UNA VISITA A PAUL AGUIRRE

Viernes 7 de agosto de 2015

IMG_6530Paul Aguirre vive en Bayona en una bonita casa de las que hay tantas en Iparralde cerca del río. Y eligió vivir en Bayona pues, a pesar de haber nacido en Bilbao y sufrido el bombardeo de Durango, su familia se tuvo que refugiar en Euzkadi continental y él hizo sus primeros estudios en aquellos años de guerra bajo pensum francés y le gustó su cultura.

Emigrado a Venezuela hizo fortuna en la construcción y fue un mecenas para aquella Radio Euzkadi clandestina que funcionaba con sus emisiones de onda corta a sesenta kilómetros de Caracas, en Santa Lucía, teniendo su estudio de grabación en la capital de Venezuela donde se grababan sus programas de media hora y donde un andino, Pedro Briceño, llevaba la cinta (el talo) a Macuto (el lugar de emisión). Allí vivía en la medio selva Ixaka Atutxa un gudari del Jagi Jagi, natural de Galdakao, que ponía a funcionar todos los días los emisores Pedro y Pablo, y cuyas ondas llegaban a la Euzkadi aherrojada por el franquismo.

Los fines de semanas para paliar la soledad de aquel hombre, el Grupo de EGI de Caracas, tenía que hacer guardia una vez al mes y allí iban unos cinco jelkides a charlar con Ixaka, dejarle ganar al mus, contar chistes y escucharle sus aventuras .Entre ellos Paul Aguirre.

Paul Aguirre fue presidente del Centro Vasco de Caracas en 1975 y en aquel Aberri Eguna organizó como Junta Directiva la visita de Don Manuel de Irujo desde Paris. El viaje, con un Franco medio moribundo y con unas expectativas políticas que se consolidaron en noviembre de 1975, fue todo un éxito. Don Manuel, estuvo en todo momento acompañado por Paul Aguirre ya que el domingo 23 de marzo de aquel año 75 comenzaron los actos en el Centro Vasco con misa en el frontón, ofrenda floral ante el monumento al gudari y apertura de un concurso de ideas para un nuevo monumento.

Paul Aguirre le había enviado a Don Manuel una carta en la que su Directiva le había hecho presidente de honor del Centro Vasco, cosa que Irujo agradeció emocionado.

Finalizaba su carta el ex ministro navarro de esta manera:

”Dije que consultaría mi viaje con el médico. Lo he hecho. El médico me dice que no olvide que he cumplido 83 años, pero que si yo me siento obligado a hacer el viaje puedo realizarlo. Si ustedes entienden que mi presencia puede ser útil para la celebración de los actos del Aberri Eguna y para la vida de ese Centro Vasco, estoy a su disposición en tanto que mi salud me lo permita. Yo no me he negado nunca a una gestión patriota. Repito mi reconocimiento y gratitud. Manuel de Irujo”.

El domingo 30 de marzo se celebró por todo lo alto el Aberri Eguna dando comienzo el mismo con una ofrenda floral al Libertador en la Plaza Bolivar. Tras la misa en la iglesia de San José de Tarbes, se dio apertura en el Centro Vasco a una exposición, el izamiento de las banderas, y por la tarde y tras la comida de hermandad, partido de pelota y alarde de bailes vascos. Setenta jóvenes de todas las edades llenaron el frontón ofreciendo un espectáculo precioso a un frontón lleno hasta los topes.

El Lunes 31 Don Manuel se reunió con el Grupo EGI que llevaba a cabo las emisiones de Radio Euzkadi. Al día siguiente se entrevistó con el ex presidente Rafael Caldera en su quinta llamada Tinajero. Previamente se le había entrevistado en el Canal 8 de televisión, en la revista Resumen y  posteriormente le entrevistaron en la revista Bohemia, el periódico 2001, y el diario Al Cierre. Por la noche tuvo una cena con la Junta Extraterritorial del PNV.

El jueves 3 de abril Don Manuel grabó el programa de televisión “Lo de Hoy” en el Canal 2 con la reconocida pareja de periodistas Sofia Imber y Carlos Rangel. Al día siguiente, en horas de la tarde y en los salones del Centro Vasco la Directiva agasajó al grupo de bailes EGIA por la brillante actuación del día de Aberri Eguna. El sábado 5 almorzó con republicanos antifranquistas y por la tarde tuvo lugar un Foro abierto sobre la situación vasca dentro del Movimiento Europeo y posteriormente contestó preguntas de todo tipo de los allí persentes. El domingo 6 visitó el Centre Catalá y el martes 8 un periodista puntero Pedro Berroeta le hizo una larga y muy aguda entrevista en televisión. El miércoles 9 merendó con la directiva de Emakume Abertzale Batza y posteriormente mantuvo una cordial entrevista con los miembros de ANV.

Al día siguiente visitó la lkastola Euzkadi-Venezuela que funcionaba en el propio Centro Vasco, donde 130 niños hacían su primaria y lo hacían en euskera y el viernes 11 Don Manuel fue proclamado presidente de honor del Centro Vasco de Caracas en brillante ceremonia Don Manuel subió las escaleras del Centro bajo los aros del grupo de baile. En dicho acto habló el ex Consejero e industria del Gobierno Vasco D. Santiago Aznar. Don Manuel le agradeció con muy sentidas palabras. A un socialista consecuente que había formado parte del primer Gobierno Vasco de Aguirre.

