¿POR QUÉ NO SE ACUERDAN DE LOS ASESINADOS POR LEMOIZ?.

Lunes 12 de junio de 2017

LemoizLa Juntera bizkaina de Bildu Onintze Oleaga ha dicho que los terrenos de la inacabada central nuclear de Lemoiz serán recuperados por las instituciones vascas «gracias a iniciativas» de esta coalición.

Oleaga, con toda su caradura, hizo esta afirmación en una rueda de prensa ofrecida en Bilbao junto al portavoz de EH Bildu en las Juntas bizkaínas, Josu Unanue, para hacer balance de la mitad de la legislatura foral, en la que han incluido la recuperación de los terrenos de Lemoiz como uno de los «logros estratégicos» de su grupo.

¡Tendrán cara!

Lemoiz es una historia trágica gracias a Iberduero que, bajo la dictadura y sin consultar con nadie, decidió construir en la cala de Basordas una central nuclear a pocos kilómetros de núcleos urbanos muy poblados, sin considerar que la energía nuclear es una forma de generar energía y residuos altamente peligrosos. Pero lo hicieron o lo iban a hacer por sí y ante sí.

Pero murió Franco y todo se puso patas arriba y una cosa que iba a ser paralizada por la movilización popular la paró ETA matando a personas que no tenían más responsabilidad que la de ser trabajadores de la central en construcción. Fueron crímenes odiosos. De los que Sortu y Bildu no quieren acordarse.

El Gobierno central se ha comprometido a ceder a las instituciones vascas los terrenos que ocupa la Central de Lemoiz

Y ésto gracias al acuerdo entre el PP y el PNV por el que los nacionalistas han respaldado los Presupuestos Generales del Estado para este año 2017, cuestión que por lograrlo, el PNV ha recibido durísimos ataques de una insensata IA.

Pero ahora EH Bildu se jacta de haber presentado diversas iniciativas en los últimos años en las Juntas Generales de Bizkaia en relación con la paralizada central nuclear, entre ellas una propuesta aprobada por la Cámara foral en abril de 2016 en la que se instaba al Gobierno vasco, a la Diputación Foral y al Ayuntamiento de Lemoiz a «dar los pasos necesarios» para recuperar los terrenos.

El PNV desde las Instituciones trabajaba ya en ello pero se encontraba con la pared del estado. Bildu solo hacía demagogia sobre algo sensible y sabiendo que sin acuerdo en Madrid, nada se puede lograr. Y cuando logra ese acuerdo el PNV, va Bildu y se pone la medalla. Mayor cara dura es difícil de encontrar.

Sin mencionar el acuerdo presupuestario entre PNV y PP, Onintze Oleaga señaló, con su cara de cemento, que la recuperación de los terrenos se ha producido «gracias a las iniciativas de EH Bildu».

En cuanto al destino futuro de la zona, ha subrayado que esos terrenos pertenecían al pueblo de Lemoiz, por lo que debe ser «el pueblo» el que decida a qué destinarlos. Oleaga ha puntualizado que el destino de los terrenos de la paralizada central de Lemoiz deberá ser resuelto por los ciudadanos de Lemoiz y de Bizkaia en general.

Más demagogia.

La juntera bizkaína de EH Bildu ha opinado que las instituciones vascas «tienen un proyecto en proceso de diseño» para los terrenos de Lemoiz pero todavía han preferido no informar del mismo. Hacen bien. Y sobre todo, harán bien en no informarle de nada.

Ha indicado que las instituciones no han dicho «nada nítido» de lo que quieren hacer en esos terrenos, más allá de haber comunicado que se ha formado una comisión integrada por el Gobierno Vasco, la Diputación Foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Lemoiz para coordinar y hacer el seguimiento de la cesión de los terrenos a Euzkadi.

La construcción de la central de Lemoiz se detuvo como consecuencia de una moratoria nuclear aprobada en marzo de 1984.

Antes de su paralización, ETA perpetró durante años una oleada de atentados que costaron la vida a cinco personas: los ingenieros José María Ryan y Ángel Pascual y los trabajadores Andrés Guerra, Alberto Negro y Ángel Baños.

Tras la detención de la planta fueron varios los proyectos planteados para dar un nuevo uso a estas instalaciones, como un parque temático dedicado a la energía y la ciencia anunciado por la Diputación Foral de Bizkaia en 2002 o la posibilidad, apuntada por Iberdrola en 2007, de reconvertirla en una central de ciclo combinado.

Ninguno de ellos, sin embargo, se vio materializado y los 55.000 metros cuadrados de instalaciones inacabadas -edificios e infraestructuras básicas, porque los componentes y equipos se fueron vendiendo- continúan abandonados junto al mar, en la cala de Basordas.

