Gratuito y sin sentido. Que me dedique un twt por algo tan evidente y que él sabe que yo no me refería a su origen, sino a su beligerancia contra la Catalunya que quiere encontrar su futuro en un plebiscito democrático. Y él sabe a qué me refería.
Periodista Digital que es un cañón más de la Brunete Mediática, término que ya he registrado, ha presentado así la noticia:
“Le va a lo de ‘mentiroso’ a Iñaki Anasagasti en la militancia (muere Xabier Arzalluz, el cínico dirigente del PNV que decía que ellos recogían los frutos de ETA).
Se quejaba el antiguo diputado vasco que en los debates se hablará de Cataluña sin que haya presente ningún catalán. (Santiago Abascal: «El traidor PNV nos ha dejado a merced de los perros rabiosos» ).
Y el líder de Cs ha saltado como un resorte para contestarle (Colas kilométricas para visitar el buque insignia de la Armada española, para cabreo de PNV, PSOE, Podemos y Bildu).
Enganchada en las redes entre Albert Rivera y el exdiputado y exsenador del PNV, Iñaki Anasagasti.
Y el político vasco se ha llevado un zasca en toda regla por negar, consciente o inconscientemente, la condición de catalán del presidente de Ciudadanos. Escribía éste:
Iñaki Anasagasti: Cosas difíciles de explicar. Puede que en los debates “a cuatro”, de rtve y de atresmedia hablen de Catalunya (seguro) y no habrá un catalán o catalana para rebatirlo. Pueden hablar de Euskadi y no habrá un vasco o vasca para rebatirlo. Muy democrático. Marca España.
Y Rivera contesta: Sr. Anasagasti, soy de Barcelona, por tanto Sí habrá un catalán candidato a la presidencia del Gobierno. Lo que no habrá es un nacionalista que llame bestias taradas a todos los españoles como Torra, ni ningún racista del PNV que diga que para ser vasco hay que tener Rh negativo.
Hasta aquí lo de Periodista Digital.
Solo un comentario. Ganas de meterse por meterse, porque sabe que él, será de Barcelona pero su Patria es España y no habrá ningún catalán en el debate que pueda defender la idea de una Catalunya independiente.
Y sobre el RH es la clásica siembra del odio de esta gente que busca argumentos excluyentes donde no los hay. Y le aclaro al Sr. Rivera que ni Xabier Arzalluz tenía RH negativo (factor Rhesus que a ustedes les pone de los nervios) ni yo lo tengo. Los dos RH positivos. Seguramente usted lo tendrá negativo porque todo lo que toca es negativo y, como decía Arzalluz, esto del RH negativo solo hay que saberlo para las transfusiones, para nada más. Búsquese otros argumentos en otro sitio más constructivo, Sr. Rivera.
Caústico opina de la quema de Puigdemont.
El poblacho sevillano en el que quemaron la efigie de Puigdemont después de fusilarle se enorgullece del acto en la cadena retrete TELE5. Si en Altsasu hubieran fusilado y quemado un muñeco de un policía, el alcalde estaría en serios apuros, varios chavales en la cárcel, la Sra. Ordóñez denunciando un delito de odio y los medios españoles berreando. España no tiene remedio. Cuidado con el nacionalismo español violento y radical. Está ahí y viene con fuerza.
Fue un acierto de Eudel el recordar el cuarenta aniversario de las primeras elecciones municipales tras la larga dictadura. En un país con poca memoria institucional, reconocer el trabajo de los demás no suele ser lo usual. Honrar, honra. Verles a aquellos veteranos, los que quedan, siendo protagonistas del aplauso de los presentes, después de haber sido los limpiadores de tantísima suciedad acumulada durante el franqusimo, fue muy importante. Gentes que se enfrentaron a ayuntamientos con olor a batracio muerto, sin medios, sin la menor experiencia, con una ETA que en 1980 mató a una persona cada tres días, y con una HB que quería en cada pleno obstruirlo todo con su irracional contrapoder, es de gente vocacional, palabra hoy de poco uso. No se dan cuenta los que escatiman reconocer el trabajo de los veteranos, que a ellos, les pasará lo mismo, porque la juventud desaparece y arrastrarán los pies y les temblarán las manos, como a nuestros meritorios ediles. Ojalá volviéramos a recuperar el respeto a los ancianos y a la gente de bien. Dicen que las sociedades funcionan cuando los ancianos plantan árboles sabiendo que no van a estar bajo su sombra.