Y no sigo pues recuerdo haber vivido volcado con Paul Aguirre en aquella agitación organizativa que hicimos en la colectividad vasca. Don Manuel visitó la Expotecnia donde había empresarios vascos, cena con el Dr. Gómez Malaret, visitó la Fundación La Salle y allí le atendió el Hermano Ginés, se entrevistó en el Palacio de Miraflores con el secretario general de la presidencia ya que el Presidente Carlos Andrés Pérez estaba fuera del país, cenó en el Centre Catalá en el Sopar de Germanor, se entrevistó con el presidente del Congreso Gonzalo Barrios y el jueves 17 de abril salía para Buenos Aires done vivía parte de su familia

Fue un viaje muy productivo que recordé con Paul Aguirre este jueves en su casa de Bayona y que no se hubiera podido realizar de no haber sido por un volcado Paul.

El 15 de agosto Paul Aguirre cumple 88 años y no quería pasase la fecha sin recordar a este abertzale vasco que silenciosamente ha sido una de las personas que con su trabajo sencillo y callado ha hecho mucho por este país desde los lugares en los que la vida le ha llevado.

I FORO INTERNACIONAL DEL EXILIO “LAS FRONTERAS DEL EXILIO”

Viernes 7 de agosto de 2015

A Coruña, Fundación Luis Seoane

Buenas Noches.

Créanme que es para mí un honor estar aquí con ustedes, cincuenta años después de que

Un barco de la Trasatlántica Española, el Marqués de Comillas, atracara en A Coruña en

Marzo de 1955. No había vuelto a esta ciudad desde entonces.

En ese viaje viajaba con mi madre y mis otros tres hermanos. Mi padre se había quedado

En Caracas (Venezuela) ya que en su ficha ponía un dato que era toda una sentencia:

«separatista peligroso, perseguirlo en el exterior».

Yo no sabía, en virtud de mi poca edad, que era todo eso, aunque algo había intuido en la travesía ya que un mal día por la tarde, pasadas las Azores, y habiéndose acabado las películas para los niños, mi madre ofreció las que teníamos del Pájaro Loco, el Gordo y el Flaco, Abott y Costello, Tom y Jerry. No había en aquellos años, videos familiares y mi padre, aficionado al cine tenia y sacaba películas familiares, con tan buena o mala suerte, que entre las películas para niños mencionadas se coló una en la que aparecía la inauguración del Centro Vasco de Puerto la Cruz, en el oriente venezolano, con la presencia del Lehendakari José Antonio Aguirre, que presidía su gobierno en el exilio y dónde apareció una inmensa ikurriña qua soliviantó al Conde de Vallellano, ministro de Obras Publicas de Franco que viajaba en visita oficial. El antiguo alcalde de Madrid que sabía lo que significaba aquella enseña, se puso en pie y de manera fuerte y furiosa se puso, a gritar: ¡fuera, fuera! interrumpiéndose la proyección.

Me di cuenta, pues, que algo pasaba con aquella bandera para que aquel señor aparentemente apacible se pusiera de esa manera a protestar. Mucho más cuando al llegar a Santurce, la policía subió al barco y detuvo a mi madre por propaganda ilegal.

Esa fue mi primera experiencia con la dura realidad de una situación de dictadura. Pero antes de llegar a Santurce, el primer puerto peninsular que tocamos fue el de esta bella ciudad en marzo de 1955. Recuerdo que al bajar a la ciudad mi madre me compró una gabardina con unos grandes botones y solapas a la que le llamaban trinchera, no sé por qué, lo de trinchera.

La segunda vez que vengo a esta ciudad es hoy por gentil invitación de esta Fundación Luis Seoane para hablar durante cuarenta minutos, no más, de las relaciones entre el exilio gallego y el vasco.

Como la obra es inabarcable permítanme que me centre en aquel primer exilio político y en las relaciones personales que tuvieron políticos vascos y políticos gallegos.

LOS TRES ESTATUTOS

No es el momento de hacer una pormenorizada explicación de cómo fueron tramitados los tres estatutos de las llamadas Comunidades Históricas, Galicia, Euzkadi y Catalunya, aunque no se comprende el exilio sin este dato.

Tanto políticos catalanes corno políticos gallegos estuvieron en 1930 en el llamado Pacto de San Sebastián que trajo al poco la República. No así el PNV que no estuvo en dicho pacto pues nos encontrábamos divididos en dos ramas.

Don Manuel de Irujo, diputado del PNV siempre decía que la ausencia do aquel pacto nos impidió conseguir como los catalanes el estatuto en 1932.

Nosotros logramos aprobarlo en 1936, en plena guerr

El estatuto que ya estaba plebiscitado y solo le quedaba el trámite del pleno fue la condición indispensable que puso el PNV para designar un ministro en el gobierno del líder socialista Francisco Largo Caballero. Manuel de Irujo fue ministro de justicia y José Antonio de Aguirre, una vez aprobado el estatuto fue el primer Lehendakari presidiendo durante nueve meses en tierra vasca un gobierno de concentración de nacionalistas, republicanos, socialistas y un comunista.

Al caer Bilbao en junio de 1937 pasó a Barcelona y de allí a París y tras la entrada de los alemanes tuvo que fugarse con personalidad falsa a través de Berlín para llegar a Brasil y a Nueva York dónde se asentó en 1941

El estatuto gallego, la otra autonomía histórica a pesar de lo que ahora diga Manuel Jiménez de Parga, en el sentido de que no hay nacionalidades históricas, fue entregado al presidente Azaña poco antes de la sublevación militar.

El estatuto vasco, como el gallego, tuvo que pasar durante la República cinco años de dilaciones y cuando parecía que se iba a lograr, llega el bienio negro con Lerroux y todo se paraliza.

