Gracias a Dios que no tengo hijos


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La  frase dicha como alivio generacional no me pertenece, me la presta María una mujer a quien después de doce años en la empresa el jefe la saludó una mañana “ya no contamos con usted”; desde entonces malvive entrelazando el raquítico subsidio del paro con trabajillos temporales bajo precarios contratos leoninos manifiestamente explotadores, tanto en lo económico como en condiciones laborales. Todo legal, o casi, porque a veces ni respetan las condiciones laborales pactadas, y ¡a reclamar al maestro armero! que si no lo quieres hay cien esperando tu contrato. Contratos de 12/15/20 horas a la semana, de un mes… con salarios de 350 euros… por debajo incluso del subsidio de paro.

Contratos bajo la picaresca estadística, porque María y miles de trabajadores/as figura como dato de nueva contratación cuando su contrato ya está extinguido; datos de ocupación que serían de risa chirigotesca si no afectasen a personas. Pero a los dirigentes políticos les sirve para decir que sus reformas laborales son eficaces, que reducen el paro y que ¡España va bien! No importa que como María vayan trampeando casi siete millones de ciudadanos/as, además de cinco millones en paro de los que dos son de larga-larguísima casi segura infinita duración.

La comida, la luz, la renta… María llega a fin de mes porque sus padres le pueden prestar ayuda, como a otros muchos miles. Y mientras los millones de marías de contrato y sueldo menguantes se debaten entre la nada y la miseria laboral-económica, los sueldos de algunos ejecutivos se multiplican con muchos ceros a la derecha. Ente ambos mundos está desapareciendo la cohesión y la conexión, de modo que nos acercamos peligrosamente a una sociedad donde o se vive en palacio o bajo el puente, sin clase media ni trabajadores que puedan vivir de su salario sin ser pobres: pobres con contrato laboral vigente.

Cierto, vivimos más de 7mil millones en el planeta, pero en Europa y sobre todo en Euskal Herria la población es menguante y 32,5 años la media ascendente del primer embarazo; probablemente en los últimos treinta años hayamos perdido una generación. En consecuencia vemos los parques copados por mayores con bastante buen aspecto, pero viejos en el ocaso de la vida. Nada de parques repletos de niños, de carreras y gritos infantiles, de futuro y esperanza.

El problema de los/las millones de Marías de este país no es que lo estén pasando mal, sino que nadie les da pie para tener esperanza de poder estar mejor. Los dirigentes embolsilladores más bien transmiten lo contrario. Así, el grito de María ¡gracias a Dios que no tengo hijos¡ es su alivio al tiempo que el gorigori a nuestra esperanza.

Otra forma de mirar el mundo

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El autor de la fotografía premiadaes un free lance que no pudo vender su imagen en los grandes periódicos ni en cadenas de televisión internacionales, sino que la publicitó a través de redes sociales, lo que le da aún más mérito como metáfora del interés de la población europea.

Esperanza en una nueva vida” tituló Warren Richardson su fotografía ganadora en el World Press Photo-2016. La foto muestra a un hombre entregando un bebé a otra persona a través de una alambrada en Röszke, frontera entre Hungría y Serbia, el pasado 28 de agosto. La foto resulta hermosa pero fría, abrasadoramente fría, retocada en blanco y negro vintage que recuerda a fotografías en viejos formatos. Buscaba impactar y lo ha conseguido, tanto como [Enlace roto.] de Nick Ut, o Jeff Widener con [Enlace roto.] o [Enlace roto.] de Kevin Carter. Teniendo en cuenta que las fotografías presentadas no pueden preparar el escenario ni repetir tomas, las historias que cuentan son un relato fidedigno de la realidad. Hoy la realidad de una Europa blindada, vallada con alambre de espino ante los refugiados que huyen de la guerra y/o del hambre para salvar la vida. Además fue sacada sin flash para evitar a la policía y después posiblemente el fotógrafo fuera detenido y golpeado por los vigilantes, de modo que la foto adquiere mayor carga simbólica por el propio simbolismo de la alambrada y porque además lo que se pasa a través de ella es a un niño, tal vez la única esperanza de que unos hombres no maten a otros hombres, una foto de una imagen clásica por imperecedera entre humanos.

De 82.951 fotografía presentadas por 5.775 fotógrafos en el World Press Photo ha sido la de mayor impacto, pero no la de mejor colocación inicial en el mercado, donde el ruido iconográfico actual es tan apabullante que conseguir que la mirada del espectador repare en una imagen unos segundos ya es todo un mérito. El autor es un free lance que no pudo vender su imagen en los grandes periódicos ni en cadenas de televisión internacionales, sino que la publicitó a través de redes sociales, lo que le da aún más mérito como metáfora del interés de la población europea, que no siempre sigue aborregada el diseño de esas macroempresas de comunicación, sino que tiene sus propios movimientos de interés como el 15M y ahora la aceptación de los refugiados, seguramente mucho más efusiva de lo que sus dirigentes creen y quieran.

