Queremos una negociación democrática y transparente del Acuerdo Comercial Europa-USA

Martes 14 de julio de 2015

La eurodiputada de EAJ/PNV Izaskun Bilbao Barandica ha expresado el apoyo jeltzale al mandato negociador sobre el acuerdo comercial entre EEUU y Europa que votará mañana el Parlamento Europeo. Los jeltzales creen que el llamado TTIP es necesario para conseguir que los estándares internacionales sobre trabajo y comercio europeos sean la referencia dominante, para mejorar las posibilidades de las PYMES en el mercado global y estimular competencia, innovación e internacionalización. “Con el TTIP vamos a ratificar que en Europa practicamos la innovación y cuidamos el conocimiento. Europa no puede ser sólo el lugar en el que todos hablamos de ello”.

El debate sobre este mandato negociador se retrasó a esta sesión plenaria después de que en el pleno del mes pasado el presidente de la Euro-Cámara hiciese uso de su prerrogativa para retrasar la votación ante el alto número de enmiendas sobre las que no se había alcanzado un acuerdo.  En el debate de esta mañana Bilbao Barandica ha destacado que los jeltzales consideran que este documento, que regulará las relaciones comerciales entre Europa y los Estados Unidos, es “necesario” y que quieren que se firme “pronto, con una negociación más transparente y con control democrático”. El PNV  considera que si no se alcanza este acuerdo serán otras áreas de influencia económica quienes fijen los estándares mundiales sobre comercio y trabajo. Si se ponen de acuerdo dos áreas económicas de la potencia e influencia de Europa y Estados Unidos hay muchas más posibilidades de que esos estándares se parezcan a los nuestros lo más posible”, ha enfatizado Izaskun Bilbao Barandica”.

Otro de los argumentos del PNV se ha centrado en insistir en la realidad de que este acuerdo es mucho más importante para las pequeñas y medianas empresas que para las grandes multinacionales. “El TTIP  favorece a las PYMES que ofrecen el 80% del empleo y no disponen de los medios y alianzas de las multinacionales para operar en Europa y Estados Unidos”.  La apertura del mercado “estimulará la competencia. El acuerdo favorecerá la internacionalización, nuevas alianzas estratégicas inter empresas, otra forma de colaborar y competir y la aparición de nuevas oportunidades”.

Los jeltzales han hecho además hincapié en su total coincidencia con las líneas rojas que plantea la eurocámara a los negociadores que afectan entre otras materias a derechos sociales y laborales, servicios públicos, acceso al contratación pública, productos energéticos, etc.  En este apartado se incluye igualmente la garantía de que los conflictos mercantiles no los dirimirán instancias privadas.

Izaskun Bilbao ha denunciado igualmente la coincidencia de posiciones y votos que en este asunto han mantenido las formaciones de extrema derecha y extrema izquierda en el Parlamento Europeo y ha apostado por “sustituir el miedo, las dudas, los intereses particulares y el rechazo que el acuerdo suscita en los dos extremos de la cámara, por la confianza. Con el TTIP vamos a ratificar que en Europa practicamos la innovación y cuidamos el conocimiento. Europa no puede ser sólo el lugar en el que todos hablamos de ello”.

No quieren se desclasifiquen los documentos

Lunes 13 de julio de 2015

La señora VICEPRESIDENTA (Vicente González): A esta moción consecuencia de interpelación se han presentado una enmienda del Grupo Parlamentario Catalán en el Senado Convergència i Unió.

Para la defensa de la moción, tiene la palabra el senador Saura.

El señor SAURA LAPORTA: Gracias.

Vía la Entesa presentó una moción que trata de determinar que el Gobierno tomara dos iniciativas, la modificación de una ley y un nuevo acuerdo en el Consejo de Ministros, que permitan una cosa que en Europa está extendida en todos los Estados. España es el único país de la Unión Europea que no da acceso público a los investigadores delante de documentos históricos. Es vergonzoso y bochornoso que la investigación histórica en España esté enmarcada en una Ley franquista de 1968. En 1968 las Cortes franquistas aprobaron una ley que tenía una perversión o una anomalía: no fijaba el límite temporal a partir del cual los documentos calificados como secretos eran públicos, cuando todos, absolutamente todas las leyes de Francia, de Italia, de Alemania, de Gran Bretaña fijan 25, 30 o 40 años a partir de los cuales son documentos públicos. Esta era la ley franquista del 68.

