¡Oh, Susana!

No es solo el PSOE sino la política oficial hispanistaní al completo la que canta la Traviata cuando nombra gran esperanza blanca a una individua que con dificultad ganaría un quesito en el Trivial… y únicamente si su rival fuera Elena Valenciano. Miren que no soy fan del otro nuevo fenómeno ibérico, pero en un pelo de la coleta de Pablemos hay más fundamento que en cuatro horas de parrapla de la tal Susana Díaz, ante la que se inclinan torres altísimas de su atribulado partido. Se siente uno como el niño del cuento del traje del emperador contemplando tanta lisonja babosa hacia una inanidad intelectual cuyo meritoriaje ha consistido en dejar cabezas de caballo sobre la almohada de los conmilitones caídos en desgracia. Es cierto, sí, que en ese ministerio de correveidile aparatero ha demostrado una gran pericia y una frialdad en el laminado de rivales de ya quisieran algunos sicarios del Cártel de Medellín; entre sus víctimas, varias personas que le habían echado un capote. Pero sáquenle cualquier asunto de enjundia de la actualidad y verán cómo naufraga entre topicazos y salidas por la tangente.

Es imposible que no lo sepan la inmensa mayoría de quienes ahora le bailan el agua y le acercan el espinazo mendigándole la bendición. ¿Que eso es por sus fantásticos resultados en las elecciones del domingo? Otro embeleco. El PSOE perdió trescientos y pico mil votos en Andalucía y bajó trece puntos largos, uno más que el PSE del semidimitido Patxi López. Con tal aval y sin haberse medido jamás en unas urnas, Susana Díaz es la llamada a refundar una formación de 135 años. Pues qué triste, oigan

Recado de Ferraz

Los meses del calendario navarro se nombran en aumentativo. Febrerazo, marzazo, abrilazo, mayazo… Incluso después de unas hipotéticas elecciones, y especialmente si la Señora no encabezara las listas de UPN, no sería pequeño el riesgo de que se cumpliera la regla onomástica. O lo que es lo mismo, el de repetir el capítulo de la historia reciente que tantos tenemos grabado a fuego, cuando aquel furriel apellidado Blanco mandó parar el cambio de régimen. Lo grave no fue que el motejado Pepiño dictara esa orden, sino que sus subalternos locales, gentes de docilidad borreguil que no distinguirían la dignidad de una onza de chocolate, la obedecieran como si hubiera sido de cosecha propia. Y de entonces acá, el PSN no ha perdido una sola oportunidad de abundar en la fechoría, aun sabiendo que estaba acumulando boletos para el desastre. Tan de mal en peor, que si la primera desautorización la perpetró un mindundi de la política como el visitador de primos y amigos en gasolineras, esta la ha cacareado la versión más conseguida de Belén Esteban que mora en Ferraz. Que no es que Jiménez sea un Willy Brandt, pero uno imagina pocas humillaciones tan bochornosas como que te venga a enmendar la plana Elena Valenciano, oh, oh.

Triste sino el de Roberto de Pitillas, condenado a ser eterno calzonazos, ora lamiendo los zapatos de Doña Barcina, ora poniendo el lomo para que se lo caliente a fustazos una inane dominatrix como la susodicha. “El PSOE en Navarra soy yo”, se le escuchó proclamar ayer, en plan rey sol de la foralidad. Tardía y escasamente creíble sublevación a la vista de su hoja de servicio a Madrid.

Valenciano, oh, oh

Tiembla, Europa de los mercaderes y los recortadores: allá por mayo florido y hermoso, las urnas subpirenaicas se llenarán de votos cual pétalos de alhelí conteniendo el nombre de quien te ha de doblegar de una vez por todas. ¡Loor y gloria a María Elena Valenciano y Martínez-Orozco, Bolívar de los Madriles, Cheguevara de Ferraz, Pasionaria de Cibeles, que en un gesto de abnegación sin precedentes abandona su condición de musgo que dormita en el árbol moribundo —léase Pérez Rubalnada— para liderar la rebelión contra los fenicios desde lo más alto de la lista del PSOE! Tremendos lagrimones nos brotaron al oír de sus heroicos labios el anuncio de su partida a la lid: “Esta vez va en serio. Esta vez se trata de cambiar la mayoría en la Unión Europea. Y por eso el Partido Socialista ha decidido poner a su cabeza a su segunda en la dirección a nivel nacional. Es un gesto que quiere mostrar la importancia que le damos a estas elecciones”.

Aquí es donde se me acaba el sarcasmo. O sea, que esos comicios son tan transcendentales, que se afrontan empaquetando a Bruselas, Estrasburgo y Luxemburgo a una de las mayores nulidades políticas que han conocido los tiempos, y miren que es difícil establecer ese ranking. ¿Alguien es capaz de citar tan solo medio logro, que no sea puertas adentro, de esta escaladora de organigramas de oceánica incultura general? ¿Con quién ha empatado en casi treinta años de zascandileo por el aparato y colocaciones cojonudamente remuneradas, incluyendo casi un decenio pasando desapercibida en el mismo europarlamento que ahora dice que va a revolucionar? Un respeto a los votantes.

A pique sonriendo

Ahora mismo los valores más firmes del PSOE están sentados en los escaños azules del Congreso de los diputados. La pitonisa Báñez, el sacamuelas Montoro, el chiripitifláutico Wert y el resto de los apandadores marianos se hacen una oposición a sí mismos que jamás podrán imitar ni remotamente Pérez Rubalcaba, Soraya Rodríguez o Elena Valenciano. Ni en sus sueños más calenturientos podía el PP imaginar que iba a tener enfrente unos rivales tan escuchimizados ni que, para colmo, gastarían las poquitas fuerzas que les quedan atizándose entre ellos y luego fingiendo que todo va como la seda.

¿Hasta cuándo durará este drama disfrazado de comedia bufa? Por lo visto en la última Ejecutiva Federal, tiene pinta de que va para largo. De entre todas las estrategias posibles para detener la impúdica y patética descomposición a ojos del mundo entero, los herederos de Pablo Iglesias parecen haberse decantado por la que hicieron célebre los ex-tortolitos Cachuli y Pantoja: “Tú saca dientes, que les jode”. Y así salieron de lo que debió de ser una reunión parecida a la boda del otro día en el Hotel Londres de Donostia, mostrando a las cámaras una sonrisa Profidén y vendiendo la incomprable moto del cierre de filas y el respaldo a la búlgara de los actuales dirigentes. Para nota, el carismático Patxi López declarando ante el racimo de alcachofas correspondiente que su partido no tiene ningún problema de liderazgo. Alguien debería pasarle las encuestas en las que nueve de cada diez votantes expresan su desconfianza por Alfredo el de Solares.

Es de manual que el primer paso para solucionar un problema es reconocer que se tiene. Salvo dos o tres que, por lo demás, se callan en cuanto les chistan, nadie en el partido parece dispuesto a admitir que la fragata se va a pique. También es verdad que aunque se hunda del todo, los experimentados supervivientes que van en el puente de mando resultarán ilesos.