Ayer fue un repicar de campanas futboleras (y lo que nos viene en junio, me avisan desde deportes), de modo que hasta una indocumentada del balompié sabe quién jugó, a quién le birlaron el partido y si hubiera atendido al locutor chillón que (i)rradiaba el partido, hasta podría decir cómo se llama la suegra del árbitro,noticia evidentemente de gran calado social y nada desdeñable para el devenir de este país puesto patas arriba por un balón a modo de salvapatria, con o sin estelada.
Hace poco un dirigente del fútbol profesional me denegaba (su gabinete, no él personalmente porque ¡hablar a la gleba rebaja!) una entrevista sobre un tema social. Ni le iba a preguntar de fútbol ni tampoco me importaban un comino sus opiniones, pero la profesión suele llevarnos a cubrir ciertos eventos sociales como quien acude al dentista sin anestesia. Así que liberada del torno, he podido recordar que Competencia europea investiga a siete clubs de fútbol españoles,entre ellos el de mi denegador, por posibles ayudas indebidas de Estado a empresas “privadas”. Pero los gobiernos,el vasco entre ellos, Diputaciones y ayuntamientos respectivos seguirán subvencionado a estos clubs profesionales, aunque sus beneficios sean privados;facilitarán que estadios municipales pasen a sus manos privadas a precios irrisorios, no les exigirán cumplir lo acordado sobre infraestructuras y harán la vista gorda a sus muchimillonarias deudas fiscales (algunas incobrables) entrelazadas con fichajes estratosféricos, aparte de permitirles tropelías urbanísticas e inmobiliarias. La policía que cubre sus partidos, los servicios de emergencia y seguridad, los cambios de aparcamiento y de tránsito no los pagan los clubs sino el ciudadano/a, que además ha de soportar/sufrir a huestes de energúmenos balompédicos en sus calles… A esto se le llama trato de favor (en Valencia, Jerez o Madrid, y en la “Euskadi nirvana”);pero no pasará nada, porque al final los juzgados suelen ser muy benignos con ellos, no con el ciudadano/a que despiste un euro fiscal. Aunque los 42 equipos fútbol profesionales hayan reducido su deuda, en diciembre aún debían 2.657 millones, de ellos 327 a la Hacienda (Estatal y/o Foral). Pero nada por aquí,nada por allá, hasta el 2020 parece que tienen plazo; pregúntense a cuántos de ustedes les han dado tamaño plazo para pagar sin recargo sus tributos. Dicen que el fútbol profesional genera 69.000 puestos de trabajo; muchos sí,seguramente tantos como se generarían invirtiendo esos mismos dineros/favores públicos en educación, sanidad o cultura
País de fútbol, deudas y corrupción, a saber en qué orden y cómo de revueltos. Pero el balón profesional sigue rodando porque como borregos hacemos el juego al circo,unos pagando entradas exorbitantes y otros, peor parados aún, pagando a escote de impuestos los gastos a millonarios en calzones. Lo dicho, son los auténticos reyes del mambo, deuda y corrupción incluidas, pero, eso sí, todo legal.