Villar Mir, nombrado Marqués, por la monarquía del movimiento

El jueves 3 de febrero en el Boletín Oficial del Estado apareció publicado un Real Decreto firmado por «Juan Carlos R» que decía:

«La destacada y dilatada trayectoria de don José Miguel Villar Mir al servicio de España y de la Corona, merece ser reconocido de manera especial, por lo que queriendo demostrarle mi Real aprecio. Vengo en otorgarle el título de Marqués de Villar Mir para sí y sus sucesores, de acuerdo a la legislación nobiliaria española.

Dado en Madrid 3 de febrero de 2011.

Juan Carlos R».

Esta es la perla.

Ya sé que hoy un marquesado, en una sociedad de ciudadanos, no vale nada. Pero el gesto de hacer semejante reconocimiento público a un señor que fue Director General de Empleo en plena dictadura franquista en 1964, presidente de Altos Hornos de Vizcaya, empresario protegido del franquismo y ministro de Hacienda y Vicepresidente del Gobierno para Asuntos Económicos del gobierno  dictatorial de Carlos Arias Navarro del 12 de diciembre de 1975 al 5 de julio de 1976, habla no solo de él, sino de quien le otorga semejante reconocimiento basado en su “Real aprecio”.

Juan Carlos de Borbón es la herencia  que nos dejó al morir, el general Franco. Fue nombrado por las Cortes franquistas Jefe del Estado sin que hubiera un referéndum previo en 1978 para saber si la herencia de la dictadura debería continuar o no y por eso es lógico que un franquista reconozca a otro franquista. De hecho quiso celebrar  el año pasado el treinta aniversario de su coronación a los tres días de muerto Franco, sin tener en cuenta que aquello fue un acto más de la dictadura. Dentro de poco nos volverán a atufar con que nos salvó el 23 F, cuando fue el máximo responsable de aquel sangriento sainete. Todos los generales complotados, empezando por el general Armada lo hicieron en nombre del rey. Y sin embargo siguen celebrando esta farsa.

Juan Carlos de Borbón, a pesar de sus hagiógrafos, no es un demócrata, por lo que actos de este tipo son lógicos en personas que se apoyan  y premian  los unos a los otros y piden se reconozcan los méritos de gentes que fueron los soportes y ejecutores de una dictadura feroz, cruel, despiadada y asesina además de antidemocrática.

Lo malo no es que el franquista Juan Carlos lo haga. Lo malo es que todo el PSOE calle y encima le ría las gracias en lugar de decirle Zapatero: ”Oiga usted. No procede”. De ahí que seguirá nombrando marqueses a gentes de esta ralea. La impunidad con que actúa se la permiten los medios de comunicación, la censura que rodea a este Señor y los socialistas. Solo falta que en la siguiente le otorgue un Ducado a Blas Piñar. Todo se andará. Ganas  no le deben faltar.

Con Cándido y Toxo en 59″‏

El miércoles por la noche estuve en los estudios Buñuel grabando el programa de opinión 59″. Se llama así porque tienes solo 59″ para hablar. Si te pasas, el micrófono se baja y te quedas sin voz. Es una buena idea. Hace ágil el programa.

Lo dirige una vasca, Itziar Bernaola y lo conduce María Casado, una buena profesional. Y los invitados fueron Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, secretarios generales de UGT y CC.OO. Había firmado por la mañana en La Moncloa, el acuerdo sobre pensiones con el gobierno y la patronal. Los partidos políticos, no fueron.

En la tertulia estuvieron los periodistas Fernando Onega, José M. Calleja, Margarita Sáenz Diez y el director de La Razón, Francisco Maruenda.

Previamente hablamos de lo habitual. De la prohibición de fumar, de dietas, de Fraga. Méndez es persona cordial. Onega hablaba gallego con Carod Rovira, invitado por primera vez como yo. La grabación empezó a las 6:30 y terminó a las 8:15.

Lógicamente empezó el programa hablando del acuerdo suscrito. Todos coincidían que nada tenía que ver con los Pactos de La Moncloa, en su contexto histórico y en su gestación. Esto es otra cosa. Yo les pregunté el por qué no cuentan con los sindicatos vascos. Me dijeron que «qué más nos gustaría». Les dije que habían convocado una huelga que no fue general, pero que en Euzkadi hay la mitad de paro que en el estado.

Tras este capítulo, el segundo fue más polémico. Se trataron las declaraciones de Aznar diciendo que Europa se debilita si en España cada Autonomía quiere convertirse en un mini estado. Lo aparecido en Faes era mucho más fuerte.

