Lejos de mi intención tildar de egoísta al padre Miguel Pajares que pidió ser traído a España porque había contraído el ébola. Creo que dio la vida por sus semejantes, algo que sólo hacen los héroes de lo cotidiano. Admiro la labor que realizan los religiosos en África y su entrega por los demás. Lo he visto, vivido y doy fe de ello.
Intentar salvar una vida es algo sagrado, pero como ciudadana tengo dudas razonables de que la resolución de repatriarlo fuera la más acertada.
El virus VNi, el H5N1, el SARS, el Marburgvirus o el WestNile son como el del ébola, virus emergentes que han saltado a los medios occidentales porque primero saltaron de continente, de África a Europa o Norteamérica. Sin este salto, seguro que no hubieran dado el primero. Son virus agresivos, de rapidísima expansión, a veces de gran mortalidad y algunos sin cura ni tratamiento, caso del ébola.
Es posible que Alejandro Magno muriera infectado por el WestNile tras pasearse militarmente por Egipto. Aislado en 1937 e identificado en aves del delta del Nilo era un virus tropical africano de poca importancia hasta hace poco, porque 70 años después campa como infección humana de Japón a Europa, de USA a Venezuela…
El virus del SARS, neumonía aguda, se identificó en 2003. Es el ejemplo vivo de cómo los viajes alrededor del mundo pueden diseminar una enfermedad. Además, estos virus agresivos emergentes han llegado para quedarse, lo que modifica nuestra respuesta sanitaria a las enfermedades infecciosas en la era de los viajes internacionales generalizados.
Sin controles alimenticios/higiénicos/sanitarios adecuados se transmiten con facilidad de sus reservorios naturales ahumanos con un rango geográfico expansivo creciente hasta regionesdonde nunca antes lo consiguieron, desde zonas (sub)tropicales a las templadas, favorecidos por el calentamiento global y el cambio climático asociados con la globalización (comercio y transporte mundiales, producción de alimentos, etc)…
Sin estos factores coadyuvantes, el fulgurante éxito epidémico del ébola había impedido hasta hoy que saliera de África, de dónde lo han traído vía aérea a Europa.
Han montado una operación militar de rescate, rediseñado un hospital entero… tantos medios para un luctuoso y preocupante resultado final. Me pregunto si no hubiera sido más eficaz (aunque menos efectista) haber empleado los mismos medios materiales técnicos y humanos sobre el terreno, para ayudar no sólo a los dos españoles sino a todos los infectados.
Porque el ébola es un aprobetxategi/oportunista, sólo viaja a donde se lo ponen fácil.