De cuando lo urgente era solo necesario

En ocasiones lo necesario y lo urgente van de la mano, pero con frecuencia tenemos que acelerar para ejecutar lo urgente, sea importante o no

Depp, un buen actor, pero con sentencia firme de maltrato a su exmujer. Una mala decisión del Festival de Donostia

EN ocasiones lo necesario y lo urgente van de la mano, pero con frecuencia tenemos que acelerar para ejecutar lo urgente, sea importante o no, porque lo necesario lo fuimos dejando como nudo corrido en el catálogo del «mañanaloharé».

Era previsible lo que sucede en Afganistán; sin los ejércitos extranjeros que sostenían un gobierno inepto y corrupto, la voluntad popular era manifiesta y los talibanes lo aprovecharían para imponer su interpretación de la sharía. No se hizo lo necesario y afloró lo urgente; en ello estamos en esta urgencia cual posesos acelerados con grandes prisas, cuando podría haberse hecho de modo ordenado como importante y necesario. Los traductores y auxiliares del ejército español solicitaron ayuda y papeles en 2014; ahora se los dan a uña de caballo jugándose el tipo para llegar al aeropuerto de Kabul. Bienvenida sea Nilofar Bayat al Bidaideak Bilbao de baloncesto y Latifa Sakhizadeh si al final también es fichada, pero en vez de emergencia, ¿no podría haberse hecho cuando las prisas no apremiaban?

Con toda pompa dieron el premio de Donostia por su trayectoria profesional al actor Johnny Depp. Es buen actor y como tal se lo merecería, pero podían haber investigado su trayectoria delictiva con denuncias y sentencias en firme por acoso y maltrato a mujeres; ahora urgen prisas para intentar acallar ese lado oscuro del galardonado. Claro que aquí, en lugar de tratar a estos maltratadores como a Harvey Weinstein, se les aplaude como a Plácido Domingo, incluso antes de que cante, cuando lo lógico sería aplaudirle después de escucharle, o ¿acaso se le aplaudía por otro motivo? Luego habrá prisas, condenas y «yatelodecíayo» cuando alguna mujer es acosada, maltratada o algo mucho peor.

Como ya ha comenzado la que será otra larguísima temporada de fútbol profesional con sus millonarios (indecentes) traspasos/trasiegos económicos copando las cabeceras informativas, para muchos lo que no sea redondo como ese balónmundi pasará cual mera anécdota o simplemente no exista. Pero ocurren cosas como otro terremoto en Haití, tan devastador o más que el de 2010. ONG, ayuda internacional… Los haitianos no han recibido ni un 20% de todo lo que se les prometió tras aquel de 2010. Hemos perdido una década para recomponer los destrozos y preparar el país para un nuevo seismo, que ocurriría inevitablemente; parecen el culo del mundo, el rincónparaíso oscuro y olvidado de las desgracias, a quien todos miran compungidos cuando llora, pero a quien nadie da pan cotidiano para que no llore. Ahora nos volcaremos y les llegarán cargamentos de emergencia, pero cuando la foto de la ayuda ya no vaya en primera, «sitehevistonomeacuerdo». En el calendario de los ricos, Haití está en el catálogo de las emergencias, no de las necesidades.

Mucho más cerca tenemos los miles de peces muertos en el Mar Menor, que habría que ir pensando en rebautizarlo como Mar Muerto-2. Centenares de extracciones fraudulentas en pozos ilegales para regar espléndidos campos de golf, urbanizaciones descontroldas, canalizaciones «alegales», pesticidas y uso masivo de abonos nitrogenados… Todo ello sumado a la contaminación costera con restos de aceites corporales y sus botes de plástico, hacen que la eutrofización campe a su libre albedrío con peces, otros animales y plantas del ecosistema pagando la ronda. Claro que ahora en pos-Covid lo urgente es la pasta del turista y de los cultivos hipernitrogenados. Pero, ¿lo importante no era la vida y el ecosistema? Bueno, de eso hablaremos mañana.

nlauzirika@deia.com @nekanelauzirika

El velo del retorno

El velo del retorno al Afganistán del agujero negro

SEGURAMENTE muchas mujeres afganas que, a pesar de todo, hayan decidido quedarse o simplemente no tengan otra opción, estarán desempolvando el velo integral, el burka, niqad, hiyad o cualquier tela que impida ver su rostro y su cuerpo con naturalidad. Retornan victoriosos los diktak talibanes.