Curiosamente, la heredera de aquellos atentados, Sortu, nada dice ni quiere recordar de las personas a las que ETA mató. Pero lo malo es la corta memoria que se tiene en este país y la manera tan sinvergüenza que tienen algunos de hacer mala política.

Lemoiz se recuperará a pesar de EH Bildu y de esta manipuladora de los hechos.

 

LAS TRES PERSONAS QUE AGUIRRE PIDIÓ NO OLVIDAR.

Domingo 11 de junio de 2017

LeizaolaAznar

Santiago Aznar fue el primer Consejero de Industria del Gobierno Vasco presidido por Aguirre en 1936. Secretario general de la UGT de Vizcaya (Bizkaia) había sido concejal del ayuntamiento de Bilbao y miembro de la Junta de Defensa. Con Juan Gracia y Juan de los Toyos fue uno de los tres socialistas de aquel histórico gobierno. Dimitió en 1946 por haber tratado de cumplir como socialista la cláusula de la “obediencia vasca” pedida por el PNV y evitar, como quería Prieto, que en el exilio Astigarrabia_1desaparecieran las instituciones republicanas, entre ellas el Gobierno Vasco. Fiel al Lehendakari, le acusaron de “aguirrista” y éste, dimitido Aznar, le envió a Londres a estudiar las nacionalizaciones que estaba haciendo Clement Attlee para aplicarlas en Euzkadi en la inmediata vuelta, desaparecido Franco. No pudo ser.

Yo le conocí en Caracas donde era apreciado y respetado y como andaba detrás de su nieta, esto me obligaba a ver al abuelo, que vivía en el primer piso del edificio Mirentxu, antes de ver a la nieta que vivía en el Pent House, con lo que pasé horas hablando del socialismo, de la guerra, del exilio, del viaje del oro del Banco de España a Odesa con una tripulación vasca, de los consejos de gobierno en el Carlton, en definitiva de una historia apasionante y riquísima hasta el punto que le pedí varias veces la escribiera.

Al final se rindió y me dijo que solo lo haría si el Lehendakari Leizaola se lo autorizaba, ya que había situaciones delicadas. Para mi gran sorpresa y en un carta va, carta viene, Leizaola le pidió que hiciera el esfuerzo diciéndole que una persona como él que siendo socialista había presentado en el Consejo de Gobierno en octubre de 1936 que los barcos de la flota enarbolaran la ikurriña como bandera oficial del gobierno, tenía mucho que contar. Y comenzó a escribir cosas, pero falleció en 1979. Y yo a los socialistas vascos les digo y reprocho que no investiguen y difundan la historia de su partido y que todo se quede en Ramón Rubial teniendo por ejemplo asimismo a Zugazagoitia, diputado por Vizcaja, concejal, director de El Socialista, ministro de la República y fusilado por Franco. Pero no hay manera.

Un día fui donde Aznar a que me contara la caída de Bilbao en manos de las tropas franquistas ya que había leído en el libro “De Guernica a Nueva York pasando por Berlín” varias líneas donde el Lehendakari decía: ”Nos repartíamos en dos grupos. Uno, en el que estaba yo, se dirigió a Trucíos, última localidad en tierra vasca a unos treinta kilómetros de Bilbao, desde donde dirigíamos los trabajos de evacuación. El otro grupo, constituido en Junta de Defensa Provisional, lo formaron tres ministros con el general del Ejército Vasco, los cuales permanecieron en Bilbao hasta el último momento. Cuando me despedí de ellos no creí que volvería a verlos. A Leizaola, Aznar y Astigarrabia -tres nombres que los vascos no deben olvidar- se debió la dignidad con que se desarrollaron los últimos momentos de Bilbao. Obedeciendo órdenes, los batallones vascos abrieron las cárceles y condujeron a cerca de los mil prisioneros políticos hasta las líneas enemigas, después de haber hecho cesar el fuego”. Esto pedía el Lehendakari pero le preguntas hoy a cualquiera por estos nombres y nadie tiene ni idea de ellos y de lo acontecido hace exactamente ahora ochenta años.