EL ESTATUTO GALLEGO

En febrero de 1936 se celebraron en España las últimas elecciones de Diputados a Cortes. El pacto del Frente Popular en Galicia —en el que los «galleguistas» entraron como aliados de Izquierda Republicana— contenía el compromiso de ir inmediatamente a la celebración del plebiscito, y una vez ganadas las elecciones, pudo realizarse, gracias a disponer de un decreto olvidado hasta por su propio redactor. Como bien se sabe el plebiscito se llevó a cabo el día 28 de Junio del mismo año, y el resultado sobrepasó en todas y cada una de las provincias gallegas, el porcentaje que la Ley exigía. El triunfo estaba descontado, por el compromiso de todos los partidos integrantes en el Frente Popular y por la falta de oposición de los sectores de la derecha. Galicia, pues cumplió de manera insuperable los trámites establecidos por la Constitución y pudo presentar su Estatuto a las Cortes de la República el día 15 de Julio de 1936, tres días antes de estallar la Guerra Civil.

Años más tarde, se creó el Gobierno extraterritorial de la República española, presidido por Giral; y en la declaración que fijó ante las Cortes reunidas en México el día 7 de Noviembre de 1945, se acordaron del derecho gallego con las siguientes palabras: «…Por último, Galicia dejó expresada su voluntad de autonomía en el texto del Estatuto plebiscitado y aprobado por el pueblo gallego, que en su día tomó estado parlamentario y quedó pendiente del examen y aprobación de las Cortes». En la tercera junta de Cortes en México (día 9 del mismo mes y año), se propuso el nombramiento de la Comisión de Estatutos, dando lugar a un largo debate, que consumió la jornada entera. Hablaron muchos Diputados, y no todos con buena fe; pero ninguno de ellos —ni el mismo Prieto— se atrevió a discutir el derecho ganado por Galicia. Al final quedó constituida la «Comisión del Estatuto Gallego» gracias a la fuerte solidaridad de los parlamentarios gallegos que impusieron un respeto general y ganaron la simpatía del ambiente.

LA SITUACIÓN DE LOS LÍDERES

Tenemos pues igualados a los tres pueblos que habían obtenido un estatuto en la República, estaban igualados en la derrota. La última, la catalana, la primera la gallega, la segunda la vasca.

Gallegos, vascos y catalanes refugiados tratan de mantener la institucionalidad republicana hasta que llega de nuevo los cuatro jinetes del apocalipsis a Europa y comienza la segunda guerra mundial

Luis Companys es detenido, maniatado, llevado a Barcelona vía Hendaya y fusilado en los fosos del castillo de Montjuich.

José Antonio de Aguirre, el Lehendakari, organiza el gobierno vasco en el exilio en París y allí funciona en su despacho hasta que tiene que refugiarse en Bélgica, de allí a Alemania y de allí con personalidad falsa de un panameño sale de Goteborg vía Brasil.

Casares Quiroga, el dirigente de Orga, ex presidente del gobierno, es perseguido junto a Castelao que durante los años de la república había realizado el mismo tipo de acción política que el diputado Aguirre.

Sus intervenciones parlamentarias, artículos constitucionales correspondientes a la autonomía, bilingüismo y enseñanza; reforma agraria; no embargabilidad de la pequeña propiedad campesina; ferrocarriles, pesca… lo dieron a conocer como un buen parlamentario y siempre en aquel avispero que fueron las Constituyentes, sus discursos se escucharon con respeto. Uno de los diputados con el que hizo mejores migas fue D. Miguel de Unamuno. Mantenía con él largas conversaciones, aunque el vasco no era amigo de las autonomías.

En los tres años que duraron las Constituyentes —lo mismo que los otros diputados galleguistas— Otero Pedrayo, Suárez Picallo, Villar Ponte— viajó casi todas las semanas a Galicia para intervenir en los mítines que, por docenas se celebraban sábados y domingos para hacer propaganda de la autonomía. Ya en el Parlamento, con la colaboración fiel de algunos otros diputados —Alonso Ríos, Tafall, Villaverde, Pórtela, Cornide, Somoza…— se lanzaron a luchar otra vez para conseguir la tramitación final del Estatuto.

BALANCE DE LA SEGUNDA REPÚBLICA

Aquel año de 1939, año de derrota y de exilio, el Gobierno Vasco abrió una crisis interna con sus coaligados del partido socialista solicitándoles un debate en el que dijeran que su obediencia no podría responder a las instrucciones que les venían de la capital de España sino que les solicitaban obediencia vasca. El Gobierno Vasco había visto el desbarajuste que se había producido en el gobierno republicano y reclamaba un tipo de política propia que no estuviera incurso en el forcejeo continuo de dos líderes socialistas como Indalecio Prieto y Juan Negrín que disentían en casi todo.

CASTELAO SE MUEVE

Manuel de Irujo, amigo de Castelao, participó activamente en la vida oficial de la República tanto como ministro de Justicia primeramente y sin cartera después así como diputado a Cortes. Asiste en 1938 a la sesión en la que Castelao había obtenido el 2 de febrero en Monserrat que el Estatuto gallego, tomara estado parlamentario.

Castelao en mayo de 1938 visita Rusia cumpliendo una misión cultural del Gobierno de la República española. En Moscú hace una exposición de dibujos, obteniendo un gran éxito.

En julio embarca hacia los Estados Unidos de Norteamérica desde Francia. Sale hacia Nueva York en el vapor «Ile de France». En los EE.UU. toma parte como orador en 66 actos a favor de la causa republicana. Pronunció asimismo tres conferencias en gallego y hace una exposición de sus dibujos en Nueva York durante el mes de noviembre.

Durante ese tiempo A. Castelao trabajó de manera especial con los gallegos aunque toma parte en actos de la colonia española. Los gallegos constituían en Nueva York la agrupación más numerosa: unos 20.000. Poseían unos locales verdaderamente formidables por su situación y capacidad.

