Nuestro Fortunato

Dicen los franceses que para comer con el diablo hay que llevar una cuchara muy grande. Sin embargo es una cucharilla lo que aportó Roberto Jiménez, secretario general del Partido Socialista de Navarra, para pactar con Yolanda Barcina, gran jefa de UPN. Y así le va. La portugaluja, que ha hecho del antivasquismo y del antinacionalismo su seña de identidad, ha cerrado un pacto con Rajoy que refuerza la plataforma de la derecha dura en la Comunidad Foral. Y al pobre Jiménez no le ha quedado más remedio que protestar haciendo pucheritos. ¿Qué pensaba este buen señor? Al sentarse en la vicepresidencia perdió la oportunidad de gobernar limpiamente con NaBai y ahora se ha convertido en un patético bastón de una señora que le tirará como un kleenex en la mejor oportunidad.

La política debe ser ¡demasiado camisón para Petra! para éste socialista de tan cortos vuelos. Ya lo acreditó en una buena entrevista que le hizo el periodista Javier Encinas en DEIA el domingo 24 de julio. «Este no es el gobierno que me hubiera gustado, pero no había otra alternativa mejor que esta». ¡Claro que la había! Y hará bien NaBai en agudizar las contradicciones de este pacto. De hecho, UPN no condenó el 75 aniversario del golpe militar de 1936. «Nuestra posición es muy clara -dijo Jiménez- ya que los muertos del 36 los puso la izquierda, la UGT, las juventudes socialistas, el PSOE…». Es verdad, pero omitió al nacionalismo vasco que fue triturado por Mola y sus secuaces. Seguramente Jiménez no tendrá ni idea de quien fue Fortunato Aguirre y los cientos que como Fortunato perdieron su vida aquellos días aciagos. Por eso quiero dedicarle éste recuerdo a quien fuera uno de los fundadores de Osasuna, padre del Estatuto de Estella y alcalde de esta localidad por el PNV.

Fortunato Aguirre había nacido en Arellano en 1898 y se estableció en Estella instalando un taller mecánico. Contrajo matrimonio y tuvo una hija. Viudo, se casó con Elvira Aristizabal en 1929 con la que tendría cinco hijos. En 1931 fue elegido concejal de Estella y lo primero que hizo fue lograr se aprobara éste acuerdo:

«Por feliz imposición de la omnínoda voluntad del pueblo soberano ha sido derrocada la monarquía borbónica en España. La conculcación sistemática de los derechos individuales, el desconocimiento del formidable problema ibérico, con sus diversos hechos diferenciales y sobre todo los continuos y reiterados vejámenes a la dignidad humana durante los años de la oprobiosa Dictadura, de la que justamente acabamos de salir, labraron su tumba y cavaron la fosa que acaba de ser enterrada para siempre.

Sobre esa fosa, al calor de la tierra removida y tan fructíferamente abonada estos últimos años por los sinsabores, lágrimas y hasta la sangre de tantas y tantas víctimas, ha brotado fuerte como un roble y erguida como un ciprés, la República federal española.

Nosotros los navarros, que fuimos sin duda alguna los que más ostensiblemente sufrimos los efectos desastrosos de los desaciertos borbónicos, debemos congratularnos cordialmente del advenimiento del régimen republicano federal, porque de él esperamos confiadamente, libertad, comprensión, justicia y orden, esto es, dignidad sin desprecio a las creencias trascendentes y justicia redentora para Navarra, que es y debe ser el amor de los amores de todos los navarros.

Por todo ello, el concejal que suscribe, en esta primera sesión ordinaria del primer Ayuntamiento estellés de régimen republicano, tiene el honor de someter a la aprobación de V. E. la siguiente proposición:

1° Que se acuerde por V .E. un acto de adhesión a la República federal, porque esperamos que será una República reparadora de injusticias y reconocedora de los sacratísimos derechos de Navarra, tan mermados y escarnecidos por los gobiernos de la fenecida monarquía.

