Sábado 15 de febrero de 2020

Iñaki Azkoaga, de Arrasate, es un consultor senior jubilado que reflexiona sobre asuntos varios y uno de ellos no deja de tener su interés, como es el del nombre que se le quiere dar a la nación de los vascos. Es un asunto que le interesa y ha escrito un ensayo al que ha titulado «Vasco, ¿cómo se llama tu país?.» El autor lo ha acompañado de numerosas ilustraciones y tablas para hacer su lectura fácil y agradable
Yo he discrepado, discrepo y discreparé de esa iniciativa, profundamente antisabiniana que de la noche a la mañana y gracias al poderío de EITB y gentes vinculadas a la IA están tratando de que lo que durante ochenta años llamamos Euzkadi o Euskadi sea ahora Euskal Herria por mor de un miembro de ETA que decidió iniciar una campaña al efecto. Los comunicados de ETA pasaron de llamar a Euzkadi-Euskadi para denominarla Euskal Herria.
Lo curioso del caso es que cuando nació ETA (Euzkadi ta Askatasuna) en los años sesenta se llamó así en virtud de que había detrás setenta años de lucha, una administración de guerra con este nombre, el discurso políticos de Aguirre y Leizaola, una asunción del mundo de la izquierda no nacionalista así como del grito desesperado de cientos de gudaris y milicianos muriendo con su nombre en los labios sin olvidarnos de la persecución franquista a la denominación sabiniana asumida que no era tal inquina para Euskal Herria ese vocablo cultural y geográfico que ya existía en tiempos de Sabino Arana, pero que éste quiso darle una dimensión política e innovó como innovó en otros campos, por ejemplo en el nomenclator. Me llamo Iñaki como Iñaki Azkoaga se llama Iñaki por iniciativa de Sabino Arana que quiso vasquizar los nombres religiosos de su época.
Entiendo que Navarra tiene títulos más que acreditados para que se llame así el País de los Vascos pues no en vano fue estado, fue reino, hasta que «con hurto y engaño» Fernando el Católico hizo el resto ,pero para eso tendría que haber en marcha ya una unión de los tres territorios de la Euzkadi peninsular. Y digo peninsular, que así se llamaba lo que hoy se denomina desacertadamente Hegoalde ya que Iparralde geográficamente comprendería de Bayona a Santurtzi. Pero no es el caso. Es otra discusión más.
Respeto la argumentación de Iñaki Azkoaga, pero no la comparto. Lo haría si detrás de esa asunción de Euskal Herria no hubiera habido esa espuria campaña de omitir una realidad y darle pábulo a otra para calculadamente meternos lo de Euskal herria nombre repito, permitido durante el franquismo y hecho en los últimos tiempos ,por puro antisabinianismo. La prueba es que EH Bildu se llama así.
Desgraciadamente la historia y los hechos han sido así.
Iñaki Azkoaga me ha enviado su último trabajo al respecto que reproduzco a continuación. Es éste:
He tenido la ocasión de leer, también vía twiter, el artículo de @AndoniUnzalu publicado el pasado 18 de enero en El Correo con el título “Euskadi o Euskal Herria”. Nunca me dejan de soprender las plumas que son capaces de llegar a una tesis predeterminada con recovecos surgidos de ideas creadas ex-profeso, haciendo su lectura atractiva para el ávido lector.
Así es cómo trata de situar la disyuntiva del nombre en el campo del nacionalismo vasco, atacando a este por no incorporar abiertamente en las propuestas de nuevo estatus el término Euskadi, tal y como él propone. Se olvida de que fue una decisión de la ponencia, en la que participa todo el arco político, dejar la cuestión del nombre para un momento posterior.
Para demostrar su tesis plantea ideas como que – el nacionalismo vasco no quiere fijar el término Euskadi porque ha sido interiorizado por la generalidad de la ciudadanía, algo que al nacionalismo le incomoda porque no lleva su marca, – como desean dejar su impronta se esmeran en dotar a todos los nombres una palabra adicional para que su significado sea propio del campo nacionalista, – la traducción de Euskal Herria por Vasconia puede ser reminiscencia de F. Krutwig, etc. Todo ello para llegar a desdeñar, por desleales, conceptos como la bilateralidad o el concierto político. Es decir, planteamientos que arrastran a la política, a su visión de la política, partiendo del nombre.
Quiero ser asertivo con Andoni, sus razonamientos suelen ser interesantes, independientemente de estar de acuerdo o no con sus planteamientos. Pero ese uso de la dialéctica manoseando un concepto -el del nombre- que debemos solucionar entre todos, me parece algo déjà vue al que me resisto volver.