Medio tumbada en mi hamaca de verano escucho/veo y releo que aquí en lo que va de año ya han asesinado a 31 mujeres por el mero hecho de serlo; algunos de estos asesinos, exmaridos o exparejas en su mayoría, después se han suicidado y me pregunto porqué no lo harán al revés, que primero se suiciden y después lo que sea. Al mismo tiempo, me impactan las noticias del avance talibán en Afganistán y me entra la calorina sulfurosa en todo el cuerpo y no solo por los 34º a la sombra que marca el termómetro en erección constante esta pasada semana. Cuando se tienen más años vividos de los que se quisieran, resulta inevitable tener en el baúl del recuerdo una colección completa de situaciones que se repiten como las fotos de los álbumes familiares y, como éstos, cada vez con color más sepia. Hace unas décadas, los soviéticos salieron corriendo del país con el rabo entre piernas pese a su poderío militar porque los norteamericanos prestaron armamento y logística a los talibán. Tiempo después, tras desalojar a éstos del poder colocando en él a gobiernos títeres y corruptos, solo la presencia de tropas americanas y europeas occidentales ha permitido que el país no fuera un estado fallido. La salida de esta tropa ha desencadenado la hecatombe. Ya nos está llegando noticia de los coletazos de los nuevos amos entre la población civil que defendía al anterior gobierno y auxiliaba a los americanos; nada nuevo en una guerra; pero aun siendo muy crueles estas razzias vengativas, pasarán; lo que no pasará tan pronto será el nuevo status en el que aherrojarán a niñas y mujeres, botín de guerra y condenadas a vivir de nuevo en el medioevo. Porque dudo que puedan volver a las aulas y que puedan tener vida social, económica y profesional personal sin tutela marital, además de probablemente volver a ser mera mercancía en los casamientos concertados; por supuesto, su salud no será prioritaria y la visión de su cara será privativa. El velo del retorno al Afganistán del agujero negro.

Afganistán está muy lejos, pero a veces solo hay un pasito de distancia entre ellas y nosotras. Me refiero a nosotras, así en femenino, porque si en las guerras casi nadie gana, son siempre las mujeres las que más pierden. Y en este país asiático las mujeres pueden empezar a perder lo poco avanzado en estos últimos años. Lo más triste para nosotras es que para quienes allá fueron en algún momento, rusos, americanos o sus acólitos, la situación de la mujer no era primordial frente al hipnótico atractivo de sus recursos materiales a conseguir.

Quizá pensamos que lo conseguido no tenía retroceso y que el retorno del velo forzoso era cosa del pasado, pero al parecer puede ser también del futuro. Así que por aquí cabría recordar que cuando veas las barbas de tu vecino pelar, pues eso, echa las tuyas a remojar, porque siempre hay un talibán en el armario dispuesto a salir con ganas de echarte un velo integral o ponerte las manos en el cuello para que seas la víctima número 32.

nlauzirika@deia.com @nekanelauzirika

Carga viral

MIL ENTIDADES PÚBLICAS SIN PADRE, NI TAN SIQUIERA PUTATIVO, ME PARECEN MUCHAS

Las bombas atómicas segaron 150.000 vidas directas y muchas más indirectas en Hiroshima y Nagasaki

A estas alturas de calvario pandémico es presumible que tengamos, si no meridianamente claro lo qué es la carga viral, sí al menos de forma somera lo que significa; así que incluso una neófita puede informarse de que es la estimación de partículas virales en los fluidos corporales y que su medida proporciona el control terapéutico de virosis crónicas (VIH por ejemplo) o pasajeras, como esperemos sea la actual. Lo que resulta más difícil de asimilar para el ciudadano de a pie es que haya reinfectados después de padecerla o de estar vacunados, y mucho más que ya inmunizados podamos ser transmisores, ¡manda huevos!, que diría el ministro. Pero la carga viral y las nuevas cepas delta/lambda/gamma/iota y las que seguirán del alfabeto, lo explican todo, porque los virus propenden a reproducirse con profusión y a cambiar de chaqueta proteica al socaire de estos ciclos reproductivos. Y al parecer, cuando cambian de vestido son más peligrosos, su umbral de carga infecciosa baja y ¡zas! nos pasean por la patología e incluso por el hospital o más allá. Son parásitos estrictos, me dice mi médica, y se adaptan como un guante a nuestra mano, porque conviven en nosotros y no les conviene que muramos, ni mucho ni todos, porque se quedarían sin hábitat para refocilarse; simplemente están dentro y de vez en cuando nos recuerdan que lo están.