Por aquel entonces existía en Nueva York una Delegación del Gobierno vasco que informaba periódicamente a éste que se encontraba exiliado en París. Dicha Delegación estaba formada por Manu Sota y su sobrino Ramón, Antón Irala y Aramburu.

En noviembre de aquel año 1938 estos vascos juntamente con el presidente de la Agrupación catalana, J. Fontalans se reunieron con Castelao para cambiar puntos de vista y organizar iniciativas conjuntamente.

Castelao habló con franqueza. Dijo que el viaje lo hacía por cuenta propia, que no estaba «enchufado», que si tomaba parte en actos por la República, en mítines organizados por sociedades españolas varias, lo hacía de paso y para mejor realizar la misión que se había propuesto que era la de reorganizar a los gallegos con vistas a una acción conjunta en favor de Galicia. No hay que olvidar el contexto, ya que la guerra civil estaba en sus últimos meses.

Castelao les comentó a sus interlocutores vascos y catalán que en Nueva York por hablar a los gallegos en términos nacionalistas había levantado recelos en ciertos sectores que consiguió desvanecer. Pero el problema principal era el económico. Todo lo que se recaudaba iba a parar a las «Sociedades Hispanas Confederadas». Castelao debía aguzar el ingenio ya que la situación legal de Galicia no era la de Euzkadi y Cataluña al no haberse aprobado el Estatuto de autonomía y no tener por tanto situación «legal” en la República.

Por todo ello Castelao había hecho una organización en favor de Galicia aunque aparentemente todo seguía como antes y en las manifestaciones públicas se colaboraba lealmente en favor de la República.

La organización de Castelao tenía además de la finalidad económica, otras misiones de diverso orden, según las circunstancias lo exigiesen.

Al día siguiente de aquel almuerzo salió Castelao para Cuba, mientras preparaba el siguiente viaje a la República argentina donde pasaría una larga temporada.

Los comensales vascos y el representante catalán le indicaron la conveniencia de que todo ese trabajo de organización se llevara en conocimiento y coordinación de las autoridades catalanas y del presiden-te vasco, José Antonio de Aguirre. Los vascos estaban haciendo lo mismo y le comentaron que si todas las autoridades representativas se ponían de acuerdo y cada una de ellas estaba bien informada de la situación de vascos, catalanes y gallegos en toda América, en el momento en el que hubiera que hablar en la península y también de actuar en favor de las reivindicaciones de los distintos pueblos, tendrían en sus manos el medio de ahogar en América toda manifestación franquista en sentido absorbente así como una fuerza de presión formidable.

Castelao se mostró completamente de acuerdo con lo expuesto por-que él como gallego conocía perfectamente el espíritu centralista absurdo de la mayoría de los republicanos aun estando en el exilio. Comentó a sus contertulios el desagrado que le produjo cuando estando en Valencia llegó la noticia de la caída de Bilbao y «allí en los organismos del Estado había en el fondo regocijo», por ver en la pérdida de Bilbao un fracaso de los Estatutos y del Gobierno vasco.

El dirigente galleguista prometió ponerles en contacto con todos los organismos que fuera creando durante su paso por los diferentes países. En Nueva York ya lo había hecho.

Todos consideraban que los gallegos por su gran número podían tener gran influencia en América. Castelao, por otra parte crecía en ascendiente sobre ellos. Con el tiempo llegaría a ser el hombre de más influjo entre éstos.

NECESIDAD DE COORDINARSE

Una coordinación de gallegos, catalanes y vascos prometía ser una plataforma muy interesante para dirigir una acción de conjunto en el momento oportuno.

Aquella comida en Nueva York se continuó en horas de la noche pues en el Centro Gallego tuvo lugar un acto de despedida a Castelao. Previa invitación asistió e hizo uso de la palabra brevemente el delegado del Gobierno vasco, Irala. Le acompañaron Aramburu y Ramón Sota. Castelao salió en avión hacia La Habana invitado por las colectividades gallegas de Cuba para dar conferencias y exponer sus dibujos.

El año 1939 iba a ser el de la victoria militar de Franco ayudado por las potencias del Eje. En septiembre comenzaría la segunda guerra mundial.

Mientras ¿quién se acordaba de gallegos, vascos, catalanes, republica-nos y demás exiliados? Acababa una tragedia y Europa se preparaba a vivir otra.

Castelao continuaba su incansable trabajo de divulgación de sus ideas y de coordinación de colectividades. En enero de 1939 vuelve a Nueva York, pronuncia conferencias, dicta cátedras y dibuja estampas de negros que adquieren extraordinario éxito.

En abril de 1939 se reúne con Manu Sota, de la Delegación del Gobierno vasco. Llevaba éste una intensa actividad en los medios católicos americanos así como en cualquier círculo de la capital neoyorquina que pudiera contrarrestar la labor del franquismo. Ambos tenían sus diferencias con un tal Dalty porque éste había dejado al vasco sin la película «Gernika» y a Castelao sin una película gallega que le prestó.

En aquellos momentos tenían los vascos una buena organización en el exilio y Castelao deseaba contar para Galicia con la misma estructura política que tenía el Gobierno vasco, en el exilio. En esos difíciles momentos el dirigente gallego le manifestó a Manu Sota su deseo de poner a los refugiados gallegos en contacto con los vascos. Desgraciadamente Galicia no había tenido en guerra un Estatuto en ejercicio y carecía de una estructura política sólida.

Mientras, el Gobierno vasco mantenía una red de Delegaciones por todo el mundo. En Francia, además de refugios y de la Delegación de París que era ya la sede del Gobierno vasco en el exilio, poseía una poderosa delegación económica en Marsella.