En 1984 el ministro Morán tomó un acuerdo de abrir el archivo del ministerio de Asuntos Exteriores absolutamente a todo el mundo hasta 1968, y España apareció en el 84, 85, 86 hasta el 2010 como el país más avanzado en trasparencia de documentos históricos. En otoño del 2010 el Gobierno Socialista tomó dos acuerdos, mejor dicho un acuerdo y un no acuerdo. El acuerdo era que no sé por qué el ministro Morán declaró secreto prácticamente toda la política exterior de España y, por otro lado, la ministra de Defensa, Carmen Chacón, desclasificó 10 000 documentos de defensa, que no fueron finalmente aprobados por el Gobierno Socialista.

El acuerdo que tomó el ministro Morán en octubre de 2010 imposibilitaba el acceso a los documentos históricos, y en el año 2011, con la llegada del Partido Popular al Gobierno, se tomó la decisión de aplicar el acuerdo del consejo de ministros de Morán que impedía hacer públicos los documentos históricos.

A partir de aquí, se produjo una revuelta de investigadores y de historiadores, más de 400 de 17 universidades, pidiendo que se abrieran los archivos históricos de España al conjunto de los investigadores, y el ministro de Asuntos Exteriores, señor Margallo, les respondió por escrito que en agosto de 2013 el consejo de ministros adoptaría un acuerdo eliminando el de Morán y permitiría el acceso a los archivos históricos, mientras que el ministro de Defensa tomó la decisión de no desclasificar los 10 000 documentos a los que la exministra Chacón se había referido. Esta fue, repito, una clarísima reivindicación de los investigadores e historiadores.

Con este tema pasa lo siguiente: si votáramos en el pasillo, lo ganaría. Todos los diputados, todos los senadores y senadoras con los que hablo en el pasillo me dan la razón, los asesores de los ministerios me dicen que tengo razón, algún ministro me dice que tengo razón, pero nadie se pone de acuerdo en este sentido; es decir, nadie discute que es una aberración el hecho de que la investigación histórica en España esté enmarcada en una ley franquista, y no

se entiende por qué no se pueden examinar aquellos documentos de hace treinta o cuarenta años que forman parte de la investigación.

Y  produce bochorno que el otro día un investigador histórico, que tiene una beca del Gobierno, me comentara que en España no le permiten acceder a la documentación que quiere investigar y ha de ir a Londres a conseguirla. Por tanto, les planteo dos cosas: una, que el Gobierno presente un proyecto de ley de modificación de la Ley de secretos oficiales de 1968, que fundamentalmente consiste en poner un límite temporal a partir del cual los documentos son públicos, y, dos, que se anule el acuerdo del ministro Morán de octubre de 2010 para hacer posible esta investigación.

Es absolutamente ridículo que en estos momentos se niegue el acceso a las actividades clandestinas y emisiones de Radio España Independiente de 1946 a 1968, a la repatriación y el licenciamiento de las unidades expedicionarias en Ifni y en el Sáhara, a las dotaciones y los buques de guerra italianos y alemanes en puertos españoles de 1940 a 1946, o a la organización y despliegue de unidades durante la guerra civil. En definitiva, una relación de cuestiones absolutamente ridículas y bochornosas por las que no se permite el acceso a los investigadores.

El señor VICEPRESIDENTE (Lucas Giménez): Gracias, senador Iglesias.

Por el Grupo Parlamentario Vasco en el Senado, tiene la palabra el senador señor Anasagasti.

El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Señor presidente.

Como decía Bob Dylan, los tiempos están cambiando. Cuando el senador Narvay Quintero se ha despedido de la Cámara, me ha recordado a aquella imagen de la Segunda República española, cuando el diputado Ossorio y Gallardo preguntó: ¿Qué va a ser de nuestros hijos?, y se escuchó una voz que dijo: Al de su señoría le hemos hecho subsecretario. Pues aquí hay mucho senador que va de subsecretario, a los nuevos Gobiernos autonómicos. Y eso no está mal, pero estamos viviendo los últimos coletazos de la X Legislatura y, aparentemente, al Partido Popular no se le enternece el corazón y no hace algún tipo de concesión aprobando cosas que son evidentes.