Tras la reflexión vírica puramente sanitaria, al ver los terroríficos incendios en Turquía, Grecia o más cerca en El Tiemblo en Ávila, entra cierto temble que, porque tenemos en el interior el germen del desastre si no se controla la carga vírica climática, por ejemplo, empleando más medios de prevención.

Todos hemos degustado productos Nestlé, así que saber que muchos de sus helados contienen el estabilizante E-410 con óxido de etileno, producto cancerígeno, es algo intranquilizante, porque llevamos dentro el germen de la ambición para alterando ciertos factores obtener más beneficio.

En este país, un tal S. A., preclaro miembro beneficiario de múltiples chiringuitos oficiales, voxeaba contra ellos; quizá tuviera razón porque los conociera tan bien desde dentro. Pero hete aquí que de 17.160 organismos públicos que presuntamente existen en el Estado, la ministra M. J. Montero, responsable del ramo, reconoce que 1002 son de origen desconocido, vamos, huérfanas de padre/madre o de ambos. Fundaciones, consorcios, asociaciones, entidades públicas o semipúblicas…, chiringuitos en argot voxpopulachero, que todos saben bien quienes la gestaron, para qué surgieron y con qué fin las creó quienes lo hicieron, pero que ahora parecen incluseros. Mil entidades públicas sin padre, ni tan siquiera putativo, me parecen muchas, demasiadas para no considerarlas una peligrosa carga vírica que en cualquier momento puede causar infección grave en el cuerpo social. O tal vez no, y en este país caminemos por el sendero de lazarillos y buscones. Como el virus del chiringuito público está en auge, también en Euskadi, quizá pudiéramos atajarlo con alguna vacuna, aunque quizá muchos prefieran que todo siga en el anonimato de carga viral controlada.

iendo el incremento de compraventa de viviendas en el Estado en los últimos meses, me pregunto si la insidiosa carga vírica del pelotazo inmobiliario que anida en nosotros no lleva camino de resurgir hasta niveles de burbuja patológica.

En fin, el 6 y 9 agosto de 1945 las bombas atómicas segaron 150.000 vidas directas y muchas más indirectas en Hiroshima y Nagasaki. Sin embargo, en el olvido histórico diseñado, hablamos de Chernobil como la mayor catástrofe nuclear.

Son como los virus, si son muchos nos matan, pero si no los hubiera, nos moriríamos.

Manu Lezertua: «Nos preocupa y molesta el significativo descenso de respuestas de la Administración a las demandas del Ararteko»

VACUNADO DE LA SEGUNDA DOSIS HACE TRES SEMANAS, TRAS CUATRO MESES DE ESPERA, EL ARARTEKO RECONOCE QUE LA PANDEMIA LE TIENE DESORIENTADO, AUNQUE EVITA PARECER PESIMISTA

UNA ENTREVISTA DE NEKANE LAUZIRIKA 05.08.2021 | 00:16Manu Lezertua.Manu Lezertua. José Mari Martínez

Manu Lezertua ha sido una de las miles de personas que tras recibir la primera dosis de AstraZeneca y surgir la polémica sobre las indicaciones de la misma, ha estado en el limbo cuatro meses, hasta ser inoculado finalmente con Pfizer. «Me tocó en Gorliz y la verdad es que fue comodísimo y muy bien organizado», explica satisfecho a DEIA.

Lezertua sustituyó a Iñigo Lamarca como ararteko el 28 de mayo de 2015, cuando fue designado con los votos del PNV, PSE-EE y PP, después de haber trabajado más de 30 años como letrado del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo. Será el segundo defensor del pueblo vasco, tras su antecesor Iñigo Lamarca, que desempeñó el cargo en dos mandatos consecutivos.

Reconoce que en la primera etapa de ararteko le ilusionaba verse como Ararteko europeo. «Ahora creo que con 30 años en Estrasburgo es suficiente. No sé si es lo que más me gustaría. Además, no lo he intentado nunca», apunta.

