RIP en la atarazana

Entre fiestas populares y corrupción de EREs/Bárcenas se ha colado una noticia no por anunciada menos sangrante: la «tax lease» aplicada a los astilleros vascos puede suponer su liquidación, finiquitar las expectativas laborales de miles de vascos y sajar de raíz una configuración socioeconómica de decenios e incluso siglos.

Todos cuantos amigos/as y conocidos se  acercan a Bilbao comentan que la Villa y sus alrededores están preciosos. Cierto, pero ellos son turistas de paso y yo residente convencida. No saben de quiénes y de dónde surgió lo que tienen ante sus ojos. Cuando miran la proa del Euskalduna ven un teatro, pero miles de bilbainos/bizkainos/vascos aun vemos a operarios afanosos en el trajín bullicioso de las atarazanas del astillero Euskalduna, con la Carola moviendo incesantemente su  pluma.

Nunca he manejado el soplete ni subido al castillete de un barco en la grada, pero siempre he tenido delante de mis ojos, desde Santurtzi a Bilbao/desde Bilbao a Santurtzi, la actividad naval de los astilleros que son y la de los que ya no son como Euskalduna o Celaya. E igual que en la ría del Ibaizabal-Nerbioi, parecida actividad en Murueta, Zumaia, Pasaia… ellos nos aportan recuerdos y nostalgias, pero sobre todo personalidad, trabajo y riqueza. Porque son viables económicamente.

Como miles de vascos/as aposté regocijada por la entrada del Estado en la Comunidad Europea. Esperábamos solidez democrática, respeto a nuestra personalidad euskaldun y progreso económico. Ciertamente hemos recibido mucho. Pero como comentaba entonces un profesor de economía, nadie da sin interés ni esperanza de retorno. Opinaba que alemanes y otros países desarrollados eliminaban aduanas y subvencionaban nuestras autopistas para llegar mejor a las zonas turísticas y colocar con mayor facilidad sus productos tecnológicos en un mercado que se les ampliaba en muchos millones. Cierto, de paso las naranjas, verduras mediterráneas e inmigrantes se moverían mejor.

Pero de ahí a que su ayuda fuera para que montáramos una estructura productiva científico-tecnológica que les hiciera competencia había mucho trecho. Era un euroescéptico. Pero si por medio de leyes como la «tax lease» marcan un territorio comanche, es posible que cumplan la legalidad, pero probablemente estarían perdiendo la legitimidad, aquella de la que gozaban plenamente en 1986.  

El turismo aporta riqueza, pero el bilbaino Almunia sabe que si nos fuerzan a abandonar rasgos y actividades productivas propias es posible que tengamos que terminar actuando en parques temáticos con txistu y tamboril representándonos a nosotros mismos. Ni que barcos y honra fueran incompatibles.

 

 

 

 

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