La persecución contra el nacionalismo vasco por parte de la Jerarquía Argentina.

Pasa el tiempo y las cosas se olvidan o, para la mayoría, ni ocurrieron, pero hay que recordar que  aquellos primeros años de exilio no fueron fáciles. Además del impedimento en vivir en el lugar donde nacieron, de quedarse sin  todas sus pertenencias,  del alejamiento de sus familiares y del hecho de viajar a un lugar desconocido se unía la persecución de una Jerarquía Eclesiástica impresentable y nada cristiana.

Rescato la carta escrita por el P. Bernardino de Estella al burukide del EBB Luis de Arregi, sobre lo mal que lo estaban pasando mientras pedían a sus compañeros  hicieran algo ante el Vaticano para superar aquella persecución. El P. Bernardino de Estella, oriundo de Lizarra, fue un capuchino que trabajó en Chile y en Buenos Aires y en ésta ciudad trabajó por la difusión de la cultura vasca siendo el alma del periódico “La Nación Vasca”. Escribió artículos, libros y trabajos varios difundiendo la historia y culturas vascas.

De aquellos duros años de persecución es ésta carta que es todo un testimonio inédito:

Buenos Aires 13 de mayo de 1.938

Sr. Luis  de  Arregi.

Anglet.

Muy amado compatriota: He recibido sus dos  cartas. En espera de otros  datos concretos, que he  solicitado a los amigos  de aquí, he retardado más de lo debido la contestación. No quiero prolongar más su espera.

La actitud del clero argentino, alto y bajo, en el caso vasco es de franca oposición. Creo  que sólo Mgr. Andrea ve las cosas con criterio  ecuánime y con espíritu cristiano. En conversaciones con los Padres de EuskaI-Etxea y en sus sermones  emplea un tono y unos conceptos, que por desgracia no se observan en otros. En general, se nos combate y se  dice de nosotros todo ese conjunto de tonterías, que han recorrido las sacristías del mundo por obra de la propaganda franquista. Todo me lo explico por ignorancia de nuestro problema. Por esto, creo que es muy necesario  que intensifiquen la propaganda entre la Jerarquía teniéndola al tanto de las  cuestiones. ¿No sería conveniente que remitieran a  los Obispos todos los informes que envían al Vaticano, y las respuestas, si las tienen, que reciben de Roma?. Sé que no hace muchos días el  Cardenal Capello, de Buenos Aires, después de leer una carta de Mgr. Mujika a un sacerdote vasco, se  quedó muy impresionado y dijo que esa lectura invita a tener mucho cuidado al  hablar de la cuestión vasca.

Hasta ahora los Obispos y el clero argentinos han estado en contra de nosotros. El mismo Cardenal Capello, en ocasión del fallecimiento de Kizkitza, llamó a un sacerdote vasco, párroco y después de reprenderle, le prohibió terminantemente celebrar una Misa en sufragio de Aranzadi; amenazándole con quitarles la parroquia. Se trata  de los Canónigos Lateranenses, conocidos en Oñate. Ya ven, ni una Misa privada, que no tenía carácter alguno  humano, sin  anuncios, ni  barullo,   a la que asistirían unos cuantos amigos.

Mientras todos pueden celebrar Misas con toda publicidad y ostentación de brazos en alto, aún dentro de la  iglesia, con falangistas y requetés uniformados en el presbiterio, con cantos guerreros  a la puerta del templo, nosotros no podemos  organizar ni una sencilla función religiosa con esa seriedad cristiana tan nuestra. Todas  las puertas nos están cerrada: Ni una misa privada por un escritor católico_modelo de vida cristiana.

Hasta el confesionario ha llegado el antivasquismo. El joven Luciano Monasterio-Uriarte,  argentino, un muchacho de vida cristiana intachable,  fundador y presidente de una Conferencia Vicentina en un barrio obrero de uno de los pueblos más obreros de los contornos de Buenos Aires, adorador  nocturno constante de la iglesia de Nueva Pompeya de los P.P. Capuchinos de Buenos Aires; tuvo que pasar por la humillación de que en la  iglesia de los P.P. Corazonistas de la Plaza de Constitución se le negara la absolución por tres sacerdotes en una misma tarde. Acudió a tres confesionarios diferentes; en los tres le preguntaron qué pensaba de los vascos; al responder él que se hallaba conforme con Ia  actitud de defensa que habían tomado, recibió  en cada uno de ellos una áspera reprimenda y la negación de la absolución. Afortunadamente en otra iglesia se encontró con un sacerdote más justo y más cristiano.

El señor Sebastián de Amorrortu, anciano de setenta años, que toda su vida ha vivido dando ejemplo de una vida cristiana pública y privada admirable, pasó también por la humillación de que en la iglesia del Colegio del Salvador de los PP. Jesuitas en la calle Callao le negaron en tres ocasiones la Sagrada Comunión en público. El que daba la Comunión a los fieles le reconoció y obró como queda dicho.

A otra anciana, la señora de Jauregui, ejemplar madre de familia, también le han negado  la absolución en otra  iglesia.

Y no hace ni dos meses el  Obispo de Rosario Mgr.  Antonio Gaggiano ha dicho a uno de sus sacerdotes muy afecto a la causa vasca que él jamás permitirá que en su diócesis sean celebrados Misas por los soldados vascos muertos en la guerra, ni  funciones religiosas, pues los vascos están incluidos en la condenación del comunismo por el  Papa; añadió que el clero vasco estaba en rebelión con la Jerarquía, que es la de España; que Franco  era el salvador de España contra el comunismo. Mgr. Caggiano es el  único Obispo argentino que ha acudido a un banquete del plato único organizado por los falangistas.

El mal que todo esto hace entre nuestra gente es enorme. Todos los días tenemos que estar calmando la irritación producida en las almas de los vascos; si no fuera por los consejos y los ejemplos que ven en algunos sacerdotes vascos, nuestros  hermanos hubieran terminado, muchos de ellos, por apartarse por completo de la Iglesia. Son unos  héroes, pues aquí todo conspira para socavar la fe de los vascos que llegan. Aquí poco cuesta caer en la indiferencia más espantosa en materia de religión. Porque pocos países habrá en el mundo de una indiferencia mayor religiosa. Estas cosas que  pasan y que llegan a conocimiento del público, hacen que nuestros pobres hermanos vean producirse en sus almas horrendas tragedias de fe en la Iglesia.

Si ustedes consiguieran que llegaran órdenes del Vaticano para que a los vascos se permita ampliamente celebrar funciones religiosas y que los diarios y revistas católicos dejaran de escribir contra los  vascos , dejándonos en paz, habrían hecho una  de las cosas más necesarias por el momento en favor de nuestro desgraciado pueblo.

En otra les enviaré algunas direcciones a las que deben remitir material de propaganda. Es necesario conseguir que no se nos juzgue sin oírnos.

Suyo affmo.

Firmado: P. Bernardino de Estella.

Una carta descriptiva de una situación difícil  e incomprensible por parte de una Jerarquía que era todo, menos cristiana.