¿Cuando hablamos el verano pasado preveía que un año después estuviéramos todavía bajo los coletazos de la pandemia?Cámbiate a Movistar FusiónMovistar Fusión ahora con una Smart TV o un iPhone SE 64GB por 0€/mesPatrocinado por Movistar

—No. Pensaba que había sido una cosa muy grave, una situación inesperada. Creía que se le había dado una salida más o menos acertada, con más o menos errores, pero que estaba en vías de terminarse. Me han irritado mucho las sucesivas olas, porque cuando ya creíamos que estábamos bien, de repente, volvemos a empezar. En junio del pasado año decidimos hacer un informe del funcionamiento de las residencias vascas en la pandemia. Pero al volver en septiembre de nuevo subieron los contagios. En diciembre, todavía sin vacunas, los problemas retornaron a las residencias y desde el Ararteko nos fue imposible hablar con sus responsables, porque tenían un trabajo ímprobo para cuidar a sus residentes. Por eso, hemos tardado muchísimo en poder recopilar la información. Lo publicaremos en diciembre, aunque faltarán datos.

El covid-19 ha afectado a toda la sociedad. ¿Cómo ha influido en el funcionamiento diario de la institución del Ararteko?

—Al principio todo fue telemático; el teléfono funcionaba para que la ciudadanía pudiera poner sus quejas, pero no había nadie en las oficinas de las tres capitales. En junio, instauramos turnos, había siempre de forma presencial una persona de atención ciudadana y un letrado. Nos fuimos adaptando a la situación El esfuerzo ha sido tremendo, pero necesario.

Su mandato concluyó con el confinamiento. ¿Qué motiva a partir de cierta edad a seguir en un puesto de responsabilidad, en el que hay que bregar mucho? sobre todo porque le hubiera resultado más fácil dedicarse a su familia, a sus hobbies…

—A finales de junio de 2020 finalizó mi mandato, lo que ocurre es que la Ley dispone de una prórroga automática de seis meses y, además, como el Parlamento no se reunía por las elecciones de julio, la norma contempla que ese tiempo no se cuente entre los seis meses. Con el Parlamento constituido llegué hasta febrero de este mismo año; el 3 de febrero me fui a mi casa y dejé de ser ararteko. Me gustaría dejar claro que no he pedido nada, porque las razones que acabas de exponer de dedicarme a mi familia, etc., son muy válidas.

¿Le llamaron y le dijeron que…?

—Todo el mundo estaba de acuerdo con que siguiera. Hubo una propuesta de la mayoría PNV y PSE, que sustenta al Gobierno, a la que se sumó el PP, para que pudiera salir con los 3/5 de los votos de la Cámara, que es lo que marca la ley. Y finalmente se sumaron los demás grupos.

Podía haber dicho que no.

—Sí, claro. Pero en ese momento me pareció una deslealtad porque había una situación muy difícil en el país; complicar más las cosas era innecesario. Consideré que si creían que era la persona idónea para continuar en el puesto, mi responsabilidad era aceptar. Es cierto que cuando te vas haciendo mayor no tienes la misma fuerza que antes, pero contrariamente a lo que uno pueda pensar, que con los años todo te da igual, en mi caso a mí me importa todo mucho más. Con un Parlamento dividido, sabía que proponer a alguien nuevo que obtuviera los 3/5 sería difícil. Por eso acepté y fui elegido a finales de febrero. Para mi sorpresa, me votaron todos los partidos.

¿Contento por ser el primer ararteko nombrado por unanimidad?

—Ha sido un motivo de orgullo y satisfacción tanto para mí como para mi equipo. En mi segundo mandato, y último como marca la ley, trabajamos en condiciones diferentes, pero con la misma ilusión que en el primero.

¿Con muchos cambios?

—Hemos nombrado a otra adjunta al Ararteko, Inés Ibánez de Maeztu, que me alivia de gran parte del trabajo. Fue directora de Derechos Humanos del Gobierno vasco. El tándem funciona bien. En ella recaen las relaciones con los ayuntamientos no capitalinos y los temas de infancia, igualdad y cuestiones internacionales.

Pandemias, cosas nuevas… Pero, a la hora de recibir planteamientos, ayudas e información, ¿se repiten los esquemas prepandémicos?

