EL GOBIERNO SE INSTALÓ EN TRUCIOS (1)

Viernes 30 de junio de 2017

Leonardo Salazar, jefe de la Intendencia del Ejército de Euzkadi, escribió un relato de como fue la evacuación de Bilbao. De su cuaderno sacamos lo relativo a Trucios que lo publicaremos este fin de semana. Es lo más directo que se tiene de como funcionó aquella evacuación hace 80 años.

Leonardo Salazar, natural de Muskiz, del PNV, era un hombre práctico y en aquellos momentos de confusión se ve su capacidad de organización.

He aquí la primera foto de aquello:

“Ese día el Gobierno de Euzkadi fijó su residencia en Trucios, constituyéndose en Bilbao una Junta Delegada del mismo formada por el General Gamir Ullibari y los Consejeros Sres. Aznar, Astigarrabia y Leizaola. En el Carlton quedó al frente de todo el Secretario General de Defensa Sr. Rezola y recuerdo que aquella noche la cena fue un completo desbarajuste. Los cocineros y mujeres de la limpieza se habían trasladado a Trucios y en la despensa no dejaron víveres suficientes para todo el personal que cenó allí. Para organizar los comedores y cocinas e incluso la labor de la limpieza del edificio recurrió Rezola a mí, con el fin de que yo designara una persona que desempeñara las funciones de Intendente del Carlton, puesto que era idea del mismo el que todo el personal que trabajaba entonces allí desayunara, comiera y cenara dentro del Hotel. Es decir, que hiciera vida completa en el Carlton. Para esta misión designé al Intendente del Sector nº 3, Daniel de Unzaga y aquella misma noche comenzó su labor, encargando la labor de limpieza general a un grupo de soldados dependientes de su Depósito.

Organizado ya todo solicité permiso a Rezola para trasladarme a Trucios, para dar cuenta al Presidente de cómo quedaba montado el servicio de Intendencia, en el plan de defensa de Bilbao aprobado por el Estado Mayor.   Me concedió autorización e inmediatamente salí hacia Balmaseda donde pensaba descansar algo, pues llevaba ya dos días sin dormir. Eran las dos de la madrugada del día 17 de junio y me acompañaban en el viaje Gibert, Garamendi y Casado. Larraona, Aguirre y Kortadi salieron algo más tarde.

Tomamos la carretera de Castrejana, porque según nuestros informes la otra era batida por fuego de fusil y ametralladora. La población civil de Bilbao evacuaba ese día la Villa en grandes masas. Coches de turismo, camiones, camionetas, carros de bueyes, en fin toda clase de vehículos se empleaban ese día para realizar la evacuación. Quien no disponía de algún carruaje hacia el camino a pie, llevando a cuestas algo de sus ajuares caseros. Al bajar la cuesta nos dio el alto una patrulla de soldados, obligándonos a apagar todas las luces de nuestro coche, pues según ellos “la quinta columna” actuaba lanzando bombas de mano contra los evacuados. Un poco más adelante nos informaron que no era la “quinta columna” sino la aviación enemiga quien se dedicaba a esa reprobable labor. En esas condiciones el viaje se hacía dificilísimo, todo eran obstáculos en la carretera, que además tenía partes completamente destrozadas por el intenso bombardeo efectuado por la aviación días antes. El coche, para no atropellar a los peatones o chocar contra algún otro vehículo, tenía que ir muy despacio. Para colmo de males nos despistamos y por fin llegamos a Balmaseda a las 4 y media de la madrugada, momento en que la población abandonaba los refugios del pueblo. Los empleados de la Sección de Carnes de Intendencia, que habían instalado en Balmaseda las oficinas y matadero de reses, nos cedieron las camas que ellos ocupaban en la fonda y, gracias a esta atención, pudimos dormir unas cuantas horas.

Al levantarnos me reuní con Gibert y después de darle algunas instrucciones respecto a la forma en que debía realizar la evacuación del grueso de los víveres depositados en los distintos Almacenes Generales de Comercio y Abastecimiento, para lo cual debía emplear a los soldados del Batallón de Intendencia acuartelados en el Cinematógrafo Olimpia, le ordené que saliera hacia Bilbao teniéndome en todo momento al corriente de cuanto allí sucediera. Para el caso de que hubiera de realizarse la retirada de Bilbao también le indiqué las normas que debía seguir. Le recomendé se entrevistara en cuanto llegara con Angel de Urrutia, a quien el día anterior encomendé el mando del Batallón de Intendencia, con objeto de organizar debidamente los trabajos de evacuación de víveres, que en grandes cantidades existían en los Almacenes de Comercio”.

TENER A JUAN CARLOS CERCA, MANCHA.

Jueves 29 de junio de 2017 

Bueno, pues parece que el Emérito se ha molestado  porque no le han invitado al cuarenta aniversario de aquellas elecciones generales del 15 de junio de 1977.

El hombre tiene su corazoncito y lo considera una injusticia para su figura histórica. Responsable del 23F, responsable de una relación nada respetuosa con su mujer Sofía, responsable de amantes y cacerías, responsable de cobrar comisiones y sin que nadie sepa su fortuna, responsable  de haber sido puesto ahí por el dedo de un dictador, se considera ultrajado porque fue él, como  ha dicho, quien estaba a los mandos del camión.

Raúl del Pozo Séptico, ese columnista pelota de la Corte le pregunta versallescamente en el Mundo   si no creía que no invitarle a la conmemoración de Democracia sería como no invitarle a Napoleón a la conmemoración de la Batalla de Austerlitz. Y el tipo, creyéndose Napoleón le contesta que sí. En la pregunta y en la respuesta hay trabajo a tiempo completo para dos siquiatras. Yo, en lugar de Austerlitz, hubiera cambiado la batalla y puesto Waterloo y  su Majestad, como es un inculto de tomo y lomo, también hubiera dicho que sí. Pero lo de ayer fue su Waterloo. El día de su derrota.