Como decía el senador Saura, en pasillo, todo el mundo le da la razón, pero luego le pasa como a Adolfo Suárez: Todos me aplauden, pero nadie me vota. Pues aquí pasa algo parecido, senador Saura. Usted dijo hace tiempo que no entendía cómo la derecha española no era homologable a la alemana, esta en relación con la Guerra Mundial y la española con la Guerra Civil. Porque no se entiende que 40 años después del fallecido dictador, todavía un ministro de Defensa argumente a la petición de desclasificar documentos catalogados como secretos o reservados que no tiene presupuesto y que no puede modificar la Ley de Secretos Oficiales, mientras argumenta que ni el Gobierno ni su ministerio son contrarios a la desclasificación de estos documentos. La verdad es que uno escuchaba esto y le entraba una angustia terrible, vital: ¿pero cómo no puede hacer nada este pobre hombre? ¡Está atrapado en una maraña! Bueno, hace poco le vimos llegando en la fragata Blas de Lezo al puerto marítimo del Abra. Quizá solamente con eso hubiera habido presupuesto para desclasificar documentos.

Porque me parecía estar viendo una película de Cantinflas, con el sí pero no, pero no, pero sí. Y lo resolvía como Lincoln. No sé si ustedes vieron el pasado sábado o domingo una película que proyectó Telecinco, Lincoln, en la que el presidente de los Estados Unidos hablaba de un loro pelmazo que se levantaba todos los días diciendo que ese día era el fin del mundo: ¡El fin del mundo, el fin del mundo! Hasta que al final el dueño del loro le pegó un tiro y dijo: Efectivamente, para ti es el fin del mundo. Y se acabó el problema, ya no hubo ni loro ni problema. Pues aquí van a votar que no y no hay problema. Pero confiamos en que dentro de poco cambie la correlación de fuerzas y este tipo de iniciativas puedan prosperar.

Es verdad que los papeles han de desclasificarse y es verdad que los historiadores tienen que tener acceso a ellos. Pero argumenta el ministro que no tiene dinero y, además, le falta ese plus de voluntad política para resolver un tema que aparentemente es irresoluble.

Nosotros presentamos una moción hace unos meses que tuvo el mismo destino que va a tener esta moción consecuencia de interpelación del senador Saura, que es el cubo de la basura; y solo confiamos en que, efectivamente dentro de poco, se pueda cambiar la coloración de fuerzas, porque la política sobre la memoria en España posterior a la dictadura está marcada por una serie de desplazamientos, desvíos e ironías, y es que las elites políticas del posfranquismo usaron el legado de la dictadura para consolidar una política de silencio al servicio de la estabilidad posdictatorial, y en consecuencia el nuevo régimen democrático se sustentó en un hábito político establecido bajo el autoritarismo. El foco del pacto del olvido sobre la Guerra Civil y sus papeles y documentos sirvió de pantalla para ocultar otros temas potencialmente más revulsivos que debían ser olvidados. Al estabilizarse la democracia mediante el silencio, la democracia posfranquista generó un espacio de sociedad civil que se resuelve diciendo: No hay presupuesto, hay secretos que no se pueden tocar.

Desde el final de la II Guerra Mundial las transiciones de dictadura a democracia incluían habitualmente mecanismos elegidos por el Estado con el propósito de descubrir la verdad y proporcionar por lo menos alguna forma de reconocimiento y justicia, aunque tardía, a las víctimas de pasadas injusticias, y esto lógicamente se tiene que sustentar en documentos, papeles e historias relatadas. Pero como es bien sabido ello no ocurrió en España, donde la Ley de amnistía de 1977, promulgada tras el fin de la dictadura, auguró la libertad de todos los presos políticos, así como la inmunidad ante enjuiciamientos por crímenes políticos cometidos bajo la dictadura.

Por tanto, esta iniciativa no va a prosperar, lo cual es una lástima. Ojalá el senador Saura lo sea también en la próxima legislatura y la vuelva a presentar.

Muchas gracias, señor presidente.

El señor VICEPRESIDENTE (Lucas Giménez): Gracias, senador Anasagasti.

Por el Grupo Parlamentario Entesa pel Progrés de Catalunya tiene la palabra el senador Saura.