Entiendo también que somos muchos, una mayoría diría, quienes queremos solucionar el tema del nombre de forma que no importe si uno es nacionalista-no nacionalista, nacionalista vasco-nacionalista español, izquierda-derecha, liberal-intervencionista o político-apolítico, lo que quiere decir que no moleste a casi nadie y todos -he dicho todos- independientemente de su ideología-no ideología se sientan incluidos.
Debe ser que llevo años dando vueltas a este tema del denominativo del país de los vascos, para lo que siempre he mantenido como postulado básico el que el nombre que se adopte sea inclusivo, no margine ninguna identidad, ni ideología y evite fricciones sociales. Y estoy seguro que con esta premisa, además de las personas normales y corrientes, están de acuerdo todos los partidos políticos de arco parlamentario de nuestro país.
Ello exige probablemente un gran esfuerzo, primero para escuchar, luego madurar y por último discernir, para ponerlo en común y llegar a un acuerdo. Lo que me permite recordar un concepto que le debo a Innerarity cuando opina, con palabras más atinadas que estas, que un buen acuerdo no satisface enteramente a nadie porque, para lograrlo, todas las partes se dejan algún pelo en la gatera.
Como en varias ocasiones he manifestado, soy de la opinión de que hay que buscar la solución de forma razonada y partiendo de la realidad actual. Además de tener voluntad de resolución, esto requiere una premisa adicional, es necesario aceptar que tenemos un problema, un gran problema, con el nombre.
Para visualizarlo basta con repasar el Libro de Estilo de EiTB en el que los autores han sido incapaces de resolver el problema y atinar con una solución completa, o ver la imagen de la deportista que compite con tres o cuatro nombres en su camiseta, por no recordar que seguimos con una selección de fútbol sin nombre, y así podría poner un sinnúmero de ejemplos. Vale también leer el artículo que da pie a este comentario.
Necesitamos una solución para denominar al conjunto antropológico cultural del País Vasco, es decir, el compuesto por gentes de la Communauté d’agglomération Pays Basque, de la Comunidad Foral de Navarra y de los territorios de la actual Comunidad Autónoma de Euskadi o del País Vasco. Necesitamos también una solución compartida para denominar a cada una de las partes políticas en que esta realidad cultural está dividida, de forma que ninguna invada a la otra. Y tenemos que resolverlo de manera que funcione en euskera, castellano, francés, inglés y todos los idiomas del mundo.
El problema a mi entender, aunque viene de mucho antes, se acrecentó con la redacción y posterior aceptación del denominativo que se le da a la Comunidad Autónoma de Euskadi o del País Vasco en el actual estatuto, donde sólo una parte del conjunto del país de los vascos se arrogó el nombre o los nombres que correspondían a la totalidad del ámbito antropológico cultural.
Porque, seamos serios, al llamarse Euskadi o País Vasco, se ha invadido y usurpado el nombre propio que corresponde al conjunto. Y no ha sido cosa de nacionalistas solamente, porque los socialistas han jugado el mismo papel, han participado en las instituciones y lo han aprobado de igual manera, desde el mismo principio.
Por eso no me gusta la dicotomía planteada, de que los nacionalistas son los culpables, eso de que ellos tienen que destacar, mientras los no nacionalistas, supongo que también los socialistas, no han sido cómplices, pues les basta con aceptar con normalidad el nombre País Vasco o Euskadi. Porque, precisamente, es este denominativo invasivo el causante del problema.
Tampoco me parece acertada la equivalencia recogida en el título del artículo, porque hoy, tal y como se usan, no son tan sinónimos o alternativos Euskadi y Euskal Herria. La realidad es que el término Euskadi, cada vez más, se ciñe a la actual Comunidad Autónoma de Euskadi, aunque, para muchos, supone un menoscabo añadido. Y de ello tienen tanta culpa o acierto unos como otros y me refiero a todos los partidos políticos, sin exclusión.
Por último, me gustaría dirigirme personalmente a Andoni. Quizás tengas noticia de las soluciones que voy a aportando al problema, de todas formas puedes consultarlas en mi blog. Podrás comprobar que el término Euskadi juega su role, al igual que Euskal Herria y que las propuestas planteadas atienden a todas las sensibilidades. Son alternativas pragmáticas, que seguramente dejan a muchos algo insatisfechos, pero que tratan de desbrozar un camino para el encuentro. Hasta ahora todos los comentarios que voy recibiendo son positivos.
Recordándote, como planteas, que todo nombre es un convencionalismo, te invito a convenir para tratar de dar con una solución aceptable para todos. Gura baduzu, hemen daukazu bidelaguna.