COMIENZA LA POLÍTICA EN EL EXILIO

Hay que recordar que el general Franco fue apoyado por Hitler y Mussolini y que se las veían muy felices hasta 1943 cuando creía en la victoria nazi sobre Europa y el mundo. Pero ese año las cosas empiezan a ir de mal en peor para los totalitarios mientras todos los arrojados fuera de su patria, empiezan a verle fecha de caducidad al régimen fascista español y comienzan a tratar de montar plataformas de rechazo al sistema y de preparación para la próxima, vuelta.

El 19 de abril de 1.943, en Montevideo se produce una reunión de personalidades republicanas, de gallegos, vascos y catalanes convocada por Diego Martínez Barrios, presidente de las Cortes ultimas que estaba en el exilio donde dicen que hay que hacer algo.

Martínez Barrios hizo ante los reunidos un examen de la situación internacional en lo que afectaba a España y también del cuadro que, ofrecía la emigración española afincada en América para deducir las posibilidades de una acción tendiente a que los emigrados de los territorios ibéricos fueran tenidos en cuenta por medio de un organismo que fuera expresión de los deseos y aspiraciones de todos sus sectores y grupos.

Aguirre mientras llega a Nueva York y le sugiere a Castelao que prepare una plataforma política gallega representativa, parecida a la que tenían los catalanes presididos por el presidente del parlamento catalán Josep Irla y parecida al gobierno vasco que comenzaba a recibir los embates de Indalecio Prieto en su pugna con Negrín. Prieto quería liquidar todas las instituciones republicanas para hacer algo totalmente distinto a una plataforma que tuviera como base fundamental las gentes representativas de lo que el consideraba un fracaso.

Era muy importante para Galicia hablar con una sola voz y disponer de un organismo que articulara sus intereses. Los catalanes tenían sus instituciones, los vascos su Gobierno y delegaciones y los gallegos necesitaban esa plataforma. Y la crearon. Se trata del Consejo Nacional de Galicia que nació en Montevideo el 15 de noviembre de 1944. Lo constituyeron los diputados a Cortes, Alfonso R. Castelao, Elpidio Villaverde, Ramón Suárez Picallo, y Antonio Alonso Ríos siendo elegido presidente Castelao. A su fallecimiento el Consejo decidió no elegir presidente.

EL CONSEJO DE GALICIA

El día 8 de diciembre de aquel año de 1944 se celebró en Buenos Aires y en casa de Manuel Puente la constitución del Consejo de Galicia. Asistieron tres de los integrantes de dicho Consejo ya que Suárez Picallo residía en Santiago de Chile. Por Catalunya asistió Manuel Serra Moret, vicepresidente del Parlamento catalán. Ramón M. de Aldasoro y José M. Lasarte asistieron en representación de los vascos.

LA REUNIÓN DEL GOBIERNO VASCO

En 1945 la guerra mundial tocaba a su fin. Mussolini había sido colgado por los pies en Milán y Hitler suicidado en su bunker berlinés. Las potencias ganadoras organizaban el juicio de Nuremberg y los republicanos se las veían muy felices. En este contexto, José Antonio de Aguirre reúne el Gobierno Vasco en Nueva York, están presentes consejeros socialistas, nacionalistas y republicanos. Acuerdan seguir manteniendo la institución, mientras ratificaban el programa conjunto aprobado en Gernika el siete de octubre de 1936.

Otro de los acuerdos adoptados en Consejo de Ministros por el Gobierno de Euzkadi fue el de ratificar su apoyo a la causa democrática española para obtener la restauración de la República y resolvió seguir apartado de las disputas «que estérilmente dividen a los republicanos españoles y causan daño a la causa democrática».

En sus últimas sesiones el Consejo de Gobierno Vasco se dedicó al estudio de los problemas del momento y discutió un programa de labor inmediata de gobierno. Se ocupó en lugar preferente de los problemas prácticos, que requerían solución en la última etapa del exilio. También se acordó trasladar la sede del Gobierno de Nueva York a Francia.

El lendakari dio cuenta de un proyecto de organización provisional de Euzkadi para aplicarlo al recobrar el ejercicio del poder basado en procedimientos puramente democráticos a través de ayuntamientos y de diputaciones populares, y un órgano asesor consultivo que vigile la función del Gobierno hasta que el país pudiera elegir libremente sus instituciones definitivas. El Gobierno vasco —terminaba el comunicado publicado—, unido a su pueblo por una comunidad de sacrificios y esperanzas, confía en sus compatriotas y dirige un llamamiento a los representantes de la causa republicana española —y a quienes tienen la misión de guiar a Cataluña y a Galicia— para que el año actual sea el de la coordinación de nuestros esfuerzos y el que marque el fin de la tiranía del régimen de Franco, implantado por la violencia y por el auxilio extranjero.

EL CONSEJO DE GALICIA APOYA AL GOBIERNO VASCO

Conocidos los acuerdos del Gobierno vasco se reunió, en Montevideo, el Consejo de Galicia y adoptó la siguiente resolución:

«Reunido el Consejo de Galicia en la ciudad de Montevideo el día 19 de abril, después de pasar revista a la situación reinante en España y, de un modo especial, en Galicia; así como de las circunstancias porque atraviesan las relaciones de los políticos exiliados, acordó dar a publicidad el siguiente comunicado:

En esta hora decisiva, el Consejo de Galicia proclama su estrecha compenetración con el Gobierno vasco y las Fuerzas Organizadas de Cataluña, respondiendo a la creciente solidaridad de los tres pueblos, en alianza interior y exterior, que ya está consagrada bajo el conocido nombre de «Galeuzca».

