Entre el viernes y el sábado de esta madrugada, me quedé clavado viendo el programa dedicado a “Irak sin yanquis” del canal Cuatro en su sección “Reporteros”. Era un trabajo dirigido por Jon Sistiaga un irunés al que conocí en su día en pasillos del Congreso. Pero como lo que a él le gusta es el reporterismo está ahora dedicado a ello con notable éxito. Vi hace poco un trabajo dedicado a Venezuela y ahora éste, valiente y con muchos ángulos para la observación. No debe ser fácil ir a mercados donde acaban de poner una bomba, hablar con gentes a la defensiva, comprobar la existencia de un país destrozado, contactar con personas que a su vez han asesinado y andar por calles y plazas de un país que sigue en guerra. Y Jon Sistiaga ha hecho este trabajo con sus compañeros que a mi me han ilustrado sobre lo que fue aquel desastre, tras la reunión de Azores y una invasión norteamericana sin ningún plan para el día siguiente.
Lo malo de este buen trabajo ha sido la hora en que exhiben estos reportajes. Terminó todo a la una y media de la madrugada con la visita a la habitación en el hotel Palestina en cuyo balcón asesinaron a José Couso, un cámara al que conocí como trabajador de ETB, en las decenas de entrevistas que nos hacían en Madrid. Allí sigue la habitación sin tocar y como quedó tras aquella tragedia sin resolver.
En lugar de tanto programa basura de salsa rosa y hablando bobadas de la intimidad de cuatro famosillos, debería ser este el horario, el prime time, donde este tipo de programas deberían verse casi en cadena. Otra sería la cultura de una sociedad a la que los hechos del 11 de setiembre, la guerra de Irak y la de Afganistán, le influye en su día a día y no lo que le pasa a Belén Esteban con su hija Andreita. Vamos, eso es lo que pienso.