Candy Crush o como matar el tiempo más allá del aburrimiento habitual; inédita en este juego mantra, quise sentir su sensación conectando con candy y me quedé del mismo modo que tras mascullar una letanía orapronobis o cantar el motete de profundis: ojiplática y tan absorbida por él que todo lo demás pasaba desapercibido, viajando colgada “colocada” en otro espacio-tiempo de cuadritos con figuritas multicolorines. Ahora comprendo mucho mejor a Celia, vicepresidenta del Congreso, dándole absorta a la tecla ante tanto peñazo/coñazo de debate y blablablá sáncherajoy. En lugar de cabezaditas en su mullido sillón o abandonar la sala como otros congresistas, la vice juguetona Candydeaba tratando de despejar la mente, aliviar el espíritu y relajar el cuerpo. Encomiable objetivo, sino hubiera sido por dos nimios detalles, que el iPad y su tiempo lo costeamos entre todos y, más sustancial, que las cámaras de vídeo juguetearon desnudando sus intenciones. No se apure su señoría, –no lo estará–, porque ni es la primera ni será la última y además al pueblo llano no le importa ni le molesta, porque ve en ella una alumna aventajada del país de nunca jamás al que todos aspiramos.
Me inquietan las reivindicaciones islamistas sobre la mezquina de Córdoba, pero leo/escucho más espantada las amenazas del IS de llegar pronto a Roma, entre otras razones porque los amenazadores armados están a 350 kilómetros de Lampedusa. Pero de mi espantada inquietud paso al asombro repasando los twiter-comentarios-respuesta de muchos italianos/as: sarcásticos algunos “llegáis tarde, Italia ya ha sido destruida por sus gobiernos”; guasones otros, «reconoced que queréis venir a Italia para comer bien» o mostrando en fotos las dificultad para comer spaghetti con niqab; mordientes muchos otros contraponiendo ante la fotos de caravanas de vehículos militares de milicianosIS otras de los atascos de Roma en hora punta y tuit del tipo “¿estáis seguros de querer venir? Si queréis llegar, evitad la hora punta”. Socarronería no les falta, pero derrochan inconsciente insensatez a raudales. Esperemos que su gobierno no haga de italiano tuitero.
Mientras tanto el neurocientífico italiano Sergio Canavaro anuncia que pronto realizará el primer trasplante de cuerpo entero. La polémica está servida porque algunos médicos arguyen que la operación es imposible por la dificultad de la conexión de las médulas de donante y por el posterior rechazo psicológico del cerebro a vivir en otro cuerpo.
Me temo que Celia Villalobos tendría que hacerse un nuevo trasplante de cuerpo entero (lo hizo del PC al PP sin rechazo psicológico) para no tomarnos a los políticos candy crush como los italianos su tuiteada invasión yihadista.