Y es que el año 1979 fue un año clave. Fue el de la aprobación en referéndum del estatuto de Gernika, elecciones municipales y generales, como ahora, en un mes, de la ausencia del PSOE en el Aberri Eguna tras años celebrándolo, del regreso del Lehendakari Leizaola y de la lucha parlamentaria en Madrid. Xabier Arzalluz, entonces portavoz del Grupo Vasco en el Congreso, en Sukarrieta y ante la tumba vacía de Sabino Arana, decía en noviembre de ese año:
“El triunfo de Sabino no se limita a los textos jurídicos. Tres diputados generales, tres alcaldes de capital y la gran mayoría de los municipios de Euzkadi están presididos por jelkides del partido de Sabino. Su partido es el más fuerte. Su idea está presente por medio de sendos grupos parlamentarios en el Congreso y Senado de Madrid. Sus postulados fundamentales de nación, territorio, bandera, himno y lengua se han impuesto como realidades consumadas en el interior de Euzkadi y reconocidas fuera de su ámbito. Estos son los triunfos de Sabino. Des¬pués de setenta y seis años. Que no son sino un soplo en la historia de un pueblo milenario.
Y de cara al futuro, la posibilidad jurídica de ir haciendo efectivos los derechos que al pueblo vasco «como tal» le corresponden en virtud de su historia. Falta mucho por hacer realidad el sueño de Sabino. Pero lo fundamental está hecho. Las bases están marcadas. El resto depende de nosotros. Sabino Arana sentó las bases con su enunciado “Euzkadi es la Patria de los Vascos”.
Eso fue dicho en 1979.Enaltecía a Sabino como creador del nacionalismo y señalando que éste no había nacido en 1960 con Txillardegi, Julen Madariaga o Benito del Valle como se pretende ahora desconociendo todo el inmenso trabajo desarrollado por el PNV. Han pasado cuarenta años. El EAJ-PNV posiblemente, recuperará el 28 de abril los seis diputados que tenía antes de su división en 1986 y mantendrá el esquema de presencia en Diputaciones y Ayuntamientos en igualdad a lo dicho por Arzalluz porque por sobre todo tiene tras si una obra colosal que si no somos capaces de valorarla nosotros ,no lo hará nadie. Recuperar el Concierto para Gipuzkoa y Bizkaia, lograr un magnífico estatuto que está sin cumplir “porque es demasiado bueno y si se cumple los catalanes piden lo mismo y se rompe España”, como dicen en cualquier negociación, y todo eso hecho con paso de buey, ojo de halcón, diente de lobo y a veces cara de bobo. Hecho con mucha constancia, paciencia, mirada larga, sentido de la jugada y aguantar que se está en Madrid traicionado la Patria Vasca y con solo cuatro lentejitas en el plato.
En 1986 fuimos a Madrid con este lema ”Presencia y Fuerza de Euzkadi en Madrid”. Nuestro eje de actuación ha sido siempre el mismo. Recuerdo cuando en noviembre de 1990 fue Jon Idigoras al Congreso en viaje de 24 horas a montarle una bronca a Felipe González Tras su intervención, estaba en la última fila siendo el centro de una tensión que cortaba la respiración. .Y fui donde él a saludarle. ”Iñaki, deja este antro. Estar aquí no sirve para nada. La política hay que hacerla en Euzkadi” me dijo con contundencia poniendo un rictus en una cara donde sobresalían sus bigotes chorreados.”. ”Te equivocas Jon. Si queréis ser algo en Euzkadi terminareis viniendo aquí. El lehendakari Aguirre decía que si nos invitan a un congreso de bomberos, hay que ir. Y más aquí donde todas las leyes afectan a Euzkadi. Cada alubia vasca se cuece aquí”. ”Si, pero estos no son bomberos, son pirómanos”, me contestó. Aquello fue un poco sicodélico como sicodélico es, no solo que ahora los herederos de aquella HB acudan con todos los hierros a ese mismo antro, sino que pretendan darnos lecciones políticas ,a un partido que actúa en Madrid como Grupo Vasco y que lleva en el Congreso desde 1917,diciéndonos como hay que negociar en aquel ”antro español”, cuando acaban de votar en contra de los presupuestos de Sánchez ,consideran que la expresión “matar fue injusto” es impronunciable o envían un telegrama de felicitación a Trump y van a la toma de posesión de un sátrapa como Maduro.
Siempre recuerdo lo que nos contaba Irujo que le hizo a Areilza cuando éste, después de haber sido un franquista redomado, daba clases a los exiliados sobre como tenía que ser la transición. Sacó fotocopias a su ominoso discurso de julio de 1937, lo repartió, y dijo aquello de “los conversos ¡a la cola¡” O coloquialmente hay que decirle a Otegi y sus profesores de democracia aquello de “!Tarde piaste Pajarito!”, sin dejar de reconocer que tienen todo el derecho a rectificar pues solo cuando lo hacen, aciertan.
