LEO a Zygmunt Bauman en una frase tan realista como lapidaria para la esperanza de justicia e igualdad, “si nuestros deseos se vieran satisfechos, la sociedad de consumo y la economía capitalista se vendrían abajo”. Quien tenga acciones está de enhorabuena inversora, la española lleva semanas subiendo según las expectativas que apostaban por ella como emergente para este año, con beneficios entre el 10-15%. Podría achacarse a la bonanza de la economía social, pero me temo que no;continúa el paro de dos dígitos, trabajos precarios, salarios muy bajos, las mujeres cobran un 17%-23% menos que los hombres, los jóvenes no entran en el mercado laboral, los pensionistas cobran miseria… y mientras tanto, no solo engorda la bolsa sino que aumentan los beneficios de las grandes compañías, organizándose todo en dos mundos paralelos, el de quienes deciden y el del resto;dos realidades coetáneas sin muchas esperanzas de confluencia porque el desequilibrio social provocado por los deseos insatisfechos genera pingües beneficios para algunos.
Podría parecer una reflexión vaga y etérea, inútil como un cenicero en una moto, pero en el diseño de la partida global que algunos juegan lejos de aquí, las patadas las recibimos en nuestras posaderas los de siempre. La gasolina y el gasoil se han disparado como bien-mal sufrimos al llenar nuestro depósito. Mr. Trump aherroja a Venezuela y a su petróleo;ha roto el acuerdo nuclear con Irán e impuesto sanciones a la comercialización de su petróleo lo que ha provocado casi de inmediato la subida del crudo en beneficio de su aliado Arabia Saudí, que así tiene más dinero para comprarle armas a USA … y a España, con beneficio de pasada, entre otros, para la monarquía española y para el municipio de Cádiz. Sin olvidar que a EE.UU. no le afecta, porque es autosuficiente y tiene la implementación del fracking como reservorio energético, técnica que de llegar a 100 euros el barril nos la presentarán también aquí como la solución a todos nuestros males energéticos. No importan nuestros deseos ni necesidades de paz nuclear y de rechazo al fracking.
Tampoco esperemos que nuestros deseos de comercio justo se materialicen en la guerra arancelaria USA/UE que se resolverá seguramente al albur no de las necesidades ciudadanas de mejora social, sino del interés de unas pocas docenas de trumps camuflados con piel de padres de la patria.
Quizá no quiera saber porque Israel, que está en Asia, juega en campeonatos deportivos europeos, en sus festivales de música y tiene preferencias arancelarias, mientras se niega lo mismo a Marruecos. O por qué tiene bula para bombardear Siria y lo que es más oneroso, para ocupar la región de Golán que es donde se encuentran las fuentes del agua que usurpa. De Siria huyen de la guerra generada por unos pocos, pero también del hambre por la falta de agua que les provocan los israelitas con su expoliación de los altos de Golán. Pero claro, en qué quedarían los beneficios del capital si se satisficieran nuestros buenos deseos… de paz, justicia y libertad.