—El número de quejas del año pasado, sobre todo las presenciales ya que estuvimos cerrados tres meses, fue importante; tuvimos unas 10.000 intervenciones. Conscientes de que las Administraciones estaban muy solicitadas para atender cosas relacionadas con la pandemia, desde el Ararteko flexibilizamos los plazos al pedirles información; les dejamos respirar para no añadirles más complicaciones en un momento tan difícil para ellas para que nos contestaran.

Ayuntamiento, Diputaciones, Gobierno vasco, ¿de qué Administración ha recibido más quejas?

—Las más numerosas han sido dirigidas al Gobierno vasco por cuestiones de Sanidad –por demoras en intervenciones de Osakidetza, por las listas de espera–, por actuaciones de la Ertzaintza y también muchas relativas a Educación. Igualmente hemos aceptado numerosas demandas del comercio, del turismo…. de todas las áreas que gestiona el Ejecutivo o de sus agencias. En el 70% eran para el Gobierno, el 20% para las diputaciones y un 10% para los ayuntamientos.

¿Cómo ha sido el grado de cumplimiento ante sus demandas?

—Hay dos realidades que no se deben confundir. Primero, que la mayoría de los asuntos que nos llegan se solucionan sin abrir un expediente. La institución toma nota y se pone en contacto con la Administración y esta reacciona diciendo si tiene razón o no. El 80% de las personas que vienen solucionan así sus problemas. Hay un grupo de casos que no se admiten, porque exceden nuestra competencia y el resto se tramitan. Hemos notado que el covid ha afectado a la capacidad de reacción de las recomendaciones de la institución.

Porque el Ararteko no tiene poder coercitivo.

—En ningún país del mundo, tampoco en Euskadi. Esa es la ventaja, ser una institución flexible y rápida, porque no dicta sentencia. Aunque sí hemos constatado que ha bajado el número de adhesiones a nuestras sugerencias pero, sobre todo, que no hemos recibido respuesta; no ha habido contestación. Pensamos que tiene que ver con la sobrecarga de trabajo por el covid. Pero nos preocupa y molesta el gran incremento de reclamaciones que las administraciones han dejado de contestar. Esperemos que en 2021 esto revierta y que el covid no se convierta en una excusa para no atender al Ararteko.

Con lo que pasó en Ceuta, ¿están teniendo un sobreesfuerzo con la inmigración, en especial con los menores no acompañados?

—Tuvimos la petición del Ararteko de Canarias porque tenían todos los centros de menores saturados y se dirigieron a mí para que hiciera partícipes a las administraciones vascas de la situación y admitieran a parte de esos menores no acompañados. Contactamos con las tres diputaciones; el diputado de Bizkaia me ha llamado recientemente para decirme que aceptaban a niños de Canarias. El Gobierno ya adelantó que admitirá a la parte que le corresponda. El lehendakari dijo que se sumaría a una solidaridad generalizada con estos casos que están siendo muy difíciles en Euskadi, el Estado y Europa. La política vasca es la de ofrecer ayuda.

Los últimos años siempre me indicaba que la RGI es manifiestamente mejorable, al tiempo que resulta no solo necesaria sino imprescindible. ¿Qué falta por ajustar?

—Una parte importante de las quejas que recibimos tienen que ver con la RGI, las ayudas de emergencia y la prestación complementaria de vivienda. En esos meses complicados muchas personas no han podido obtener los papeles, porque los consulados y otros organismos estaban cerrados y se les ha denegado la RGI; nosotros advertimos que la Administración debía de ser un poco más flexible para reaccionar ante situaciones complicadas. Hemos visto casos que nos han chocado. Hay un proyecto de Ley del que la consejera de Empleo ya nos ha informado, aunque deberá ser el Parlamento quien tenga que decidir sobre el mismo. Nosotros hicimos un diagnóstico hace tres años, que era una especie de biblia sobre todo lo que no funcionaba y lo compartimos con la Administración. Tienen mayoría absoluta para sacarlo adelante.

La vivienda es otro de los graves problemas para los vascos y vascas.

—Lo seguirá siendo porque en Euskadi el parque de viviendas es del todo insuficiente. A pesar de que la Ley de vivienda de 2015 preveía que se adoptaría algún reglamento para indicar cómo ejercer el derecho a la vivienda, no se ha hecho. Por ello habrá que darles ayuda para que busquen por su parte. La ley pronosticaba un año para adoptar un reglamento y aún no se ha hecho. En la institución llevamos tiempo insistiendo en que se prepare; estamos a la espera.