Arnaldo Otegi, mientras el PNV se fajaba en 1979 por un estatuto de diez, seguridad social incluida, formaba parte del comando que secuestró a Luis Abaitua, director de la fábrica Michelín de Vitoria-Gasteiz. Mientras el PNV estaba en la verdadera construcción nacional, ellos estaban centrados en su destrucción. Por eso hay que decirles que son bienvenidos a casa pero que lecciones, las justas, sobre todo cuando nos dicen que lo primero que van a hacer será plantear el reconocimiento del derecho de autodeterminación, planteado hace 42 años por Ortzi como gran mantra. Me recuerda un cuento en el que unos conejos se quejaban de que por la noche las aves rapaces les cazaban y uno de ellos apuntó la solución: hagamos que nos salgan plumas a las noches y nos dejarán en paz, pero cuando la asamblea le preguntó cómo hacer eso contestó: ”Ah, no lo sé, yo soy un estratega, no un táctico”.
Otegi tiene todo el derecho a jugar a ser determinante como dice, pero para eso debería abandonar el vértigo que le da pactar, algo inherente a la democracia. Pactar no es cambiar cromos, ni mercadear, sino hacer, por ejemplo, lo que hicimos en 1996 con Aznar y conseguir entre otras cuestiones la creación de Euskaltel que ahora resulta que es la joya de la corona, cuando denigraron contra ese acuerdo lo que no está escrito. Incluso el coordinador en su día de la Kale Borroka, Iker Casanova, está tan irritado por la compra de acciones de Zegona que va a someter al Gobierno Vasco a un tercer grado ante esta nueva situación. Haría mejor en condenar a Eta como se lo pide cada sábado Eneko Andueza en Radio Euzkadi cuando Casanova le solicita condene el Gal y el socialista lo hace, pero Casanova curiosamente calla vergonzosamente ante ETA. Por cierto Arzalluz fue a la sede de Génova 13,no se le cayó ningún anillo, y siguió siendo el líder del nacionalismo vasco ,pero para eso hace falta tener cuajo e ideas claras en el liderazgo.
Y, finalmente, no estaría nada mal que se homologaran como demócratas en la defensa de todos los derechos humanos. Fue penosa la superbronca de Julen Arzuaga en el Parlamento Vasco a Jusapol, pero eso no tiene el menor valor político sino hace lo mismo con los crímenes y abusos de ETA. Esa ley del embudo moral no es de recibo en democracia. Y todavía siguen sin darse cuenta de algo tan elemental.
En Navarra Geroa Bai ha querido hacer candidaturas conjuntas para el Congreso y el Senado, lográndolo en el Senado pero no así en el Congreso donde lo que le importa a Bildu es sacar su marca. Está en su derecho pero que no venga Matutes hablando de superioridades morales. Cuando superen la adolescencia se podrán hacer candidaturas conjuntas en toda Euzkadi, pactando las discrepancias y actuando con madurez en beneficio de ir fortaleciendo nuestro poder político. Mientras solo cabe darles la bienvenida a un trabajo de hormiga de cuarenta años y cuando se pongan arrogantes recordarles aquello de :¡¡Tarde Piaste Pajarito!!.
Victor Errea escribía en Euzko Deya de Buenos Aires. En pleno exilio escribió este artículo sobre el primer Aberri Eguna de la historia en 1932. Vale la pena traerlo a este 2019 desde 1932, cuando el Partido Nacionalista Vasco organizó el primer día de la Patria.
“Transcurrieron los años del régimen dictatorial del general Primo de Rivera en España. La segunda República española estaba dando sus primeros pasos y ensayaba sus sistemas y doctrinas. Se percibía el rumor multiforme de la España plurinacional, que buscaba afanosamente nuevo curso pa¬ra su vida, como el torrente que pugna hacia la inmensidad del océano por entre obstáculos. El hecho de la República, tan sencillo en su presentación mostraba ya en aquellos días toda su varia entraña. Un ser multitudinario ha-bíase incorporado y echado a andar. También nuestro aheorrojado pueblo vasco se reincorporaba y buscaba su camino después del paréntesis de ocho años. Su cau¬dal vital había permanecido apri¬sionado por el aparato coercitivo, pero en manera alguna había muerto.