Las fuerzas democráticas organizadas en la península reclaman con insistencia nuestra unión, tan estrecha como la que allí se ha formado considerando suicidas y antipatrióticas las desavenencias que reinan entre los desterrados. Las bases para la unión, fijadas por las fuerzas de interior, son las siguientes:

1.- Recuperación del orden republicano, y simultáneamente establecimiento de las autonomías de Euzkadi, Cataluña y Galicia;

2.- Compromiso formal para la implantación de una República Federal; El Consejo de Galicia, investido de la auténtica representación de todas las fuerzas que constituyen la «Junta Gallega de Alianza Democrática» (partidos políticos y uniones sindicales), ruega de manera muy especial, en nombre de todos los elementos democráticos de Galicia, a los respectivos afiliados en el exilio que propicien con todas sus energías la unión y concordia de los republicanos españoles, en consonancia con las bases fijadas.

El Consejo de Galicia, ante la dictadura de Franco y la Falange y ante las pretensiones monárquicas que ahora se agitan, reafirma una vez más su inquebrantable fe republicana y democrática.

Montevideo, 10 de abril de 1945.

(Firmado): Alfonso R. Castelao, presidente.- A. Alonso Ríos, secretario».

Eran momentos de compenetración y esperanza y Galeuzca tenía fe en el futuro. La división en el campo republicano iba a marchitar estas buenas intenciones.

Por su parte José María Lasarte, diputado del PNV, residente en Buenos Aires impactado por los acuerdos del Gobierno vasco en Nueva York escribió en el diario EUZKADI de Santiago de Chile en marzo de 1945 un artículo en el que exponía la importancia de la coordinación de las tres nacionalidades. Decía:

LA HORA DE «GALEUZCA»

La declaración que el Gobierno vasco acaba de formular después de las reuniones celebradas en Nueva York, recaba en nombre de todos los partidos políticos vascos la libertad nacional de Galicia, Cataluña y Euzkadi, como garantía para la implantación y supervivencia de la República en España.

El Consejo Nacional de Cataluña, también en documento reciente, dirigiéndose a los antifascistas españoles, dice; «El pueblo castellano se verá condenado a vivir constantemente bajo una dictadura si se quiere mantener el unitarismo, pues sólo por la fuerza podrán ser dominadas las nacionalidades periféricas. La causa de la democracia en España va inseparablemente unida a la de las libertades nacionales».

El Acta de constitución del Consejo de Galicia y toda la propaganda gallega, siguiendo la línea del magnífico libro de Castelao «Siempre en Galiza», verdadero código del anticentralismo, repiten que únicamente la libre unión de las naciones ibéricas pueden ser la estructura de una República pacífica y estable.

La constitución en Londres de una comisión «Pro-Comunidad de Naciones Ibéricas» a iniciativa y con intervención del representante portugués, Dr. Armando Cortesao, prueban que sólo el programa de Galeuzca podía atraer a Portugal al seno de una Confederación Ibérica.

Gallegos, catalanes y vascos en estrecha compenetración de puntos de vista doctrinales y tácticos, iban perfeccionando en la acción su alianza política.

Para valorar su situación ante el futuro, bueno es que nos preguntemos, cuál es la actitud de los republicanos españoles ante las reivindicaciones de Galeuzca

Si bien no ha faltado quien queriendo confundir las cosas ha pretendido presentar a Galeuzca como «una división más» y ha querido paralizar nuestro movimiento con sofismas jurídicos e intemperancias de tipo imperialista

Por si alguien pretende que este silenciamiento es una contribución a la unidad antifranquista al impedir que se oigan voces distintas o contradictorias, digámosle en seguida que nuestra mentalidad democrática no se amolda a esta simplificación. ¡Bonita manera de obtener la armonía democrática la de oír y dejar oír, únicamente la propia opinión!

No; es indispensable y urgente que por parte de los dirigentes republicanos españoles se encare desde ahora el problema de las nacionalidades ibéricas y se fijen posiciones ante el mismo.

«No vale decir que la solución será la que el pueblo quiera». Esto» sería una perogrullada, sino fuera una habilidad.

¿El pueblo, o los pueblos? No es inocente la pregunta. Porque en el distingo está que con apariencias democráticas traten de imponernos su ley a vascos, gallegos y catalanes. Hecha de otra forma la pregunta: ¿los republicanos españoles están dispuestos a reconocer y respetar la voluntad de Galicia, Cataluña y Euzkadi?

Los dirigentes republicanos deben definirse en este punto. Invocar para eximirse de hacerlo, la sumisión a lo que «el pueblo quiera», no parece una postura sincera, pues el político se presenta ante la ciudadanía para expresar ideas y no, si obra en conciencia, para declararse servidor de opiniones ajenas no compartidas.

Esta invitación al diálogo no es un llamamiento a la discusión estéril y peligrosa, sino al examen sereno y constructivo que realizado con franqueza será una positiva contribución a la unidad antifranquista. Pues lo que no puede hacerse ante la fuerza real de Galeuzca, es desconocerla, siguiendo la desprestigiada táctica del avestruz, de meter la cabeza debajo del ala para ignorar la realidad.

La serena posición de Galeuzca en el campo de las divisiones españolas y su constructivo eclecticismo derivado de la equidistancia de posiciones apasionadas y extremas pide a los republicanos españoles un examen bien intencionado de las reivindicaciones que, con toda cordialidad y sincera voluntad de llegar a un arreglo definitivo, formula Galeuzca.