Ya saben ustedes que París tiene su estación Austerlitz y Londres Waterloo. La historia es de según quien la cuenta.

Juan Carlos el Campechano es  un trasto que molesta por su conducta, por su trayectoria, por sus carcajadas sin sentido, por su borbonismo de garrafa  y ya nadie le tiene en cuenta, porque España es así, señora baronesa.

Bien es verdad que de la pifia del miércoles, tiene responsabilidad su hijo que busca que el piélago que ensucia el manto de su padre no le toque a él y por supuesto a su inmaculada  mujer.

Bonita foto para conmemorar la transición.

Lo malo es y será la pléyade  de pelotas que tratarán de desagraviarle y nos lo meterán hasta en la sopa. Y lo harán en breve.

Pero el bien, no el mal, está ya hecho.

¡Que Dios guarde al rey!. Pero bajo siete llaves.

 

UN ACTO PLANO EN LAS CORTES FRENTE AQUEL HISTÓRICO CON EL ORFEÓN.

Miércoles 28 de junio de 2017

Este miércoles se han reunido las Cortes Generales para recordar el cuarenta aniversario de las primeras elecciones democráticas, tras el fallecimiento del dictador, el 15 de junio de 1977. Y me parece muy bien. En tiempos revueltos conviene echar un poco la vista atrás para analizar el camino recorrido. Y si, además, Juan Carlos de Borbón se molesta porque no le han invitado, mejor. Sic transit gloriae mundi. Miren en que queda el motor del cambio.

Y lo celebro y me gustaría que el Parlamento Vasco, además de reconocer y recordar a las víctimas, que está muy bien y es su obligación, eche también la vista atrás, para analizar el recorrido. La historia no tiene un solo componente y aquel fue fundamental a pesar de que HB dijo en 1980 que aquellas elecciones eran para elegir un parlamentucho sin competencias y para formar un parlamento vascongado y que ellos nunca irían a él. Por eso es bueno hacer pedagogía con la historia para que la ciudadanía analice la solidez de las pretensiones de unos y otros y en que quedan aquellas ideologías de trinchera que no conducen nunca a nada salvo al enfrentamiento y a la esterilidad.

Hace cuarenta años, en marzo de 1977, en Chiberta al PNV se le conminó a no acudir a las elecciones de aquel mes de junio mientras hubiera presos en las cárceles. Les dijimos que iríamos para sacarles. Así fue. El discurso de Xabier Arzalluz se consideró el mejor de aquella primera legislatura. Tras aquella votación, no quedó un solo preso de ETA ni de ninguna sigla en las prisiones españolas. ETA se ocupó de llenar de nuevo las cárceles. Por eso a este gente tan patriota no les gusta mirar atrás ni hacer la menor autocrítica.

Tras aquellas elecciones, lo primero fue ir a Gernika, crear la Asamblea de Parlamentarios vascos y poner en marcha la reivindicación del segundo estatuto conocido posteriormente de Gernika. ETA, mientras, mataba y mataba.

En 1999 José Juan González de Txabarri era miembro de la Mesa del Congreso. Trillo su presidente. Propuso fuera el Orfeón Donostiarra a cantar en el hemiciclo. Se aprobó. En los escaños estaban Suárez, Arzalluz, González, Fraga, Guerra… y un largo etcétera. Fue un puntazo. Nada parecido al soponcio de hoy ante un panorama que ha cambiado de manera total y si bien es cierto que el acto ha sido una pequeña feria de vanidades, sobre todo porque van los reyes y todos quieren un selfi con ellos, recordar que ahí empezó a funcionar una blanda e incompleta democracia, no está mal. El sistema requiere también su liturgia y ya vemos lo que da de sí llevar bebés al hemiciclo, bautizar a los demás como la casta, besarse en exhibición pública y otras delicias de hace dos años, hechas por un Podemos que pronto se ha dado cuenta que ese camino no lleva a ningún sitio.

Es preferible el Orfeón Donostiarra cantando canciones internacionales y en euskera, gallego y catalán en la Casa de los Leones que escenitas del Café de Chinitas.

Por otra parte creo que el Parlamento Vasco, la última vez que hizo un acto parecido fue recordar un aniversario, no recuerdo cual, con un discurso de Nestor Basterretxea, autor del símbolo que está colgado encima de la Mesa. Aquello me pareció algo desorbitado   hecho por gentes, quizás bien intencionadas, que creyeron que la política es una mera anécdota. Yo no fui ante aquel disparate. No se encontrará en los anales de hechos conmemorativos de una institución, que el discurso principal fuera el de quien dibujó su símbolo, trabajo que, por cierto, fue muy bien pagado. Se puede incluir en el programa, pero no convertirlo en su parlamento principal si quieres que a tu parlamento se le respete como lugar de leyes, de debates, de encuentro, de referencia histórica, y no de anécdotas escultóricas.

Confiemos que en 2020, sea quien sea el que esté al frente de la institución, y cuando el parlamento vasco cumpla cuarenta años, se hagan las cosas con fuste y quede para las nuevas generaciones el relato de una lucha democrática seria para ir fortaleciendo con competencias consistentes a un recién nacido que en sus balbuceos no tenía ni tan siquiera sede, aunque si una parte de sus representados lo despreciaba, mientras apoyaban una enloquecida lucha armada.

Queda mucho por hacer. En dicha sede í falta Navarra e Iparralde, pero las dos terceras partes de los vascos tienen en Gasteiz su sede representativa. Y queda crear una Asociación de Parlamentarios Vascos que en su día no se pudo hacer, pero que hoy es inexplicable no exista.