Lunes 20 de enero de 2014
He estado en Madrid. Al ir le veo a Iratxe Madariaga, cónsul honoraria de Chile y mujer que va y viene a este país montando, ladrillo a ladrillo un puente entre Euzkadi y el país de la insólita orografía andina. Está contenta. Y eso está bien. Y me encuentro también con un ejecutivo vasco que iba a México. Me dice que su empresa tiene ya el 80% de de su facturación fuera y que hay cantidad de países emergentes que hay que trabajar y en este empeño se exige idiomas y pasar tiempo fuera pero que compensa. De hecho, México en el año de gobierno del nuevo presidente del PRI desanuda los nudos que han bloqueado el crecimiento del país y de seguir así se puede convertir en una potencia mundial y en la salvación de muchísimas empresas españolas. Dos imputs interesantes que saco hablando con gente activa en los aviones.
Y ya en el Senado veo un poco del debate habido el lunes en el III Foro de Transparencia y Buen Gobierno entre Chile y España. Mucho canto español a la nueva ley de transparencia, interesantes intervenciones chilenas, uno de los pocos países con seguridad jurídica y que funciona en América Latina. De repente, un profesor interviene. Y deja estupefactos a los asistentes: “Les transmito a ustedes lo que me dicen mis alumnos. Esta Cámara no funciona y la ley de Transparencia no funcionará como no funciona la justicia española. Si ésta es parcial, lenta e injusta, una ley de transparencia aquí, está de sobra. Debería haber una ley de transparencia europea que le diera rigor a esta pantomina de ley aprobada. También me dicen mis alumnos que si uno que ha robado cien millones, tardan en juzgarlo diez años, le ponen una pena, éste pide el indulto y se lo dan, ¿de qué justicia hablamos?. Y, finalmente, de que sirve disentir si como en caso de los parlamentarios catalanes del PSC, por hacerlo les quieren expulsar del partido. ¿De qué democracia hablamos?».
Pide la palabra otro señor y habla de las bondades de Vox ante el fracaso del PP. Movimiento en los asientos carraspeos. Toman la palabra funcionarios españoles y un portavoz del PP que despacha con dos palabras «los mítines escuchados”. La gente tose nerviosa.
Tengo curiosidad por saber si alguien reseña esta ruptura de la calma de los cisnes en el estanque. Seguramente que no. Y luego dicen que en el Senado no hay debate. Lo que no hay son periodistas.