En mi turno pregunté si Aznar hablaba en nombre del PP o de su resentimiento, al no poder blandir ahora la bandera contra ETA porque el PP había presentado en el Senado una Moción que nada tenía que ver con lo que decía Aznar. Recordé cómo estuvo en su tiempo contra la Constitución, a la que no votó, y que Bono había recordado hacía una semana como el ejército condicionó el estado autonómico para no dar la suficiente importancia a las Comunidades Históricas, Galicia, Euzkadi y Catalunya con aquel café para todos que solo fue una achicoria para todos. Nadie iba a pensar en 1977 que Madrid iba a ser una autonomía con bandera e himno y que ahora Madrid si es la que quiere ser una ciudad estado. Comenté como Aznar es un jarrón chino, imagen de Eduardo Frei que utilizaba Caldera y que yo traje aquí y que ahora Felipe González se ha apoderado de ella. Los jarrones chinos son muy valiosos pero nadie sabe dónde colocarlos.

Hice la observación sobre el hecho de que nosotros los nacionalistas somos partidarios de más Europa pero que a ello se oponen los estados europeos actuales y quien está frenando la potente organización europea con su nacionalismo chauvinista son los estados miembros de la Unión. Maruenda discrepó y dijo que solo buscábamos la independencia y convertirnos en mini estados. Carod dijo que sí. A mí me preguntaron. «Nada de miniestados, maxiestados». Había que cogerlo por ese lado ante la obsesión de la derecha a la que le sacamos allí su falta de respeto en relación con las lenguas cooficiales en el Senado.

El tercer apartado fue el de la situación del Magreb tras las revueltas en Túnez y Egipto. Acudió un analista de la Fundación El Cano muy competente. Le preguntamos el por qué nadie se enteró de lo que estaba pasando y recordé a los kreminólogos que fueron los últimos en enterarse de la caída del Muro y aquí todos los Moratinos expertos en Oriente Medio y los países árabes ni se enteraron de nada porque estaban muy cómodos validando una situación de hecho fundada en la conculcación de los derechos humanos, la tortura y la falta de libertad. Nos dijo que la mecha había sido la situación económica y una juventud que sigue lo que pasa en el mundo pero que ya no aguanta dictadores corruptos y clientelares. Quieren separación de poderes y una economía saneada que cree empleo. Fue muy interesante lo que dijo y lo bien que lo dijo.

Yo andaba urgido para ir al aeropuerto. María Casado nos preguntó a Carod y a mí si volveríamos y si habíamos estado a gusto.»¡Por supuesto!».

Susanita

Falleció ayer la  periodista  Susana Olmo. Había nacido en Madrid hace sesenta años y era una de esas periodistas de las de toda la vida. De llamadas telefónicas, de seguir la noticia, de trabajarse los temas, de formar parte de esa plantilla histórica que desde el Congreso informó sobre el inicio de la transición, de la que hacía piña con algunos diputados, de las que sabía hasta donde podía llegar con una información. De las de comidas y cenas.

A su muerte por cáncer, no le gustaba el eufemismo de «una larga enfermedad», era la jefa de la sección política de la agencia Colpisa, donde desarrolló casi toda su carrera profesional.

Formaba junto a Anabel Díez, Amalia Sánchez San Pedro, María Antonia Iglesias y algunas más, como Victoria Prego  un grupo que en su día recibió y comprendió a Xabier Arzalluz, cuando éste, como presidente del EBB viajaba a Madrid a explicar ciertas posturas políticas. María Antonia Iglesias solía decir que  formaban el «club de fans» de Xabier Arzalluz y en cierta manera así lo era. Arzalluz, con su mano izquierda y su simpatía en la distancia corta, las encandilaba y ellas le defendían de una caverna que no le podía ver ni  en pintura. Recuerdo una vez cómo a los postres de una de esas cenas madrileñas nos vino Alfredo Pérez Rubalcaba que también tenía una gran relación con este grupo.

Cuando cumplió sesenta años juntó a sus amigas y aquella fiesta fue como una especie de despedida  por mor de una enfermedad que se le había detectado en agosto de 2009. Hay que recordar que junto a Manu Leguineche  fundaron la agencia Colpisa  y de cómo tuvo un protagonismo especial en la jornada del 23 F.

Se empiezan  a ir estas  bravas mujeres  y esta Susana  a quien siempre le decía que hicieran crónicas de lo que habían vivido pues el conocimiento de aquella realidad y de  la actual  era inigualable. Descanse en paz Susana Olmo a quien en confianza llamaban Susanita.