El señor SAURA LAPORTA: Gracias, señor presidente.

Intervendré de forma muy breve.

En primer lugar quiero desmentir o desmontar el argumento de que no hay dinero, argumento que me dio el ministro de Defensa cuando yo ya no podía replicar. Y es que desde 1984 hasta 2011 eso funcionó sin más dinero. El ministro de Asuntos Exteriores tenía abierto el Archivo General de la Administración, el Archivo Histórico Nacional y su archivo, y los historiadores iban allí y pedían la documentación, que se les daba si no estaba clasificada específicamente como secretos oficiales. Por tanto, el problema del dinero no existe.

Pero, además, no pude decirle al ministro de Defensa que el suyo es un ministerio en el que se produce muchísima diferencia entre el presupuesto inicial y la liquidación de este. En 2012 la operación de nuevos armamentos tenía un presupuesto de 684 y pasó a 1700; en 2013 pasó de 684 a 879; en 2014 de 684 a 883, y en 2015 a 1000. Es decir, el presupuesto de Defensa que aprobamos aquí sufre unas variaciones durante el transcurso del año debido a la fabricación de unos armamentos –algo que ahora no tengo tiempo de discutir− absolutamente millonarias.

Quiero leerles muy rápidamente, porque no tengo tiempo, algunos titulares publicados en los medios de comunicación: Los secretos de Estado son eternos en España. Archivos cerrados a cal y canto. Vamos a ser el farolillo rojo de Europa –advierte el historiador Ángel Viñas−. Archivos históricos, a cal y canto. España impide a los historiadores investigar en sus archivos. Exteriores; ministerio secreto. Exteriores blinda todos sus documentos. Frenado por la Ley de transparencia; la Moncloa ha decidido aparcar el tema del listado de asuntos secretos hasta la entrada en vigor de la nueva normativa. 300 historiadores exigen al Gobierno que libere 100 000 documentos del franquismo. Defensa se niega y argumenta que publicar los papeles que van del 36 al 68 dañaría la relación de España con terceros países. Hay muchos más documentos y muchos más titulares, pero solo he traído algunos.

Esto tiene una repercusión, no solo en España y en Europa, sino en el resto del mundo, porque hay diversas universidades de Estados Unidos donde historiadores importantes afirman en definitiva la necesidad de que esto se modifique. Y acabo diciendo lo que ya había dicho antes: No estamos ante un problema académico, que también, porque hay un problema académico de investigación; estamos ante la posibilidad de que los historiadores y los investigadores tengan la oportunidad de construir con más datos, con las entrevistas con los jefes de Estado, con las operaciones militares, la historia de nuestro país. Y la historia de nuestro país, mi historia, no la puede negar nadie, tampoco un ministro de Asuntos Exteriores o de Defensa que no me explican por qué lo niegan, pero que intentan que no sepamos lo que pasó. En democracia es importante para decidir el futuro saber lo que pasó y solo sabremos lo que pasó si finalmente –y estoy seguro que se logrará− se acuerda modificar la ley franquista y echar atrás el acuerdo del Consejo de Ministros de octubre de 2010, que impedía ese acceso.

Nada más. Espero que el portavoz del Grupo Parlamentario Vasco sea senador la próxima legislatura y pueda continuar votando que sí. (Aplausos).

La señora REGALADO DE LOS COBOS: Solamente quería decirle al señor Anasagasti que el ministro de Defensa no está angustiado por este asunto, se lo puedo asegurar. Ustedes, con lo de la fragata Blas de Lezo tienen una angustia vital, no lo pueden evitar, pero le aseguro que al ministro no le angustia en absoluto este asunto. (Aplausos).

 

 

 

 

 

Castelao y los Vascos

Domingo 12 de julio de 2015

El próximo 25 de julio Galicia celebra su fiesta Nacional que comienza la víspera con un homenaje a su líder más significativo, Alfonso Rodríguez Castelao. Tienen esa suerte. Desde el PP al Bloque, pasando por Podemos y el PSG, todos colocan un ramo de flores en su tumba.

¿Llegará algún día en que esto ocurra en Euzkadi con Sabino Arana?

