Domingo 8 de mayo de 2022
El título completo es “Exilio Republicano y pluralismo nacional. España, 1936-1982”. Su autor es el ex Rector de la Universidad de Santiago de Compostela y catedrático de Historia Contemporánea, Ramón Villares.
Es un libro que se lee muy bien y trata de cómo desde el exilio se fueron dando pautas democráticas y europeas que de alguna manera contextualizaron la transición política tras la muerte del dictador.
El libro fue presentado el pasado miércoles en el salón de Gogora en Bilbao por la directora Aintzane Ezenarro, el catedrático de historia de la UPV Joseba Agirreazkuenaga, su autor y yo mismo, que me lo había leído con interés y hecho muchos apuntes.
Ramón Villares da un tratamiento muy adecuado e interesante al exilio vasco al tomar como telón de fondo y al trabajar intensamente con su gran descubrimiento que ha sido el Fondo Irujo, personalidad clave que escribió toneladas de informes, cartas siendo uno de los activistas más importantes de la República durante la guerra y en el exilio así como del Movimiento Europeo. El autor enriquece el libro con una serie de informes y cartas de gran valor. Una carta de Federico Krutwig a Manuel de Irujo y su contestación así como cartas y artículos de Salvador de Madariaga, Dioinisio Ridruejo y varios dirigentes republicanos que enriquecen esta publicación.
Ramón Villares por otra parte es una persona afable, con sentido del humor, gran conversador y persona interesada por esta historia tan silenciada. Entre el público siguieron esta presentación Lorea Bilbao, Diputada de Cultura de la Diputación de Bizkaia, Txema Montero y su esposa, Josu Legarreta, Ruper Ormaza y varios más que comentaron lo mucho que les había gustado la presentación y disertación de Villares y Agirreazkuenaga. Yo recordé la impresión que me hizo un día en el que estaba en Paris esperando ser recibido por el Lehendakari Leizaola y salió de su despacho un señor mayor en dirección al Metro. Pregunté quién era y Azpiazu, el secretario del Lehendakari me dijo que José Maldonado el presidente del República española en el exilio. Un buen hombre que tras las elecciones de 1977 volvió a su Asturias silenciosamente y ahí acabó la República.
Efectivamente. Se trata de un gran aporte y reflexión sobre el artículo de la Constitución dedicado a las Regiones y Nacionalidades, Galeuzka, el Contubernio de Munich, el interior y el exterior, las guerras políticas y personales entre Prieto y Negrín así como sobre la transición. En todos estos hitos están los exiliados de 1939, su memoria republicana y su apuesta en favor de la democracia política, el europeísmo y el reconocimiento del pluralismo nacional del estado español, posiciones que acabaron siendo adoptadas por la lucha antifranquista del interior.
Por presión militar se generalizó el proceso y tras el 23F con la Loapa se le dio la puntilla al planteamiento del reconocimiento de las nacionalidades históricas, así llamadas, por el deseo del ministro Clavero el del Café para Todos aunque en 1976 solo había dos demandas nacionales, la vasca, y la catalana y presente la gallega y nada más. El resto ha sido una uniformización del modelo donde ahora encontramos que hasta Madrid es una nacionalidad histórica con himno y bandera y una presidenta victimista. En resumen. Tenemos no un estado autonómico sino 17 pequeñas Castillas en base a una mentalidad propia de la Prusia de España como decía Castelao al referirse a Castilla.
Recordaba Villares que los exiliados no tenían tierra, pero tenían libertad. Los habitantes de la España de la dictadura, tenían tierra pero no tenían libertad y que la calve fue unir Tierra y Libertad. Y no desconocer la historia, para no volver a repetirla.