2° Que se acuerde asimismo otro acto de adhesión a nuestro sacrosanto régimen foral, comprometiéndose solemnemente la corporación a recabar insistentemente y con toda energía la reintegración plena del mismo.

y 3° Que de ambos acuerdos se dé traslado a la Excelentísima Diputación Foral, al Excmo Sr. Gobernador Civil y al Excmo Señor Presidente del Gobierno Provisional.

No obstante V. E. resolverá.

Estella a veinte de abril de 1931.

Fortunato Aguirre Luquin».

El ayuntamiento de Lizarra estaba constituido por una mayoría de derechas monárquicas y una activa minoría del PNV. Más inteligente y dinámica ésta, se había impuesto en cuanto a la dirección política del municipio, personalizada en el alcalde Fortunato Aguirre. Desde esta representación formó parte de la Comisión de alcaldes de Navarra que, en unión de los restantes vascos, gestó el Estatuto cuya magna asamblea presidió en Estella en 1931.

Un hecho significativo retrata su carácter. Habíase convocado en el Ayuntamiento de Lizarra la reunión de los siete alcaldes mayores de Navarra, en acto de solidaridad con los municipios vascos en la rebeldía civil mantenida en protesta contra la política del gobierno en verano del año 1934. El gobernador de Navarra, siguiendo órdenes del ministro de la Gobernación, Salazar Alonso, mandó por telégrafo al alcalde de Lizarra que suspendiese la reunión. Agirre contestó por igual procedimiento, remozando la tradicional fórmula de la democracia foral vasca: «Se obedece, pero no se cumple.»

Había en aquella ciudad una guarnición militar de unos dos mil quinientos hombres, comprendidas las secciones de ametralladoras. Entre las colaboraciones impuestas al Ayuntamiento estaba la del arrastre de la munición, que llegaba para el cuartel facturada por ferrocarril, desde la estación a los parques. En un envío recibido a primeros de julio de 1936, al autorizar su conducción el alcalde, observó que la munición contenida en aquella remesa no era la del reglamento, cuyas características y modalidades conocía bien, por haber sido sargento en el ejército.

Suspendió la entrega de la expedición y puso el hecho inmediatamente en conocimiento del gobernador civil, el cual, previa consulta al ministro de la Gobernación, ordenó al alcalde que entregara la munición a su destino.

Así lo efectuó, aunque guardando una amarga reserva contra lo ordenado y cumplido, reserva bien razonable, puesto que el miércoles 16 de julio tenía noticia de que el general Mola, acompañado de otros militares, entre ellos los mandos de las guarniciones de Gasteiz, Logroño e Iruñea, se reunía en los claustros del Monasterio de Iratxe, a dos kilómetros de la ciudad, a las 11 de su mañana, con algunos jefes y oficiales de la guarnición de la misma, significados fascistas.

Aquel alcalde, consciente de su responsabilidad, a la vista del hecho, enjuició inmediatamente su posible trascendencia y se dispuso a detener y conducir en calidad de presos a los reunidos. A ese fin reunió la Guardia Civil bajo el mando del jefe de policía, requiriendo el auxilio de la guardia civil, a cargo de un capitán, celoso republicano, comunicando, entretanto al gobernador, por teléfono, su propósito, con la seguridad del éxito de su ejecución. Podía hacerla, puesto que dos días antes había sorprendido una reunión de fascistas en Lizarra, a los que apresó y condujo a la cárcel, no obstante haber sido recibida a tiros la guardia municipal que realizó el servicio.

El gobernador, previa consulta al ministro de la Gobernación, ordenó, intimidando al alcalde, que disolviera la concentración de fuerza, abandonando su propósito por haberle asegurado el ministro que Mola era un general adicto a la República y obediente al Gobierno.

Desconocedor Irujo de lo que en Lizarra sucedía, se hallaba en Madrid en funciones parlamentarias. Al iniciarse una sesión de la Comisión de Obras Públicas, de la que era presidente Indalecio Prieto, éste le dio la noticia, que a él había llegado, de haberse detenido al general Mola en Iruña.

