Miércoles 20 de marzo de 2024
En esta mesa hay tres antiguos Diputados Generales y un alcalde de Bilbao (Bergara, Pradera, Gonzalez de Txabarri y Ortuondo), aparte de Iñaki Agirregomozkorta que trabaja en la segunda parte de su libro sobre la división del EAJ-PNV en 1986. La primera fue vendida y promocionada por Deia. La segunda trata de buscar testimonios de una y otra, llamémosla trinchera, para ir entendiendo aquel desastre político que dejó tantos girones en el camino y solo sirvió para debilitar al nacionalismo.
Todos los presentes han contado su partecita de la historia destacando Josu Ortuondo que era burukide del EBB y fue un hombre clave en todo aquel proceso tan duro. En pedir y volver a pedir a Garaikoetxea que no se fuera, en trabajar la candidatura de Ardanza y lograr su sí, y el día a día. Pero lo mismo Pradera haciendo hincapié en la confederabilidad, que Bergara desde el Parlamento, que Gonzalez de Txabarri, miembro del primer GBB tras la división.
Y es que una división no se puede reducir a una pelea de dos “gallos políticos” de aquel momento boreal. Era el modelo de gobernanza con un gobierno sin muchas capacidades, unas poderosas diputaciones, un enfrentamiento paulatino de personalidades que va surgiendo con la doble presidencia de Garaikoetxea en el EBB y en el Consejo General Vasco, en la pelea sindical, la defenestración del Bizkai presidido por Antón Ormaza, la retirada de las Cortes en 1980 de diputados y senadores, el boicot a Suárez a cuenta del Concierto Económico, el acuerdo con el PP en Navarra, la expulsión de los representantes navarros, la leña al fuego arrojada por medios de comunicación que querían tanto al PNV que trabajaron para que hubiera dos PNV, la elección de la capital, la paridad territorial, la ley de territorios históricos y una falta evidente, por ambas partes, de aceptar las reglas del juego de un partido con sus más y sus menos. Faltó democracia y faltó mano izquierda y el resultado está en la historia. Nada para estar orgullosos de ello. Dividió un partido, dividió familias, dividió amistades.
De eso hemos ido hablando desde la veteranía y de ver que todo ese acervo hoy no es tenido en cuenta. Se echa en falta una Zestoa 2. Una pena.
Ortuondo ha contado pormenorizadamente como fue la discusión del EBB y de Javier Atutxa para que Garaikoetxea no dimitiera y como la designación de Ardanza. Nunca estuvo en el guión que Garaikoetxea dimitiera y aquello fue un auténtico mazazo al que se le hubo de dar frente entre otras cosas la formación de un gobierno con un PNV, ganador en votos aunque perdedor en dos escaños. Y aquellas reuniones maratonianas donde por estar cerrada la casa Amadora, Olazaran e Intxausti llevaron al edificio Granada unos pollos comprados en La Palanca. Viejas historias humanas y políticas.
Nos han tenido que echar del comedor pues hubiéramos estado hasta la madrugada como cuando el EBB, tras la dimisión de Garaikoetxea, se le pidió a Ardanza que fuera al edificio Granada para que aceptase la candidatura de Lehendakari y contestó negativamente. En fin. Historias reales con conclusiones, no cuentos del abuelo cebolleta. El actual partido es heredero de aquellas decisiones. Y es bueno saber de donde venimos para saber a donde vamos.