LA PUBLICACIÓN GALEUZKA

Un factor interesante a tener en cuenta de estos años fue el que no solo gallegos, vascos y catalanes cada uno en su mundo de relaciones propias buscaba un salida a aquella situación sino que había asimismo gallegos, vascos y catalanes que querían coordinar esfuerzos y trabajar con premisas comunes

Es de recordar como de la Triple Alianza de 1923, diez años después se hace un viaje triangular a Galicia, Euzkadi y Catalunya y en julio de 1933 en Santiago de Compostela con la firma del llamado Pacto de Santiago nace Galeuzka un movimiento solidario con bandera propia cuyo anagrama integraba las siglas abreviadas de las tres nacionalidades. Aquella semilla que se había plantado en tiempos de la Republica para coordinar políticas, se resucita, en aquellos años alrededor de una revista que se editaba en Buenos Aires.

Se imprimieron doce números, donde colaboraban los primeros espadas de las tres nacionalidades. Dejó de publicarse en julio de 1946. La argumentación que se dio fue que sus principales redactores se iban a trasladar a Francia aunque la argumentación de fondo era que la República no lograba ser tenida en cuenta como opción de futuro. Se dijo que Galeuzka iba a volver a ser editaba en Santiago, Bilbao y Barcelona, aunque esto no fue así. Fue una lástima pues no solo se publicaron trabajos de gallegos, catalanes y vascos sino también de portugueses al calor de las iniciativas de Cortesao.

LA BATALLA DE LAS NACIONES UNIDAS

Finalizada la guerra mundial, los refugiados políticos dan la batalla en 1945 en dos frentes. Uno en Naciones Unidas que surgía de nuevo en la ciudad de San Francisco tras el fracaso anterior de la Sociedad de Naciones en Ginebra. Y otro, tratando de lograr armar un frente de política institucional que fuera reconocido internacionalmente para tranquilizar a quienes decían que no había una alternativa seria democrática al régimen de Franco que, finalizada la guerra, no ofrecía el menor peligro a los aliados.

Por esta razón se hacían múltiples llamamientos a la unión ya que el panorama que al finalizar la guerra mundial ofrecía la emigración política hispana, no podía ser más catastrófico en cuanto a su desunión. De una parte actuaba la Junta Española de Liberación. De otra el Gobierno de Negrín representando a una reducida porción de fuerzas políticas pero con el valor de su actuación en Londres y de su condición de Gobierno legítimo. De otra, el partido comunista que reiterando su apoyo al Gobierno Negrín, levantó el tinglado de la Junta Suprema de Unión Nacional. Por otra parte el movimiento político vasco dirigido por el presidente del Gobierno de Euzkadi, José Antonio de Agirre que no formaba parte de la Junta de Liberación y sostenía, en relación con una parte de la representación de Cataluña que dirigía Pi y Suñer y con el Consejo Nacional Gallego que dirigía Alfonso R. Castelao, una política en demanda de autodeterminación de los pueblos gallego, catalán y vasco, teniendo como instrumento a Galeuzca y marcando estas etapas:

Primero, unión de catalanes, vascos y gallegos.

Segundo, pacto con las fuerzas democráticas de España.

Tercero, creación del instrumento de unión y de acción política más conveniente.

La desunión entre las fuerzas políticas antifranquistas al final de la guerra mundial no pudo ser más evidente. Desde personalidades autorizadas del Gobierno británico, norteamericano y francés llegaban requerimientos continuos de que se unieran las fuerzas democráticas, única manera de avanzar algo en la lucha contra Franco.

Es en esta situación cuando el lendakari Agirre después de hablar con Castelao e Irla adopta una iniciativa que va a dar como resultado la constitución del Gobierno de la República española y el levantamiento de las instituciones republicanas.

Como hemos reseñado, durante el mes de febrero se había reunido el Gobierno vasco en Nueva York. En la declaración política emitida recogiendo los resúmenes de los acuerdos adoptados, dirigía «un emocionado llamamiento a los representantes de la causa republicana española y a quienes tienen la misión de guiar a Cataluña y Galicia, para que el año 1945 sea el de la coronación de nuestros esfuerzos y el que marque el fin de la tiranía del régimen de Franco, implantado por la violencia y por el auxilio extranjero».

Era evidente que la convocatoria de la Conferencia de San Francisco y el fin de la guerra, que se preveía inmediato, habían de tener consecuencias decisivas en la situación política de España. El más elemental sentido de la responsabilidad obligaba a dimitir las diferencias que pudieran separar a los grupos republicanos, y que resultaban subalternas en relación con los acontecimientos que podían precipitarse. Además, Agirre recibió informaciones autorizadas acerca del propósito de los Gobiernos de Inglaterra y de Norteamérica, de presionar en España para que desapareciese el régimen totalitario implantado en la península con la asistencia militar de Italia y de Alemania. Ante contingencias de tanto volumen y tanta trascendencia para las aspiraciones democráticas de cuantos fueron vencidos en la guerra civil española, Aguirre se puso en comunicación con los catalanes y gallegos de Francia, Inglaterra y Amé-rica, y con todos los grupos españoles exiliados. A todos los invitó a un acuerdo sobre principios sencillos que excluyeran las lamentables divergencias mantenidas, y, si fuera posible, hasta cualquier discusión. Para llegar a un acuerdo proponía que, en último término, se limitara éste a pedir que compareciera una sola representación autorizada de todos los republicanos españoles en la Conferencia de San Francisco, con el fin de solicitar con la máxima autoridad que al ser vencido el nazismo y el fascismo en Europa, fuera barrido también el falangismo, hijo predilecto del consorcio totalitario.

