CUATRO VIEJOS ROCKEROS DEL CENTRO VASCO SE REÚNEN EN BILBAO

Viernes 23 de junio de 2017

El pasado jueves 22 de junio, en el Casco Viejo de Bilbao, se reunieron a dar cuenta de un marmitako, cuatro viejos rockeros del Centro Vasco y de Euzko Gaztedi de Caracas.

La excusa fue la presencia de Jesús Gallastegi, más conocido como Billo, en la boda de un sobrino. Gallastegui, actualmente pianista del Ballet de Nueva York, vive en esta ciudad y en el Centro Vasco de Caracas era quien tocaba el órgano de la Iglesia de San José de Tarbes los primeros domingos de cada mes. También estaba en Euzkadi, Bingen Amezaga, médico en Caracas, hermano de Arantza, Xabier, Mirentxu  e hijo de  D. Vicente casado con Zuriñe Zubillaga, otra asidua en su tiempo al Centro Vasco.

Les recibieron Patxi Letamendi, médico, hijo de Karmele Urresti y de Txomin Letamendi, cuya vida ha sido novelada por el escritor de Ondarroa Kirmen Uribe. En la comida se preguntaron dónde podía estar la foto de su aita que durante años estuvo colgada en el salón central del Centro Vasco en la pared que daba al comedor.

Y también Iñaki Anasagasti que esa tarde daba una charla en el batzoki de Ondarreta recordando el centenario de la primera Diputación nacionalista de Bizkaia en 1917 bajo la presidencia de Ramón de la Sota.

Fue una comida de amigos donde pasaron revista a todas las personas y familias del Centro Vasco y a través de Facebook fueron viendo lo que hacían personas significadas de la colectividad y de aquellos años.

 

 

 

FUSILEN AL CONSEJERO ESPINOSA!!!!!

Miércoles 21 de junio de 2017

En 1978 el Consejero preautonómico de Sanidad fue Andoni Monforte. Tras la aprobación del Estatuto de Gernika en 1979 los distintos consejeros han sido Xabier Aguirre, José Manuel Freire, Iñaki Azkuna, Gabriel Inclán, Rafa Bengoa y Jon Darpón. Pero el primero en la historia fue Alfredo Espinosa Orive, fusilado ahora hace exactamente, ochenta años, y con calle en Miribilla.

Republicano, fue concejal del ayuntamiento de Bilbao y gobernador de Burgos. En la Villa vivía en la calle Ibañez de Bilbao 13, donde tenía su consulta y donde como médico desarrolló su trabajo con las gentes más humildes. En La Alhóndiga, se inauguró, hace cinco años, una exposición sobre su vida dirigida por el profesor Jon Penche. Honrar, honra.

Creo que este año no se va a hacer absolutamente nada, aunque el 1 de julio de 2016 le dieron el nombre al hospital de Urduliz el nombre de Espinosa, pero nadie lo conoce así. Osakidetza lo llama Urduliz. No tienen el menor sentido de la historia y la importancia de ella. En Madrid, el Ramón y Cajal, es el Ramón y Cajal. En Urduliz, el Espinosa es el hospital de Urduliz.

Conocí a su viuda Paquita y conozco a su hijo a quien le hice llegar documentación sobre el aviador que le traicionó a su padre y es que hace 45 años, el 26 de Junio de 1937, los franquistas fusilaron al consejero republicano del Gobierno de Euzkadi, doctor Alfredo de Espinosa y Orive.

Para la realización del hecho, dio su colaboración interesada, el piloto de aviación Yangüas, que venía prestando servicios a las órdenes de las autoridades legítimas del País Vasco y que, traicionando a la causa que decía defender, no halló escrúpulo alguno en entregar la vida indefensa del Consejero.

El extinto miembro del Gobierno Vasco cumpliendo sus funciones, hubo de trasladarse de Bilbao a Bayona acompañando, como médico, a los niños de la colonia establecida en Gorliz. Cumplida esta humanitaria misión, resolvió regresar al campo de lucha donde se encontraban sus compañeros en las tareas de gobierno. A tal efecto, tomó un avión en el aeródromo de Burdeos, cuyo mando se hallaba a cargo del piloto Yangüas. Este infame, en lugar de seguir la ruta establecida, se desvió de la misma y bajó con el aparato en la playa de Zarautz, donde los franquistas, sin riesgo alguno, apresaron al Consejero, que se hallaba completamente indefenso.

Conducida la víctima a Vitoria, trataron los franquistas de convertirle en victimario, dado que horas después de apresarle, con no pequeño júbilo, transmitieron por las radios de la península la falsa noticia de que habían detenido al consejero del Gobierno Vasco Espinosa y Orive, cuando éste huía de la zona leal cargado del dinero que había robado a los bancos…

Los que rendían culto a la verdad, a la honestidad y a la hombría de bien, sabían que Alfredo Espinosa y Orive consagró sus esfuerzos a humanizar la despiadada guerra que provocaron los sublevados. Como médico y Consejero de Sanidad, procuró, por todos los medios a su alcance, que los presos políticos vivieran en las prisiones en las mejores condiciones posibles, y movido por este sentimiento, aparecía en todo momento dispuesto a corregir injusticias y evitar persecuciones arbitrarias.

Nadie debe desconocer que Espinosa, alentado por estos sentimientos, con peligro de su vida, salió en defensa de los adversarios políticos que se hallaban detenidos en el convento de los Ángeles Custodios de Bilbao, e interpuso su influencia en beneficio de sus enemigos, impulsado por una generosidad digna de un hombre de bien.

