El túnel del tiempo

 Aseguran llos expertos que tenemos filtros neurocerebrales con los que descodificamos nuestros recuerdos sintonizándolos al ajuste cromático individual; vamos, que sólo recordamos lo que queremos (lo positivo) y a nuestro modo (héroe/heroína del pasado). Tras escuchar al vigorista bigotes expresidente Aznar los expertos ya disponen de pruebas incontrovertibles para su hipótesis.

La sociedad que no conoce su Historia está condenada a repetirla. Cierto. Pero quien se empeña en vivir en ella no saldrá nuca del retrovisor. escuchamos maravillas de sí mismo, pero se le quedaron en el tintero Bush/Major/Irak, embolsillamiento/embolsa-miento, burbuja del ladrillo, 11M, Bárcena/Blesa/Rato,… y un rosario de cuentas trucadas por esa memoria que los entendidos denominan selectiva. El posicionamiento del ex en el retrovisor sería anecdótico si sus conmilitones no nos estuvieran abocando con muchas flechas y cada vez más yugos a un túnel del tiempo azul oscuro.

Las reválidas y la religión obligatoria evaluable nos trae el olor a naftalina y florido prensil de plumín, tintero y secante; la arena de la playa edificable recuerda al Benidorm desarrollista y al bis de Gil&Gil en Marbella, ahora expandido a todas las costas; la vuelta de tuerca tratando como delincuentes a mujeres que aborten y a sus ginecólogos nos rememora las visitas sorpresivas a Londres de las jóvenes pudientes y a tugurios insalubres más cercanos de las menos pudientes; si los impuestos directos indican el vigor y pujanza de una democracia, los seguidores del sr. Aznar nos tienen en el ¡Ay! permanente con los indirectos, farmacia/carreteras/tasas judiciales/matrículas escolares descabelladas/IVA … redivivos de los que mantenía el franquito recaudando sólo entre los clases medias y pobres; el recular en sanidad nos acerca a pasos agigantados a las enfermedades banales que viraban a mortales entre los pobres de los destartalados barrios tardofranquistas; y por si la tarta necesitara guinda, permiten que la central nuclear de Garoña(1970) siga en funcionamiento… seguro que hay más flechas hacia ese túnel del tiempo, pero para re-confirmarlo ya estaban los responsables del ministerio de empleo aplaudiendo con las orejas por los contratos que los alemanes hoy ofrecen a los/las jóvenes españoles. Igualico, igualico que la despedida patriótica y entusiasta que los ministros de trabajo franquistas Fermín Sanz, Jesús Romero y Licinio de la Fuente hacían en la década de los sesenta daban a los trenes cargados de emigrantes hispanos caminito de Alemania.

Puede que Aznar y sus correligionarios deseen vivir como los cuatro corazones con freno y marcha atrás de Jardiel Poncela. Tal vez los demás no tanto.

 

 

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