En todo caso el impacto visual está ahí como primer paso, aunque como en Vietnam, Tiananmen o Sudán, la experiencia nos diga que el impacto real fue escaso y ninguna lograra cambiar la realidad. De hecho, desde que se tomó la instantánea premiada han muerto en las fronteras europeas varios centenares de refugiados, porque la capacidad humana de autoliquidarse sea nuestra característica específica y nuestro mayor riesgo de supervivencia.

 

Ondas gravitacionales

EINSTEIN BUENA

«Señoras y señores, hemos detectado las ondas gravitacionales. Lo hemos conseguido» exclamaba hace unos días David Reitze, director del Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO). Su alegría no era para menos; desde que Einstein predijera su existencia llevaban cien años esperando detectarlas. Leo (aunque no entienda gran cosa) que son ondulaciones propagadas desde una perturbación gravitatoria del espacio-tiempo producida por un cuerpo masivo acelerado y que se transmiten a la velocidad de la luz. Es decir, que chocarían dos agujeros negros ahora hace unos 1.300 millones de años y lo que ahora han detectado serían las ondas de aquellas “piedras” lanzadas al “estanque” del universo. Dicen los entendidos que estudiando estas ondas no amplían el espectrómetro actual, sino que han hallado un espectro nuevo para estudiar el universo. Aseguran que será una revolución, aunque no sepamos hoy para qué servirá el hallazgo mañana, como tampoco el inventor de la rueda se imaginó un Ferrari, ni Watson y Crick al modelizar el DNA diseñaron su aplicación en la obtención de células madre-stem. En todo caso las opciones están en el futuro, no en el pasado.

Pasados, aunque con retardo de ondas gravitacionales, siguen habitando entre nosotros los casos de corrupción; algunos en expectativa de solución judicial como los ERE de la Andalucía del reparto psoe-socialisto al bolsillo de unos pocos; o Nóos con la corona española enfangada hasta las cachas, o con Gürtel y Púnica con la troupe rajoniana bien colocada en mordidas&recalificaciones&prevaricaciones y asuntos turbios varios; otros se destapan ahora por el tufillo de corrupción que se expande como onda gravitacional con un cierto retraso porque se enmascara en la mutua ayuda de la cosanostra valenciana.

Al tiempo que estos trileros de la política se embolsillaban dinero público en faltriquera privada, dictaban leyes que recortaban en dependencia, en prestaciones sanitarias, en becas y en especial en atención educativa compensatoria a los menos favorecidos. Conclusión, según el último informe PISA la riqueza de la familia es lo que más influye en la educación de un chico/a, de modo que en el Estado el retrato robot del alumno con peores opciones de proseguir en los estudios no es el menos capacitado o el menos esforzado, sino el más pobre, que puede sufrir hasta tres veces más probabilidad de quedar rezagado o repetir curso como preludio del definitivo abandono de los estudios en la ESO o al acabar ésta, algo en lo que España es líder.

Con estas expectativas educativas resulta fácil adivinar que las ondas gravitacionales de preparación que lleguen a las próximas generaciones no serán muy positivas; como mucho llegarán a aprender el caloret valenciano de Rita Barberá.

San Valentín

 

NIÑAS AFRICA
Millones de niñas siguen siendo sometidas a la mutilación genital femenina, que vulnera sus derechos como personas.

 

Enlazando los últimos coletazos de los coloridos carnavales y los primeros rigores cuaresmales esta semana llegará sanvalentín con toda su letanía de publicidad comercial para que manifestemos el amor al amado/a en su sentido más romántico, o no. La relación él/ella en sus múltiples variedades sigue siendo el dardo en el corazón. Así que nadie repara en que sanvalentín sea un invento, aceptando que su hipertrofia comercial produce pingües beneficios económicos y de paso ayuda a tener coartada para realizar las compras que no hicimos en enero y punto. Lo de la profundidad de la relación amorosa es otro aura.

Como fruto casi siempre de una relación él/ella con final no tan rosa ni sanvalentiniano, en lo que llevamos de año han asesinado a siete mujeres (otros hablan de 11 víctimas) por el hecho de serlo. Es la punta más visible de un iceberg de otras violencias, tanto físicas como sicológicas, no tan fatales pero sí bastante aniquiladoras.