Con la mosca en la oreja le pregunté a Santiago Aznar el por qué en el libro del corresponsal inglés Steer “El Arbol de Gernika” solo aparecía Leizaola con una magnifica descripción contando dicha caída. ”Si que aparecí -me contestó- pero Aguirre le pidió a Steer que la quitara porque me ponía a bajar de un burro. Yo me había quejado de la continua presencia del periodista inglés en el Carlton y debí decir que más parecía un agente del Servicio secreto británico que un corresponsal del Times y esto le enfureció. Creo que debía ser verdad, cosa que no está mal, porque gracias a su denuncia del bombardeo de Gernika, el mundo supo de aquella barbaridad. Pero sí, Leizaola estuvo en el Carlton y yo en el hospital de Basurto ocupándome preferentemente de la margen izquierda donde teníamos mucha fuerza y evitamos se volara toda la industria. Mi hermano Julio, que era un socialista muy importante y activo y era el Director de Parques (material de guerra) en el Departamento de Defensa se ocupaba de toda la cartuchería, morteros, fusiles, mosquetones, carabinas, espoletas, granadas, detonadores, bombas de mano, revólveres y escopetas, en fin todo lo que nos quedaba de existencia y logró evacuar todo ese material a Santoña para mantener el ejército vasco y no fuera utilizado en destruir la industria de la margen izquierda”.

Leizaola, desde el Carlton, controló la voladura de los puentes y evitó que, entre otros lugares, se destruyera la Universidad de Deusto. Dinamiteros asturianos había horadado en su fachada huecos para poner la dinamita. Esto, injustamente, nunca se lo ha reconocido esta Universidad, lo que no habla bien de su sensibilidad.

Y hablando del ambiente del Carlton me comentó la importancia de aquel Gobierno de concentración, que no votó nunca y lo consensuó todo, y que creó de la nada una eficiente administración siendo lo primero que decretó la creación de la Universidad Vasca, en plena guerra.

Aznar en esta conversación me dio una copia de la última acta de aquel gobierno en Lehendakaritza. En esa reunión del 16 de junio de 1937 a las diez y media de la mañana se reunió todo el gobierno vasco, salvo el consejero Espinosa, con el estado Mayor y diversos militares. Por lo que se lee, es una reunión versallesca, donde todos se trataban de usted y analizaban lo poco que les quedaba y la escasez de armamento para seguir con la lucha y fue cuando decidieron evacuar la Villa.

La parte final de aquella acta dice lo siguiente:

“Preguntado el mando militar sobre la conveniencia que para los fines ulte­riores de la guerra puede representar el que muera el ejército en esta defensa imposible de Bilbao, o de rescatar la parte posible de ejército para trasladarlo a defender otras líneas que pudiera esta­blecerse a retaguardia de Bilbao, el mando ha entendido, que agotando la posibilidad de resistencia, interesa fundamentalmente la recuperación de este ejército para la defensa de otras líneas y otras posibles acciones combativas si se alteraron los recursos de que actual­mente se dispone.

Examinada la necesidad de las des­trucciones que imponga la defensa de Bilbao, expuesto al criterio del Gobierno de que deben limitarse a lo militarmente razonable, el mando se ha hecho cargo del deseo significado por el Gobierno, de que las destrucciones no deben ex­ceder de lo que reclamen las exigencias de la lucha, ya que el aniquilamiento total de la industria y de la edificación sería organizar el hambre para el mo­mento de la victoria.

Después de examinadas otras cues­tiones menos transcendentes aunque relacionadas todas con la mayor resis­tencia posible que se pueda oponer al enemigo, y señalándose que la reconquista de Santo Domingo, Monte Abril y Santa Marina, y el evitar la conquista por parte del enemigo de las posiciones de Arlotegui, Pagasarri y demás de la línea izquierda del Nervión deben ser objeto, de los mayores sacrificios, se levantó la reunión, extendiéndose la presente acta-informe, que firman por duplicado los excelentísimos señores Presidente del Gobierno de Euzkadi y General Jefe del Ejército de Euzkadi”.

El acta como se ve es muy interesante y Aznar hacía hincapié en la decisión del Gobierno Vasco de no destruir la industria pesada, los astilleros, los talleres y todos lo que era la riqueza organizada del país pues la vida continuaba y si se hacía quería decir que daban por hecho la pérdida de la guerra y daban asimismo por hecho que los que se quedaban debían pasar hambre y nuestra industria trasladada a otros lugares ya que el militar invasor entraba en Bilbao a sangre y fuego.

De allí se fueron a Trucíos donde el lehendakari firmó su conocido llamamiento a seguir en la lucha aunque, momentáneamente, nos hubieran ganado, pero nunca ganarían “el alma del pueblo vasco. Jamás”.

Hace unos años el Lehendakari Ibarretxe celebró un consejo de gobierno en el palacete donde se alojó aquel gobierno derrotado. Ochenta años después se podía volver a reunir el actual gobierno para decirle a las nuevas generaciones que aquella lucha continúa porque, efectivamente, el alma del pueblo vasco nunca fue conquistada y en aquel día, el gobierno hizo lo que era su deber hacer.