Por iniciativa de los presidentes Aguirre, Irla y Castelao y a pesar de la enemistad creciente entre Prieto y Negrín en agosto de 1945, se han cumplido cincuenta años sin que nadie haya dicho nada, se elige en México a Diego Martínez Barrios, presidente de las Cortes, como presidente de la Republica en sustitución de Manuel Azaña. Lo eligen en el salón de cabildos de la ciudad de México los diputados de febrero de 1936 que se presentan en este acto. El nuevo presidente, le encarga a José Giral que había sido ministro de asuntos exteriores y asimismo presidente de gobierno que formara un nuevo gobierno, Este lo hace y llama a gallegos, vascos y catalanes. Y de esta forma vuelven a ser ministro Manuel de Irujo y Castelao, formando parte de un gobierno que tenía por misión dar la batalla en Naciones Unidas para que los países aliados retiraran sus embajadores y el cerco al régimen lograra cambiar la situación del país. Es de recordar que en aquellas cortes en el exilio se aprobó definitivamente el estatuto gallego mientras los dirigentes republicanos sobre todo en 1946 volvían a Francia corno fue el caso del lehendakari Aguirre y del propio Castelao en aquel año de bloqueo institucional al régimen de Franco que no paso de ahí.

Con la ley de sucesión sacada adelante por vía de un referéndum amañado, el régimen parecía tomar una cierta iniciativa. Al propio tiempo desencadenaba la última ofensiva contra maquis residuales. Este fue el signo de 1947 así como el de la gran amargura de Castelao. De aquí a su muerte en 1950 el talante es de tristeza y desesperanza viendo a los gobiernos republicanos en el exilio luchando estérilmente mientras las distintas fuerzas no se ponían de acuerdo. Una preocupación de los dirigentes vascos fue que los gallegos no estuvieran ausentes de los sucesivos gobiernos, En 1947 vuelve Castelao a Buenos Aires muy desanimado, porque los aliados preferían la seguridad que les daba un dictador inofensivo para sus intereses frente al telón de acero que había caído en Europa y que era su real preocupación. Se sellaba así la existencia de una dictadura por espacio de cuarenta años.

ACABA ESA RELACIÓN CON EL FALLECIMIENTO DE CASTELAO

Manuel de Irujo en septiembre de 1949 le escribe una carta a Castelao. Le dice:

“Tengo noticias tuyas por mis hermanos. Me dicen que estás enfermo. Mira chico. Agárrate a la pata de la cama. Es preciso vivir. No te importen los gestos oratorios de importantes mandiles. Esto marcha. Creo que vamos a poder ver luz pronto. Lo creo sinceramente. No te diré por qué. Sería muy largo. No importa demasiado. Eso de la lógica y de los cálculos falla casi siempre. Pero hay que vivir, no solamente, para ver, sino de manera principal para actuar.

Sé que te editan el libro de las cruces en gallego y en inglés. Muy bien. Sé que preparáis una historia de Galicia, que marcará surco profundo y ancho. Eso está muy bien también. Adelante con eso, que es bueno, santo, y necesario.”

Estos años son de desánimo. El régimen se consolida, el gobierno republicano al no presentarse unido no es referencia da nada, surgen las plataformas ideológicas en Europa buscando la unidad de ésta, la represión continua, Don Juan de Borbón envía a su hijo Juan Carlos a Madrid para que el régimen eduque a su hijo. Los ingleses y norteamericanos van apagando las esperanzas de los exiliados, la jerarquía eclesiástica negocia con Franco un concordato, los embajadores vuelven a Madrid, y, lo peor de todo, Castelao fallece en Buenos Aires en 1950. El hombre clave de la relación entre el galleguismo político y el lehendakari Aguirre y Manuel de Irujo deja huérfano a todo un movimiento que recibe su segundo golpe con el fallecimiento de Aguirre en 1960 y el nacimiento de ETA ese año. Pero eso puede ser objeto, o de preguntas, o de otro trabajo a futuro.

Para finalizar solo traer a esta sala lo que se decía hace setenta años. La discusión de hoy no es nueva. Es tan vieja como Euzkadi, Galicia y Catalunya enfrentadas con una Castilla que actúa como Prusia. Ahora cambiaríamos Castilla por Madrid, el llamado rompeolas de España que acoge embajadas, ministerios, alto funcionariado, instituciones de todo tipo, centrales bancarias, grandes empresas, aeropuertos y visión radial, desde la Puerta del Sol de lo que a su juicio debe ser para ellos España.

Cuando Castelao llego al Congreso una de sus primeras iniciativas fue solicitar que del frontispicio del hemiciclo de la cámara de diputados se quitaran las dos estatuas de los reyes católicos, personificación en piedra de nuestras desgracias.

Abogados del Foro Penal Venezolano nominados a Premio Nobel de La Paz

Lunes 3 de agosto de 2015

director-de-foro-penal_3 de agosto de 2015…hoy los Venezolanos/as piden que al recibir este mensaje, nos ayudes a difundirlo a todos tus contactos, para que dé la vuelta al mundo.

Para los que desconocen la labor de estos abogados Venezolanos, ellos fueron los luchadores que durante más de un año se han enfrentado al viciado sistema de justicia del Gobierno de Maduro. Ellos lograron poner en libertad a más de 500 estudiantes detenidos o presos, por las protestas del 2014 en Venezuela. Estos abogados hoy reciben amenazas de muerte contra ellos, sus hijos y familiares. Su defensa hacia los jóvenes, fue GRATUITA…nunca cobraron honorarios a pesar de trabajar día y noche para ayudar a liberar jóvenes que no conocían.

Hoy los Venezolanos/as piden que este mensaje sea difundido a todas las naciones, para que estos abogados del Foro Penal Venezolano, puedan recibir si así se decide, ese honorable premio. Buen merecido lo tienen y sería la única manera, de que el Gobierno bajará sus amenazas contra ellos y su familia. Ellos fueron a la puerta de la cárcel a buscar y abrazar a cada uno de los jóvenes que iban liberando. Su labor no tiene precio y su humanidad es grandiosa. Difúndelo por favor.

Gracias