Celebrando ayer el Aberri Eguna no me sentí inferior ni superior, ni localista ni excluyente ni ninguno de esos istas tan peligrosamente propalados; me sentí vasca, ni más ni menos, lo que soy.
A muchos no les gusta nada que el domingo de Resurrección centenares de miles de vascos, aquí y en muchos lugares del mundo, celebremos nuestro sentimiento/anhelo popular como Aberri Eguna, y de hecho otros muchos abogarían directamente por prohibirlo. Los primeros lo minimizan por decimonónico, aldeano, localista y folklórico; los segundos lo elevan a categoría de filoetarra y, con el delegado del gobierno central en comandita, les gustaría declarar “ilegal” que miles de vascos reclamen su propia patria, que casual ¿o causalmente? no coincide con la del doce de octubre.
Más que estos retrofranquitas, ombligistas del Estado uni-unitario, llama la atención quienes oponen como inmiscibles nuestro anhelo de patria vasca con la participación activa en los problemas globales mundiales actuales.
J.S. Elkano la circunscribió en dos años, Fogg en 80 días, un avión circunvala la Tierra en 24 horas y un satélite en 90 segundos. Con mi amiga de Dakota del Norte la charla audiovisual-skype es inmediata. Vivimos en un mundo global e instantáneo.
Como no comparto los prejuicios integrista-sionistas de Netanyahu me alegro del acuerdo antinuclear entre EEUU-Irán: menos posibilidades de guerra, más de paz. Me interesa la puesta en marcha del superacelerador LHC, el fin de la epidemia de ébola, el genoma del hombre de Atapuerca, que se erradica la dracunculiasis, las viajes terrestres a otros planetas, el uso del grafeno, el aumento continuado del CO2 y del metano que producen calentamiento global; me preocupa que el 2014 haya sido el año más cálido desde 1880 y que los fenómenos El Niño y La Niña funcionen desequilibrados, que los glaciares retrocedan o que pronto el Polo Norte se deshiele y sea navegable en verano… me inquieta que quiten la tarjeta sanitaria (Euskadi fue excepción)a inmigrantes para ahora poner un parche electoralista, o que mientras la inversión en I+D a escala mundial alcanzará 1,55 billones en 2015 frente al billón de 2010, en este Estado las cifras navegan en sentido contrario y que a nuestros jóvenes les ofrecemos emigrar mientras España es el Estado que más emigrantes expulsa, aunque no sea ni de lejos el que más recibe…
Estas preocupaciones y ocupaciones globales que ahora tenemos bajo este Estado errático probablemente podrían resolverse mejor bajo nuestro propio Estado vasco ¿por qué no? Es el principio básico a decidir. Porque si se quiere, suele poderse, y nosotros para los problemas globales también tenemos nuestra Pascua global, Aberri Eguna.