Hace treinta años, publiqué el libro “Castelao y los Vascos”. Nacía aquel tomo del encuentro de una carpeta con correspondencia entre D. Manuel de Irujo y Castelao, la conciencia viva de Galiza. Correspondencia política del más alto interés informativo e histórico.

En el libro recogía aquella iniciativa de creación de Galeuzka tras el viaje triangular por Gernika, Barcelona y Santiago en los años veinte y treinta del siglo pasado que, en los años noventa quisimos reactivar como marca y volvimos a hacer (PNV, CIU, BNG) ese viaje triangular que puso muy nervioso al entonces gobierno de Aznar, con la conocida como Declaración de Barcelona.

Por esa fecha, 1985, Josu Bergara y el que esto firma, éramos parlamentarios en Gasteiz y Josu solía acudir a la sucursal del Banco Pastor en Deusto cuyo director era José Manuel Casal Barbeyto, gallego y galleguista (formó parte de nuestra candidatura a las elecciones europeas) y que era además Presidente de la Casa de Galicia en Bilbao. Un día comimos los tres en la Casa Vasca de Deusto y de ese almuerzo surgieron dos iniciativas: presentar el libro en la sede del Centro Galego e impulsar un día de Galiza en Euzkadi. Con más de cincuenta mil galegos, la tercera lengua más hablada en Euzkadi y doce centros galegos, creímos que la idea podía cuajar y cuajó gracias a ellos. Han sido treinta años de los “Días de Galicia en Euzkadi”. Por eso en Ermua, sin merecerlo, me dieron hace quince días La Anduriña de Plata que agradecí muy sinceramente. Y les hablé de la Biblia del galleguismo, ”Sempre en Galiza”, editado en Buenos Aires en 1944.

El libro de Castelao “Sempre en Galiza”, causó fuerte impresión, no sólo entre los gallegos residentes en la Argentina, sino también en todos los exiliados vascos y republicanos españoles. Conviene recordarlo pues tiene mucha de la actual miga política.

Este libro –más de 400 páginas en formato grande- es un documento de gran valor para cuantos se interesen en el problema que comporta la existencia de las nacionalidades, pues, aun cuando se refiere en particular a Galicia, contiene páginas de trascendencia general.

El estilo, el propio de Castelao, es muy ameno, salpicado de frases llenas de humor, anécdotas e imágenes que hacen fácil y agradable su lectura.

Su contenido, rico en enseñanzas para todos, es un canto a Galicia, con expresión histórica de su derecho a la libertad y relación de daños y ultrajes recibidos; así como una exposición demostrativa del fracaso de Castilla como rectora de los pueblos peninsulares. Y, a modo de colofón a todo ello, señala la disposición de los gallegos a concurrir a una solución confederal de la península, integrada por Castilla, Catalunya, Euzkadi y Galicia, atribuyendo a esta última la misión de incorporar a Portugal a este conjunto de nacionalidades. El actual debate no es más una resaca del inmediato ayer.

En resumen: un documento de gran valor, no sólo para justificar y defender las aspiraciones de Galicia, sino para considerar en toda su importancia y resolver en justicia el problema que entraña la presencia de las naciones peninsulares y la necesidad de proveer, mediante el respeto debido a todas ellas, al obligado concierto de sus intereses materiales y espirituales, en un apuesta de libre adhesión. Todo esto dicho hace sesenta años.

Como homenaje al libro que nos ocupa, así como en el propósito de estimular su lectura, copiamos algunos párrafos que, si no bastan para dar una idea completa de la obra de Castelao, si servirán para hacer conocer puntos de vista de interés, que esperamos permitirán al lector penetrar en la importancia y valor del libro que le recomendamos y de la visión gallega sobre Castilla. Y, que además, se lee muy fácil.

Decía Castelao:

“Su tema preferido consistía en llamarse progresistas y en acusar de retrógrados a los que no soportaban su ley. Combatían a los vascos por reaccionarios; a los gallegos, por reaccionarios; a los catalanes, por reaccionarios. Y a todo esto, las izquierdas y el mismo proletariado servían y seguían la hipócrita y taimada acusación de los centralistas. Podemos decir más: estas fuerzas luchaban a codazos para ponerse a la vanguardia del movimiento uniformista. La España castellana, que dentro del marco geográfico y cultural de Europa era extremo simétrico del Imperio Turco, se empeñó en considerar a Cataluña, Euzkadi y Galicia como países retrógrados. No se daría nada más risible si no existiera un ejército regular y la Guardia Civil para defender esta hipocresía, esta ficción, esta falsedad”.

