DUDAS e incertidumbres. Viendo la cruda realidad de las columnas de refugiados sirios, afganos-eritreos-somalíes… en las fronteras europeas, el alma se compunge ante el apremio de su necesidad; y aunque solo sea por mera empatía humana es casi imposible entender porqué les hacemos esperar con frío, hambre y sed ante muros y concertinas. Más aún cuando naufragan y se ahogan o cuando mueren sus hijos de inanición. Seguramente nadie sea capaz de negar auxilio a estos refugiados por causa de guerras y persecución ideológica. Este sentimiento brota al mirarles a los ojos uno a uno; pero viendo miles-cientos de miles, o hasta cinco millones que pueden llegarnos en pocos meses, el gesto se trueca y surgen dudas e incertidumbres, manifestadas por diversos grupos sociales europeos.
Al tiempo nos llegan imágenes de terribles atentados cometidos por personas con los mismos apellidos y mismas creencias religiosas que los refugiados, e invocando al mismo Dios, aunque me imagino que para cosas muy diferentes. Las dudas y recelos aumentan. Desde aquí los veíamos de lejos, pero su presencia ya es notable entre nosotros, indumentaria, velo-chador, rezos y mezquitas, ramadán, su comida, su trato a la mujer… Lo que en uno causa empatía, visto en miles-millones nos genera recelo. En varias ciudades grupos islámicos han solicitado que las piscinas abran en horario restringido para sus mujeres, que las atiendan sólo médicas y en presencia del esposo; matrimonios poligámicos encubiertos; identificar a una mujer musulmana velada genera trifulca social… Y si fueran mayoría, algunos se preguntan, ¿impondrían la shariay sus costumbres, cambiarían el domingo por el viernes, irían descubiertas las mujeres, sería oficial el ramadán, tañerían las campanas de las iglesias, Navidad/Semana Santa serían festivos, segregarían la sanidad por sexos…? ¿Intrascendencias? No, porque son parte de nuestra cultura humanístico-cristiana y muchos aun sin ser creyentes lo ven peligrar con la entrada de millones de musulmanes.
La duda crece, porque el 20-N la tumba del dictador Franco apareció cubierta de flores frescas… como todos los días del año. Su legado sociológico sigue vivo, por la unidad de España y contra la apostasía, el aborto, la legislación de género y el matrimonio homosexual rezan sus incondicionales, tan presentes como su tumba en el Valle de los Caídos. Aquí hasta hace bien poco el cura pasaba lista de comunión en Pascua, la mujer llevaba velo, una casada no podía abrir una cuenta bancaria, el aborto era delito, los homosexuales delincuentes y la Iglesia autoridad civil…
Girando la moviola, la duda y la incertidumbre crecen entre quienes piensan que instalar a los refugiados entre nosotros puede ser el principio del fin de la cultura humanístico cristiana.
Lo llaman choque de civilizaciones.