El pasado sábado, anudado al calendario de celebraciones y días D tenemos oficializado el recuerdo a las mujeres que sufren alguna mutilación genital (MGF). Resección del clítoris, de los labios mayores, infibulación vaginal… y otras formas de mutilación que no producen ningún beneficio, sólo daño a las niñas/mujeres, causándoles hemorragias graves, infecciones, infertilidad, complicaciones en el parto y mayor riesgo de muerte de recién nacidos. En todo caso, es una tradición de iniciación trasformada en ultraje a la mujer sólo por serlo.

Doscientos millones han sido mutiladas genitalmente, principalmente en Sudán, Guinea, Djibouti, Indonesia, Gambia…. Países lejanos, cierto pero no tanto, porque aquí y allí los derechos de las mujeres son derechos humanos, y porque entre nosotros conviven personas que practican esta tradición entre sus hijas; en Cataluña el año pasado hubo 216 casos y según la Fundación Wassu-UAB  hay 17000 niñas en riesgo de ser mutiladas.

Hay rayos de esperanza. En Gambia donde está fuertemente arraigada (75%),  vinculada a la tradición y a los lazos familiares, han aprobado su primera ley contra la MGF con multas y cárcel para los implicados. Pero más que los castigos, el éxito ha llegado de la implicación de la población a través de «la transmisión del conocimiento en cascada» a todos los estamentos sociales, especialmente al sanitario que ha reducido sensiblemente su participación en las mutilaciones. O  preservando también el valor cultural que esta práctica tiene para ellos ofreciéndoles como alternativa un rito de iniciación sin mutilación. Gambia mejora, lentamente, pero mejora.

A pesar de este rayo de esperanza, para 2030 se calcula que aún 86 millones sigan sufriendo esta ominosa tradición patriarcal.

Un recuerdo para ellas, porque también tienen derecho a su sanvalentín rosa y de confeti.

Invitados e invasores

MAS VELO

Tengo amigos/as abstemios y proselitistas antialcohol, pero nunca he suprimido el vino en nuestros agradables encuentros gastronómicos. Tampoco ellos han hecho casusbelli del asunto, no beben y punto; incluso cuando acudo a su casa tienen el detalle de comprar una botella por si yo quisiera hacerlo. Invitada deseada, algo más que mera cortesía. En casa cuelgo un mapa de Euskalherria con siete territorios, pero no lo descuelgo cada vez que recibo visitas de no-nacionalista vascos, como ellos tampoco en su casa quitan los ornamentos de su querencia ideológica por mor de mi visita. Cortesía sí, pero sobre todo respeto. Mis amigos/as ateos no me recriminan que tenga símbolos religiosos como tampoco me molesta que ellos tengan los suyos, porque si no los admitiese no acudiría a su invitación ni sería su amiga; soy su invitada, no la invasora de su morada. Ni viceversa.

En Irán llevaría velo por ser mujer, así que me quedo perpleja cuando en Europa grupos de ¿refugiados musulmanes? en turbamulta realizan tocamientos a mujeres en reuniones multitudinarias. ¿No saben que NO es NO?¿quieren ser invasores en lugar de invitados?¿o acaso lo hagan porque aquí no les cortan las manos ni lapidan a las chicas que dicen SÍ?

El Islam es una religión no un problema y quizá el obstáculo esté en su exégesis integrista, en su/nuestra mutua incultura intransigente o en todo a la vez, por lo que es noticia la pudorosa cobertura de las partes pudendas de las Venus y demás bellísimas estatuas de los museos italianos por los que debía pasar la legación comercial iraní con su presidente Hasan Rohani; no solo esto, hasta han suprimido el vino en las comidas oficiales. ¿Cortesía?¿respeto?¿bajada de pantalones (con perdón)?. La respuesta no está en la pudibundez de Rohani que estudió en Glasgow, donde pudo hartarse de ver desnudos, en vivo y en estampitas. Seguramente le molestaría mucho más que las imágenes fueran vistas en su país: vamos, pura censura represivo-cultural. Todo sea por el negocio dicen franco-italianos, porque venderle armas y tecnología digital es el objetivo, aunque haya que poner taparrabos al mismísimo Poseidón. En Francia no han tapado estatuas ni eliminado el vino de la carta, directamente han eludido pasar ante estatuas libertinas y han eliminado la cena oficial, para no tener que comer sin vino francés, que vender armas es importante pero el lobby vitivinícola francés todavía lo es más que la pudibundez.

No quiero imaginarme que lo de Italia y Francia sea un prolegómeno oficial de nuestra dejación de lo propio. Pero si las élites comienzan por supeditar todo al negocio, está claro que estarán invitando al invitado a ser invasor.

Tal vez me equivoque y el señor Rohani mande desnudar algunas esculturas cuando le devuelvan visita. Quizá. ¡Inocente, inocente!!! me jalean.