En 2010 en Brasil nació un perro verde al que nominaron “Hulk” y este junio en Laguna de Duero una podenca parió dos también verdosos. Sea biliverdina extravasada de la placenta o alguna infección vírica/bacteriana, la realidad es que la castiza expresión de lo imposible “perro verde” ya no es un absoluto.
El viernes en supermercados y grandes superficies podían observarse aglomeraciones especialmente más abundantes que otros viernes. Causante, el caprichoso calendario mix cívico-religioso con tres festivos seguidos. Y cuando esto ocurre salta siempre el pestillo controlador del horario comercial enfrentado a los intereses comerciales-laborales y económicos.
Obligados por la ley estatal que regula los horarios comerciales, en 2015 todos los comercios bilbaínos enclavados en Abando-Indautxu-Garellano, el Casco Viejo y Deusto tendrán libertad para abrir domingos y festivos de 1 de julio al 31 de agosto por considerarse “zonas de gran afluencia turística”. La medida, protestada por patronal, sindicatos y consumidores, es defendida por el ayuntamiento, pues de no haberlo regulado la ley afectaría a todo Bilbao.
El Botxo acogió este verano el mundial de baloncesto. Numerosos visitantes, entre ellos 14.000 finlandeses, se encontraron con el comercio cerrado el fin de semana. Ante esta decisión de los comerciantes bilbaínos de mantener cerrados sus comercios, el alcalde de Bilbao Ibón Areso fue muy crítico y lamentó que los bilbaínos/as fuésemos los “perros verdes” del merchandising y del shopping.
En la otra esquina del ring se sitúa Bittor Lizarribar, presidente de Euskaldendak, “no acepto la liberalización”. Razones, “no crea empleo”, “reduce la oferta a unas pocas firmas” y “lo rechaza el 70% de los consumidores”.
Es posible que este fin de semana haya quienes se desplacen a hiper-supermercados de otros lares, por ejemplo de Iparralde, donde siendo laborables el comercio es más atractivo, ¿pero serán tantos como para compensar que dejemos de ser verdes? Me gustaría saber cuántos “quienes” vizcaínos/alaveses/gipuzkoanos han hecho este desplazamiento a territorios limítrofes para comprar lo que aquí podrán adquirir el martes, es decir “mañana”.
Los datos de actividad laboral indican que las grandes cadenas/firmas destruyen empleo neto y que la mayoría del que genera es provisional cercano a minijob basura; además, esta liberación horaria solo beneficia a las grandes superficies que pueden jugar con la movilidad de sus empleados.
Además, los trabajadores del comercio también tienen derecho al asueto del findesemana y a disfrutar en familia, ¿o acaso la conciliación familiar es para currantes lunesvierneros?
No me importa en absoluto ser perroverde comercial, porque aunque “perro verde” continúe siendo expresión válida, los cachorritos recobran a las pocas semanas su color de podencos.