Subsistía, presto siempre a reanudar la canción de la vida y esperanza, y el sentimiento vasco pudo al fin salir al aire libre. Era la Pascua de Resurrección de 1932. El Partido Nacionalista Vasco organizó el primer día de la Patria (Aberri-Eguna). Los hombres de la España de Primo de Rivera, de la España monárquica de Femando, Cisneros y Godoy, pudieron pensar que la idea de la restauración de la nacionalidad vasca había perecido durante aquellos años en los que quedaron proscritas todas sus manifestaciones explícitas y aun aquellas que respondían al mismo postulado implícitamente. Su sorpresa fue sin duda, muy grande cuando comprobaron que aquella idea del renacer euzkadiano movía de pronto a miles y miles de hijos de Euzkadi. A su conjuro, cien mil vascos de todas las comarcas dejaban la laya, el arado, la sierra, el remo y el martillo, ataban las barcas en los puertos, abandonaban, por un día grande y señalado, las herramientas de trabajo y los escritorios en las villas y se trasladaban a Bilbao, para hacer pública su fe en los destinos de un pueblo. Los trenes, los autos y los autobuses iban volcando la muchedumbre incesantemente. Inesperada revelación: Durante los años de dictadura, el sentimiento vasco había ganado en profundidad y en extensión en el espíritu del país. Con toda la organización paralizada en el curso de ocho años, apenas se dio libertad a la inspiración popular, se producía un espectáculo de tal magnitud que solamente podía concebirse como consecuencia de una larguísima y empeñada preparación.
La ciudad contemplaba impresionada, a los cien mil vascos conscientes de su nacionalidad que desfilaban por sus calles. El espíritu de Cisneros y de Godoy atisbaba desde detrás de balcones y ventanas entornadas en un gesto entre despectivo y medroso. Algún, Villalba en potencia, en la imposibilidad de manejar el rayo que incendia y destruye, llamaba, oficioso a Madrid. Y al atardecer, en el despacho del representante del Gobierno español sonaba el timbre del teléfono perentoriamente. La voz del ministro de Gobernación llegaba desde el otro extremo del hilo:
—¿Qué ocurre ahí? ¡Me han informado que hay cien mil vascos por las calles! ¿Es eso cierto?
—Es cierto, sí señor —contestaba el Gobernador Calviño.
—¿Autorizó usted esa manifestación?
—Sí, señor ministro.
—¿Sabe usted lo que supone una manifestación de cien mil personas?
—Sí señor ministro. Puede suponer muchas cosas.
Desde el punto de vista del ministro, cien mil personas desfilando por las calles de una población de menos de doscientos mil habitante, eran tanto como una perturbación fatal del orden público, el peligro cierto de una imponente algarada.
—Tranquilícese señor ministro —decía el gobernador—. El orden público no se ha alterado en lo más mínimo.
Los cien mil vascos demócratas congregados aquel inolvidable día respondían fielmente a la vieja y arraigada civilidad. No era la algarabía de unas ideas desordenadas y de unas tendencias confusas y exacerbadas, sino el sentimiento sereno y firme de un pueblo lo que en aquella jornada, se paseó por las calles de la villa de Bilbao.
Habíase ondeado la bandera vasca y el pueblo hacía acto de presencia, daba fe de sí mismo, enalteciendo la memoria del gran Sabino de Arana. Eso era todo. Sencillo y grandioso. Esperaba el pueblo la voz que le requiriese para reanudar el camino. Y el pueblo acudía a la llamada desde los caseríos, las fábricas, de los puertos de la costa, de las antiguas re¬públicas, de las villas y los baserris.
—No ha pasado ni pasará nada —tranquilizaba el gobernador civil a su superior jerárquico— alarmado intencionadamente por los que habían confiado en un letargo definitivo del espíritu nacional de Euzkadi.
Pero había ocurrido algo trascendental, algo profundo: que un pueblo habíase puesto en pie consciente de su legado histórico; que el sentimiento de ese pueblo no había perecido en la larga represión de que fue objeto. La prueba fue excepcionalmente dura y estaba salvada. En la nueva era política que se iniciaba en España, reaparecía así netamente, en toda su profundidad, el hecho vital del pueblo vasco . Los cien mil vascos congregados en Bilbao en virtud de un simple requerimiento, acababan de decir al régimen naciente con la inmensa elocuencia de aquel acto tan espontáneo: Estamos aquí. Somos un derecho, somos una historia, somos un anhelo legítimo. Una ficción se hubiera desvanecido en el transcurso de estos ocho años de dictadura de Primo de Rivera y habría sido imposible rehacerla de pronto, apenas terminado el período de opresión. Constituimos algo permanente. Nuestro desfile ordenado por esas calles, nuestra actitud, han sido labrados con los jugos de un pueblo que supo ser demócrata sin sectarismos y que entendió la nobleza del hombre con un sentido universal. No gritamos ni gesticulamos. Hemos obrado sencillamente, sin desmesuramientos. Nos hemos reunido hoy para decir sencillamente que estamos aquí. Creemos es decir bastante en estos momentos que quieren ser nuevos y renovables y justicieros.
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