Irujo se apresuró a comunicar a sus compañeros de minoría la nueva que reputaba de extraordinaria gravedad, dado el ambiente cargado de aquellos días. José Antonio Agirre, al cruzarse en los pasillos con el jefe de Gobierno, le rogó información de aquella noticia, que aquél rechazó de plano, contestando a Agirre lo mismo que el gobernador de Navarra había comunicado al alcalde de Lizarra: que Mola era un general leal a la República y que recoger aquellos infundios era labor demoledora para el prestigio del gobierno.

Es excusado decir que tanto aquel gran alcalde, como el capitán de la Guardia Civil y el jefe de Policía Municipal de Lizarra caían asesinados el 29 de septiembre de 1936.

Entiendo que Jiménez no conozca la historia de Navarra. Honor a nuestro Fortunato a los 75 años de su vil asesinato.

Todo un naufragio

Hemos tenido pleno esta semana en el Senado. Un pleno escoba ¡con siete proyectos de ley con innumerables enmiendas a todos ellos!. Las admitidas, irán al último pleno del Congreso la semana que viene pero todo ha sonado a fin de curso. Como en el colegio. Con muchas despedidas y con cajas en los pasillos llenos de boletines, libros e informes. Van a darle una mano de pintura a los despachos y se necesitan éstos libres a partir del 26, día en el que Zapatero como en el miércoles de ceniza disolverá las Cortes Generales y en polvo nos convertirá.

Y en todo momento, la pregunta: “¿Te han dicho algo?”. Se refieren a si las ejecutivas de los partidos cuentan con los allí presentes. Ni en el PSOE, ni en CIU, ni en el PP salvo contados casos, nada sabían. En el PSOE, tras los resultados de las elecciones municipales, hay cantidad de náufragos que o bien son presidentes de diputación, o presidentes de comunidad, secretarios provinciales que piden paso por encima de la nueva generación que había llegado a los escaños y realizado un buen trabajo y ahora, en plena crisis al mileurismo. Priman los Marcelino Iglesias, los Tomas Gómez, los Antich, los capo en las comunidades. Y por eso en cada proyecto de ley, la mayoría de los senadores se despedía. «Ha sido un honor formar parte de esta cámara y haber trabajado con ustedes a los que les deseo lo mejor….»  Parecía la novela «Los Diez Negritos” de Agatha Christie. Uno a uno iban desapareciendo y contrastaba la pugnacidad en la defensa de las posturas políticas frente a despedidas entrañables De verdad una pena. Despedirse es morir un poco. Y dejar de ver a gentes con las que en cuatro años has trabajado, viajado, peleado, amigado, es morir otro poco. Y es que hay partidos por ejemplo Esquerra que está abocada a no tener ningún senador. La fórmula de la Entesa (PSC, ERC e ICV), no contará con Esquerra que se suicida por optar ir sola.

Y Pio García Escudero, el portavoz del PP, en su última pregunta, estuvo incluso afectuoso con Zapatero con el que ha discutido ocho años cada quincena a cara de perro. Lo mismo hicieron Bouza y Narvay en sus preguntas de los martes. Le desearon suerte en la vida. Y estuvo bien. La política no tiene por qué ser un picadero de carne.

Interpretando a Obama

Zapatero. El presidente fue ayer el único que no valoró las palabras de Obama alertando del grave problema que puede ser España si los mercados presionan. Con un “no, gracias” rechazó hasta en dos ocasiones hacer comentarios al respecto.

RubaIcaba. Para el candidato, lo que quiso decir el presidente de EEUU es que hay que evitar que Grecia contagie a Es­paña e Italia porque “todo sería más complicado para el conjunto del mundo”.

Salgado. Aseguró que Obama insta a la UE “evitar el contagio de la crisis griega a otras economías más fuertes”.

Duran Lleida. En su opinión, Obama pecó de irresponsable. Duran afirmó que el presidente de EEUU “no está en condiciones de dar lecciones al mundo”.