“A toda España se le hizo creer que los vascos defendieron a don Carlos por simple fanatismo religioso, y que opusieron su ferocidad de sentimientos al liberalismo iniciado en las Cortes de Cádiz, armando tres guerras civiles con el exclusivo objeto de restaurar la Monarquía despótica; pero a nadie se le dijo que los pseudo-liberales querían abolir los Fueros Vascos y arrasar, en nombre de Castilla, la nación más original de Europa”.

“La bravura de los militares españoles era el miedo que metía miedo. El cuartel era un convento donde se juraba, se blasfemaba, se conspiraba contra el gobierno, se pelaban patatas y se tocaba la corneta. Los militares usaban bigote y padecían de catarro crónico. Se adornaban con plumas, charoles, hierros y botones dorados, para enamorar a las mujeres. Gustaban más de procesiones que de batallas. Perdían las guerras, eso es verdad, pero las perdían “gloriosamente”. Eran caballeros en el Casino y arrieros en el hogar. Llegaban a generales por riguroso turno de antigüedad y morían de prostatitis crónica. Se arruinaron comprando “marcos” y continuaban germanófilos”.

“El catolicismo español era una flor de trapo. Los clérigos eran desertores de la agricultura. Cantaban “flamenco” en vez de “gregoriano”. Vivían a costa del purgatorio y morían de indigestión o de apoplejía. Los clericales ponían en la puerta de su casa una efigie del Corazón de Jesús estampada en hojalata. Dentro del hogar vivían aconchabados con los siete pecados capitales. Compraban indulgencias y prestaban dinero al cien por cien. Por algo Dios dejó quemar las iglesias”.

“Si vamos al País Vasco nos encontraremos con un caso semejante, pero más admirable. No es que Euzkadi sea antimilitarista; es que siente incompatibilidad con los uniformes del Ejército español, al que odia cordialmente. Los capitalistas vascos crearon un gran poder financiero, incompatible con la pereza del capitalismo español, de cuya pereza ellos saben aprovecharse. Cierto que se dividían en carlistas, dinásticos y nacionalistas, pero todos juntos rechazaban el programa de la Falange Española. En cuanto a los católicos y al clero de Euzkadi, bien demostraron su incompatibilidad con los reaccionarios de secano”.

“El caso de Euzkadi es más sencillo y más fuerte. El renacimiento vasco fue iniciado por la acción del Partido Nacionalista, creado por Sabino Arana en 1895. Las bases doctrinales del nacionalismo vasco contienen afirmaciones rotundas, encaminadas a enmendar el error carlista, y sólo confiadas a la virtud y fortaleza del pueblo. Euzkadi es la única nacionalidad que se funda principalmente en las características de pueblo, y por lo tanto en la acción. No hay duda de que el País Vasco es también un “hecho de voluntad”; pero más permanente que el de Cataluña, porque se siente invulnerable a las contingencias políticas de España”.

“El aplazamiento de las autonomías –por culpa de los trámites inventados para prolongar el sistema unitario- desintegró a Navarra del País Vasco, retrasando en cinco años la fortificación de un baluarte seguro de la democracia”.

“Los catalanes, los gallegos y los vascos serían antiespañoles si quisieran imponer su modo de hablar a la gente de Castilla; pero son patriotas cuando aman su lengua y no se avienen a cambiarla por otra. Nosotros comprendemos que a un gallego, a un vasco o a un catalán que no quiera ser español se le llame separatista; pero yo pregunto cómo debe llamársele a un gallego que no quiera ser gallego, a un vasco que no quiera ser vasco, a un catalán que no quiera ser catalán. Estoy seguro de que en Castilla, a estos compatriotas les llaman “buenos españoles”, “modelo de patriotas”, cuando en realidad son traidores a sí mismos y a la tierra que les dio el ser. ¡Estos sí que son separatistas!”

He copiado estos párrafos como aperitivo de una buena lectura sobre Galicia y los gallegos, de los cuales cincuenta mil viven en Euzkadi. No lo olvidemos.