Ladran, Sancho, señal que cabalgamos. E imaginamos un Alonso Quijano mirando de reojo desde Rocinante a los perros ladradores azuzando al asno anónimo de Sancho. Error de cita, ni Cervantes ni El Quijote, probablemente sea de Goethe o derivada del proverbio árabe «Los perros ladran, la caravana pasa».
Aunque falten dos meses para las elecciones pascuales, hace un tiempo que casi todo lo público marcha cabalgando con los perros de los partidos mordisqueándonos los zancajos. Han comenzado a bombardearnos con promesas electorales como quien azuza a su perro para amedrentar al ciudadano/a (perdón, en singular).
Según Leslie Knapp, investigadora en la Universidad de Utah, los monos aulladores deben escoger entre grandes testículos o una ‘buena voz’. Nada de ambas cosas a la vez. Los que aúllan con profundos y graves rugidos lo deben a su gran hioides (hueso en el cuello), dando la imagen de potencia que su porte y pequeños testículos no dan; así que se organizan en pequeños grupos con sólo un macho que aúlla, para ahuyentar a intrusos y agradar a su harén. Los que chillan poco porque su hioides es pequeño, tiene porte superior y además grandes testículos, de forma que viven en grupos más grandes con machos en competencia y copulando con varias hembras, si se lo permiten. Aunque todos los monos siguiendo la teoría del gen egoísta busquen reproducir sus propios genes en una descendencia, los primeros lo basan en la “palabra aullada” mientras los segundos compiten en calidad y abundancia de semen. Es decir, todos son monos y unos lo aúllan más que otros, aunque en reproducción no puedan tenerlo todo, así que a elegir, hioides o gónadas.
Desde el 21 de octubre a las 4:29 vivimos regresados al futuro junto con Marty McFly y Doc, de modo que podemos comparar; aunque hagamos videollamadas, usemos biocombustibles, tengamos una miríada de canales de televisión e internet y hasta patines voladores McFly, la realidad humana de 1985 y la de hoy camina azuzada por los mismos perros. En las profecías de este regreso al futuro todo cambia, las cosas se entiende, pero nos los “aullidos” humanos, sean de hioides grandes/testículos pequeños o viceversa.
Desde el 21 de octubre a las 4:29 vivimos regresados al futuro junto con Marty McFly y Doc, de modo que podemos comparar; aunque hagamos videollamadas, usemos biocombustibles, tengamos una miríada de canales de televisión e internet y hasta patines voladores McFly, la realidad humana de 1985 y la de hoy camina azuzada por los mismos perros. En las profecías de este regreso al futuro todo cambia, las cosas se entiende, pero nos los “aullidos” humanos, sean de hioides grandes/testículos pequeños o viceversa.
Transitando vía mando televisivo por una tertulia política lo que más se escucha son aullidos, unos potentes otros tenues, pero siempre por detrás de quien cabalga. Es evidente que en los asuntos del presente y del futuro real, el ciudadano/a va por delante de quienes aúllan, y no estaría mal que fuera al revés si quieren ser engendradores de soluciones.
Sea de quien sea el aserto, los políticos aullando al zancajo ciudadano son actualidad, como los monos testículo-menuditos.