Citas digitales en Osakidetza, educación, bancos… La ley lo permite, pero desde el equilibrio social para todos igual ¿esto cómo se hace?

—Ante las numerosas quejas que nos llegaron sobre la brecha digital de personas que no podían acceder a los servicios de forma digital reclamamos a la Administración que dejara alguna cita presencial y mejorara los contactos telefónicos. El Ararteko tiene cerrado un informe sobre la administración electrónica en el que recomendamos que la transición hacia ella no sea brusca y que se arbitren medidas para ayudar a quienes no dominen la tecnología digital.

Melancolía olímpica

En la foto, la gimnasia Simone Biles

MEMENTO mori/recuerda que eres mortal» le susurraba el esclavo mientras sostenía la corona de laurel del general victorioso que avanzaba entre palmas y vítores por Vía Sacra camino del Foro hacia la Colina Capitolina para presentar su ofrenda a Júpiter. Los romanos sabían bien lo de «más dura será la caída» y, por si acaso, le prevenían al prócer antes de la caída, no fuera que las palmas fuera el inicio del Gólgota.

Entre carrera y carrera, entre medalla y medalla olímpica se nos ha colado la noticia del abandono de la gimnasta Simone Biles por problemas de salud mental, quizá emocional de ansiedad, de depresión, por no poder soportar el peso de ser favorita y estar al nivel que se le supone o «por los demonios en la cabeza», como si a los galtzagorri no les gustaran las buenas marcas deportivas y sí mucho jugar con las neuronas ajenas.

Los medios sensacionalistas presentan este abandono casi como primicia en la élite deportiva, cuando un recorrido por los medios reporta innumerables casos de deportistas de alto nivel que tuvieron que abandonar o suspender temporalmente su actividad por situaciones más o menos agudas de enfermedad psíquica, normalmente ansiedad, depresión y sus derivas de insomnio, alteraciones alimentarias, cambios de humor, falta de concentración. Repasando someramente las hemerotecas nos topamos con muchos deportistas de élite que han tenido que lidiar su miura mental con la vida después del éxito en la cancha: la tenista Naomi Osaka, el nadador Michael Phelps máximo medallista olímpico, la lanzadora Rave Saunders, el futbolista Iniesta, la himalayista Edurne Pasaban... Estos son algunos de los que lo han contado o de quienes se conoce, aunque seguramente en este malpasar del deporte de élite al abismo del olvido hayan sido y sean muchos más quienes lo padezcan. Y de estos podemos alegrarnos, porque lo han superado, pues en el camino también se han quedado quienes no pudiéndolo superar embarcaron con Caronte por propia voluntad.

Pero no es la parte que a ellos les corresponde lo que me produce melancolía olímpica, sino el despropósito que se hace desde ciertos media con estos auténticos ídolos deportivos: se les ensalza hasta el divismo dejándolos caer después sin red. Se les pregunta de todo, se les eleva al altar de héroes no solo sobre su disciplina sino de cualquier otro ámbito, social, económico, de opinión y se les jalea como si no hubiera un mañana, y cuando ese mañana llega sin palmas, vítores ni laureles, a muchos les resulta imposible mantener primero el nivel que se les suponía y después, al no conseguirlo, el ostracismo que les circunda, porque la edad pasa y el físico declina. Y en estos momentos los aduladores mediáticos ya están jaleando, adulando y divinizando a otros.

Sucede en otros ámbitos sociales. Conocí y traté durante un cierto tiempo a un famoso cantante, compositor de letras y música excelentes, pero nada que ver con su personalidad de perdonavidas despreciativo, prepotente, putero, fumata, drogadicto y borracho cuasiprofesional; también los medios le jaleaban como persona en otros ámbitos sociales, en lugar de ensalzar exclusivamente sus méritos artísticos, que los tiene, no personales, de los que carece.

Pues sí, me produce melancolía y tristeza el jabón y vaselina untosos que se da a los deportistas de élite en ámbitos que no son los deportivos en su momento del éxito. Los medios les cavan así parte de la fosa de su postergación cuando los espectadores ya no les reconozcan, aplaudan ni jaleen. «Memento mori».

nlauzirika@deia.com @nekanelauzirika