El 23 de Junio de 1937, era juzgado en Consejo de Guerra acusado del “delito de rebelión militar en concepto de autor”. La sentencia de este “juicio sumarísimo” se cumplió tres días más tarde. Espinosa fue fusilado junto al poeta Lauaxeta. La misma suerte corrieron sus compañeros de vuelo Aguirre y Urgoiti. Emilio Urbiena fue condenado a cadena perpetua.

Cuando conoce su sentencia, Alfredo Espinosa escribe dos cartas que son dos auténticas antologías de humanidad y que, desde nuestro punto de vista, sirven para definir toda una vida. Los manuscritos están hechos con la letra firme del hombre que no teme a lo que se le viene encima.

Incapaz de sentir odio contra sus semejantes, horas antes de ser sacrificado, perdonó su ruindad y miseria a los que lo maltrataron en la prisión, pretendiendo con ello quebrar su entereza. Antes de ser colocado ante los fusiles que tan injustamente habrían de quitarle la vida, escribió una carta emocionante al Presidente del Gobierno de Euzkadi, José Antonio de Aguirre, rogándole que cuando el gobierno que presidía deliberara sobre una pena de muerte, recordaran que su última voluntad era la de que se concediera el indulto, y encargaba a la vez a su atribulada esposa que, en esos casos, se acercara siempre al gobierno en solicitud de gracia.

La carta que remitió al Lehendakari terminaba así: “Nada más querido amigo y siempre Presidente. Un abrazo muy fuerte y ¡Gora Euzkadi ¡ y ¡Viva la República!. Cuando la historia nos juzgue a todos sabrán que nosotros hicimos lo indecible por evitar la muerte a los presos y por conservar el respeto absoluto a toda idea por opuesta que fuere a la nuestra”.

Te abraza hasta siempre,

Alfredo Espinosa

En su carta al Presidente del Gobierno Vasco, hizo votos para que el sacrificio de su vida no fuera estéril ni infructuoso para su pueblo.

Llegado el instante decisivo, Espinosa, junto con el comandante Aguirre, se presentó sereno ante el pelotón alineado en el patio de la cárcel para entregar su vida por la causa de la democracia y de la libertad, dado que a la hora de su muerte, entonó un canto vibrante a su pueblo, a Euzkadi.

Ocurrió hace 80 años.

 

HEMOS PRESENTAD0 “EL OTRO PACTO DE SANTOÑA”.

Martes 20 de junio de 2017

Este martes, en Sabin Etxea, hemos presentado nuestro libro “El Otro Pacto de Santoña” La sala estaba llena de periodistas, pero, en el caso de ETB ha sacado la noticia 30 segundos a las cuatro menos cuarto, cuando nadie está atento a casi nada.

No entiendo la falta de sensibilidad de este medio que nos ilustra cada hora de cosas que nada tienen que ver con Euzkadi. A la noche ni mención. Nada. Santoña a los de ETB les importa un pìto.

Andoni Ortuzar ha hecho de maestro de ceremonias y ha recordado a tres jelkides, dos fusilados. Al alcalde de Deba, Marquiegui, al jefe de Euzko Gudarostea, Ramón Azkue y al muñidor del pacto, Juan de Ajuriaguerra, muñidor del pacto y que volvió desde Bayona para seguir la suerte de sus gudaris.

En mi intervención, he hablado de varias cuestiones como la de la personalidad de un asesino como el general Mola que nos dijo “Si no os rendís, arrasaré Vizcaya, tengo medios sobrados para ello” y he querido hacer hincapié en la falta de aviones y armamento y he leído un telegrama que el ministro Irujo, le mandó al ministro de Defensa Nacional, Indalecio Prieto en estos términos:

“Querido Prieto: Acabo de hablar con Aguirre. Me dice que aquello, Bilbao, está «muy mal». Sin aviación no se puede luchar. Hace un mes que lo están diciendo. EI fracaso del Estado en su impotencia de avia­ción puede tener consecuencias irremediables. Estamos perdiendo terreno, moral y fuerza. Y corrernos muy serio peligro de perder Bilbao y con Bilbao la guerra.

Muy afectuosamente

Irujo

23 abril 1937”

Intervino posteriormente Koldo San Sebastian que recordó que en agosto de 1937, las tropas del Ejército Vasco rendían las armas a los italianos, aliados del Gobierno franquista, en un episodio que iba a trascender a los libros de historia como el del Pacto de Santoña. La historiografía dominante asumió el carácter de traición intrínseco a la rendición, por el simple hecho de que fue un acuerdo alcanzado sin mediación del Gobierno republicano, refugiado en Valencia. No hay más Pacto de Santoña que aquel, pero era preciso contar los acontecimientos desde otra perspectiva. Los motivos que llevaron a Juan de Ajuriaguerra a volver a Laredo para entregarse junto a sus soldados, las razones que impulsaron, en definitiva, aquella capitulación, alcanzan una complejidad mayor de lo que hasta ahora hemos podido conocer.

Los dos hemos hecho, tras una revisión exhaustiva de los documentos (cartas, publicaciones periódicas, documentos oficiales etc.) y hemos publicado este libro porque estamos en posición de hablar desde el conocimiento contrastado para alejarnos del discurso manido y ofrecer, por fin, la historia del Pacto de Santoña, esta vez como no se ha contado nunca.