Miércoles 14 de junio de 2017
“Quien dice lo que quiere, oye lo que no quiere”. Eso le ha pasado a Pablo Iglesias en su moción de censura. No le gusta le recuerden su apoyo a la dictadura venezolana, su expresión contra Mariló Montero de “pegarle hasta que sangrara”, sus desplantes y puestas en escena teatrales. De hecho parece que se está dando cuenta que el hemiciclo del Congreso no solo para él un plató de televisión, sino algo más. De hecho, ya no habla de “casta”, de “trama”, sus diputados no llevan niños para ser amamantados, no se besan de manera exhibicionista y cosas así que tanto le gustaban pero le quitaban seriedad a alguien que pretender ser presidente del gobierno de la muy tradicional España.
Y su apoyo al ejercicio del derecho de autodeterminación ha sonado en este debate a falso y a puro tacticismo. Puede decir lo contrario y no ruborizarse.
Ya lo dijo Arzalluz, ”el hombre y el mono, cuanto más suben, más se le ve el culo”. Quería decir que empezamos a conocer al verdadero Iglesias que pasa de atacar a Felipe González diciendo de él que fue el responsable del Gal y echó cal viva, a describirlo como el “Modernizador” de España. Muy interesado el muchacho en llevarse bien con lo que queda del PSOE.
Tanto él, como Irene Montero han hablado estos días más que Fidel Castro celebrando la toma del Cuartel Moncada. Pero en política, tú puedes intervenir como un loro y aburrir al personal o tan solo cinco minutos y llevarte el gato al agua como lo logró Ana Oramas.
El cruce de reproches entre Oramas e Iglesias fue el martes de los más duros en el turno del grupo mixto en el debate de la moción de censura de Podemos.
Así, después de que una primera intervención en la que Oramas le reprochó a Iglesias montar este «debate televisivo de propaganda de Podemos», el candidato desabridamente le recomendó a la diputada que CC se presente junto al PP en las elecciones de las islas, porque coinciden «la cercanía con la corrupción» y la aplicación de «políticas que han empobrecido a las mayorías sociales».
Además, Iglesias le reprochó a Oramas «la vergüenza» de haber dicho que este debate cuesta dinero a los ciudadanos cuando la corrupción del PP supone 48.000 millones de euros al año, según la Comisión Nacional de la Competencia.
«Yo sé que a usted no le gustan las mujeres no sumisas», le contestó el martes Oramas provocando los abucheos de Podemos. Pero ha continuado y le ha dicho a Iglesias que ese «tonito machista» que usa «con periodistas y políticas» es «problema suyo».
Acto seguido, la diputada de Coalición Canaria subrayó que ella puede rendir cuentas a sus electores porque en su momento votó la candidatura de Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno y apostó por el cambio político en España. «Usted tendrá que explicar por qué no ha habido cambio político», apostilló mirando a Iglesias.
Ana Oramas también aprovechó su turno de dúplica para señalar que conoce bien Venezuela, como la palma de su mano, desde hace treinta años y llamó la atención sobre «gente» como Iglesias que han «destrozado un país y la vida de muchos venezolanos y muchos canarios» allí.
«No vamos a apoyar, ni ahora ni nunca, un proyecto como el suyo», le dijo Oramas para volver a concluir con la letra de la canción «Puro teatro» para definir este debate: «Falsedad bien ensayada/ poderoso simulacro», dijo. Pocas palabras para darle tal gancho con la izquierda que dejó a Iglesias grogui.
Unas acusaciones que se han llevado la respuesta, también en forma de reproche, de Iglesias. «Su intervención no merece respuesta ninguna», le ha dicho primero a la diputada canaria, para subrayar después que tanto la bancada socialista como la popular la han aplaudido. Iglesias haciendo amigos.
A todos ellos les ha recomendado que no aplaudan a «tránsfugas», que están «dispuestos a venderse a quien les pague más».
Iglesias fue de IU.