Veremos que pasa el 20-N pero si en el Senado el PP ha tenido mayoría, aunque no absoluta, corremos el riesgo de que tras el 20-N la tenga y la democracia se va a empobrecer de manera sustancial. Es el miedo que se nos ha quedado en el cuerpo tras haber visto un PSOE muy desfondado y un PP, dando por hecho de que no solo ganarán, sino arrasarán. ¡Dios mío!.

Falta la paloma con botas

El pasado sábado 10 de setiembre acudí a la cita que  el BBB nos había puesto en Gernika. A las 11,30 en el batzoki. Allí nos juntamos los alcaldes de la zona con Unai Rementeria al frente, los concejales del PNV de Gernika  y fallecido Dunixi Abaitua y Miguel Ángel Aranaz no fue, fueron los  ex alcaldes Juan Luis Zuzaeta y Eduardo Vallejo. Esa semana se había denegado en el Senado y por enésima  vez  la posibilidad del traslado del cuadro «Guernica» de Pablo Picasso a la Villa Foral o al Guggenheim. Los bocetos habían estado expuestos en el Museo de  Gernika pero al cuadro se le niega el traslado con la argumentación de  su delicado estado de conservación. En el siglo XXI cuando el hombre va y vuelve de la luna, se hacen operaciones de trasplantes y se cambia la Constitución en una semana, no se puede trasladar, debidamente acondicionado  un cuadro. Algo que  no se lo cree ni el que asó la manteca.

De allí nos fuimos a la cerámica del “Guernica” que en tiempos del alcalde Vallejo se colocó en una gran pared. Saludamos al alcalde Gorroño que se extrañó de tan masiva presencia del PNV y aunque solo quería él que estuvieran allí los concejales nos pusimos todos detrás suyo. Abrió el acto, reivindicó el cuadro, otras dos concejalas  de Bildu  intervinieron y cerró él y Luís Iriondo, superviviente de la masacre y hermano del jugador del Athletic, Rafa  Iriondo de 92 años. Lo hizo  corto y claro. Dijo que no era comprensible que si Picasso había dicho que el cuadro volvía se radicara en España  cuando volviera la República, su lienzo lo habían llevado  al Reina Sofía.

Luis Iriondo ha escrito un libro de su vida que me comentó se está vendiendo muy bien y en donde  habla de  toda aquella tragedia.

Con Eduardo Vallejo y ante el Burukide Rementería, alcaldes y concejales relatamos las veces que desde el primer momento que el cuadro pisó Madrid hace ahora treinta años, hemos hecho y de cómo estuvimos a punto de conseguirlo en tiempos de Aznar, con lo que la excusa de su fragilidad nadie la cree, siempre y cuando se le trate con delicadeza. Asimismo de  como  logramos que Solana en sus  tiempos de ministro de  cultura, en lugar de traer el cuadro, nos pagó la escultura de Henry Moore que está allí al lado de  la de Chillida  y de como, gracias a las distintas negativas, íbamos logrando llenar el  gran Parque  con esculturas pioneras de artistas internacionales. Teníamos hablado una de Richard Serra  y otra, con Carmen Alborch encargada expresamente  a Fernando Botero que se llamaría «La Paloma con Botas», en alegoría a  la paz. La ministra que negociaba con Botero la adquisición de varias obras para Madrid y los aeropuertos tenía un presupuesto de cien millones y el artista le pedía 150, por lo que  Carmen Alborch nos pidió encargáramos nosotros la obra porque de esta manera  se ahorraba los cincuenta millones de pesetas de la época. Unos  seiscientos mil euros. Pero estando en eso, Felipe González disolvió las Cortes y ahí quedó el proyecto. Una  buena idea truncada.

El año que viene se cumplen 75 años del bombardeo, no solo de Gernika sino de Otxandio,  Durango, Amorebieta  y demás. Veremos si se logra algo de lo dicho. Pero todo eso dependerá del resultado del 20 N. De momento “La Paloma con botas”, espera su oportunidad.