservas de Salvarrey, en Laredo y los víveres a la granja “El Castillo” en Guriezo (cedida por la Consejería de Ganadería de Santander para Parque de ganado). Allí mismo podrían montarse los talleres de reparaciones y concentrarse bajo el arbolado los camiones y coches de turismo a nuestro servicio”.

EL GOBIERNO SE INSTALÓ EN TRUCIOS (1)

Viernes 30 de junio de 2017

Leonardo Salazar, jefe de la Intendencia del Ejército de Euzkadi, escribió un relato de como fue la evacuación de Bilbao. De su cuaderno sacamos lo relativo a Trucios que lo publicaremos este fin de semana. Es lo más directo que se tiene de como funcionó aquella evacuación hace 80 años.

Leonardo Salazar, natural de Muskiz, del PNV, era un hombre práctico y en aquellos momentos de confusión se ve su capacidad de organización.

He aquí la primera foto de aquello:

“Ese día el Gobierno de Euzkadi fijó su residencia en Trucios, constituyéndose en Bilbao una Junta Delegada del mismo formada por el General Gamir Ullibari y los Consejeros Sres. Aznar, Astigarrabia y Leizaola. En el Carlton quedó al frente de todo el Secretario General de Defensa Sr. Rezola y recuerdo que aquella noche la cena fue un completo desbarajuste. Los cocineros y mujeres de la limpieza se habían trasladado a Trucios y en la despensa no dejaron víveres suficientes para todo el personal que cenó allí. Para organizar los comedores y cocinas e incluso la labor de la limpieza del edificio recurrió Rezola a mí, con el fin de que yo designara una persona que desempeñara las funciones de Intendente del Carlton, puesto que era idea del mismo el que todo el personal que trabajaba entonces allí desayunara, comiera y cenara dentro del Hotel. Es decir, que hiciera vida completa en el Carlton. Para esta misión designé al Intendente del Sector nº 3, Daniel de Unzaga y aquella misma noche comenzó su labor, encargando la labor de limpieza general a un grupo de soldados dependientes de su Depósito.

Organizado ya todo solicité permiso a Rezola para trasladarme a Trucios, para dar cuenta al Presidente de cómo quedaba montado el servicio de Intendencia, en el plan de defensa de Bilbao aprobado por el Estado Mayor.   Me concedió autorización e inmediatamente salí hacia Balmaseda donde pensaba descansar algo, pues llevaba ya dos días sin dormir. Eran las dos de la madrugada del día 17 de junio y me acompañaban en el viaje Gibert, Garamendi y Casado. Larraona, Aguirre y Kortadi salieron algo más tarde.

Tomamos la carretera de Castrejana, porque según nuestros informes la otra era batida por fuego de fusil y ametralladora. La población civil de Bilbao evacuaba ese día la Villa en grandes masas. Coches de turismo, camiones, camionetas, carros de bueyes, en fin toda clase de vehículos se empleaban ese día para realizar la evacuación. Quien no disponía de algún carruaje hacia el camino a pie, llevando a cuestas algo de sus ajuares caseros. Al bajar la cuesta nos dio el alto una patrulla de soldados, obligándonos a apagar todas las luces de nuestro coche, pues según ellos “la quinta columna” actuaba lanzando bombas de mano contra los evacuados. Un poco más adelante nos informaron que no era la “quinta columna” sino la aviación enemiga quien se dedicaba a esa reprobable labor. En esas condiciones el viaje se hacía dificilísimo, todo eran obstáculos en la carretera, que además tenía partes completamente destrozadas por el intenso bombardeo efectuado por la aviación días antes. El coche, para no atropellar a los peatones o chocar contra algún otro vehículo, tenía que ir muy despacio. Para colmo de males nos despistamos y por fin llegamos a Balmaseda a las 4 y media de la madrugada, momento en que la población abandonaba los refugios del pueblo. Los empleados de la Sección de Carnes de Intendencia, que habían instalado en Balmaseda las oficinas y matadero de reses, nos cedieron las camas que ellos ocupaban en la fonda y, gracias a esta atención, pudimos dormir unas cuantas horas.

Al levantarnos me reuní con Gibert y después de darle algunas instrucciones respecto a la forma en que debía realizar la evacuación del grueso de los víveres depositados en los distintos Almacenes Generales de Comercio y Abastecimiento, para lo cual debía emplear a los soldados del Batallón de Intendencia acuartelados en el Cinematógrafo Olimpia, le ordené que saliera hacia Bilbao teniéndome en todo momento al corriente de cuanto allí sucediera. Para el caso de que hubiera de realizarse la retirada de Bilbao también le indiqué las normas que debía seguir. Le recomendé se entrevistara en cuanto llegara con Angel de Urrutia, a quien el día anterior encomendé el mando del Batallón de Intendencia, con objeto de organizar debidamente los trabajos de evacuación de víveres, que en grandes cantidades existían en los Almacenes de Comercio”.

TENER A JUAN CARLOS CERCA, MANCHA.

Jueves 29 de junio de 2017 

Bueno, pues parece que el Emérito se ha molestado  porque no le han invitado al cuarenta aniversario de aquellas elecciones generales del 15 de junio de 1977.

El hombre tiene su corazoncito y lo considera una injusticia para su figura histórica. Responsable del 23F, responsable de una relación nada respetuosa con su mujer Sofía, responsable de amantes y cacerías, responsable de cobrar comisiones y sin que nadie sepa su fortuna, responsable  de haber sido puesto ahí por el dedo de un dictador, se considera ultrajado porque fue él, como  ha dicho, quien estaba a los mandos del camión.

Raúl del Pozo Séptico, ese columnista pelota de la Corte le pregunta versallescamente en el Mundo   si no creía que no invitarle a la conmemoración de Democracia sería como no invitarle a Napoleón a la conmemoración de la Batalla de Austerlitz. Y el tipo, creyéndose Napoleón le contesta que sí. En la pregunta y en la respuesta hay trabajo a tiempo completo para dos siquiatras. Yo, en lugar de Austerlitz, hubiera cambiado la batalla y puesto Waterloo y  su Majestad, como es un inculto de tomo y lomo, también hubiera dicho que sí. Pero lo de ayer fue su Waterloo. El día de su derrota.

Ya saben ustedes que París tiene su estación Austerlitz y Londres Waterloo. La historia es de según quien la cuenta.

Juan Carlos el Campechano es  un trasto que molesta por su conducta, por su trayectoria, por sus carcajadas sin sentido, por su borbonismo de garrafa  y ya nadie le tiene en cuenta, porque España es así, señora baronesa.

Bien es verdad que de la pifia del miércoles, tiene responsabilidad su hijo que busca que el piélago que ensucia el manto de su padre no le toque a él y por supuesto a su inmaculada  mujer.

Bonita foto para conmemorar la transición.

Lo malo es y será la pléyade  de pelotas que tratarán de desagraviarle y nos lo meterán hasta en la sopa. Y lo harán en breve.

Pero el bien, no el mal, está ya hecho.

¡Que Dios guarde al rey!. Pero bajo siete llaves.