Yo me paso a la leche de cabra

Aunque lleva muchos años entre nosotros, esta leche está en los últimos años atrayendo a muchos estómagos sensibles. Yo la probé hace algún tiempo, pero no había vuelto a tenerla presente hasta hace pocas semanas.

Las cabras tienen la reputación de ser muy inteligentes y curiosas. Además son unas fantásticas trepadoras.

Cuando digo que lleva muchos años siendo parte de nuestra dieta, me quedo corta. ¡La cabra lleva milenios entre nosotros! Se dice que su leche es parte de nuestra dieta desde el octavo milenio a. C. De hecho, aseguran que es el primer animal que fue domesticado por el ser humano. Hipócrates de Quios, matemático, geómetra y astrónomo griego, recomendaba su consumo. Hoy día más de la mitad de la población mundial la toma. La India, país donde más se bebe, llegó a tener en 2010, ciento veinticuatro millones de cabras. Y aunque ya no la incluyamos, ha sido pilar importante dentro de la dieta mediterránea. Hoy día donde más se produce dentro de Europa es en Francia, sobre todo para elaborar quesos a partir de esta leche.

Esta cabra es, sin duda, la inquilina más simpática del caserío Alluitz Natura (Abadiño)

Mi madre nos suele contar que cuando era pequeña y pasaba temporadas en la pequeña localidad alavesa de Tuesta, le daban leche de cabra para desayunar, siempre se aquejaba del estómago y no podía con la leche que tomaba en casa, en cambio la de Tuesta le sentaba de maravilla. Seguramente sería de la raza autóctona, y es que en Euskadi tenemos una propia ¡qué sorpresa! es la Azpigorri. Como su nombre indica tiene la parte de abajo de la barriga rojiza. Algunos ganaderos vascos están haciendo grandes esfuerzos para recuperarla. ¡Todo mi apoyo!

www.azpigorri.com

Razas aparte, los especialistas se están dando cuenta que es una muy buena alternativa, tanto para la alimentación de los niños como de los adultos. ¿Y cuál es su secreto? Pues que su leche es más parecida a la nuestra, a la leche materna, que la de vaca.

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Al principio tendemos a pensar que como su sabor es algo más fuerte, también va a tener más grasas y que va a ser más complicada de digerir. ¡Nada más lejos de la realidad! De hecho, la grasa de la leche de cabra es más digestiva que la de la vaca. Y eso es debido a que sus partículas son más pequeñas, por tanto, no obstruyen el aparato digestivo y son absorbidas mucho más fácil por nuestras enzimas. No hace falta renunciar a la leche si te cae mal, antes te invito a que pruebes la de cabra.

Otro dato importante es que sus niveles de caseína (proteína de la leche) son mucho más bajos que en la de vaca. Cada vez son más las personas que no toleran bien esta proteína, yo incluida. Pero ¡cuidado! porque para los alérgicos a ella, esta leche no es una alternativa, ya que aunque muy poco, contiene caseína. También sus niveles de lactosa son más bajos.

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No hace falta tener alergia o intolerancia, cualquiera que decida tomarla notará que le sienta mucho mejor. De hecho, crea menos mucosidad que la de vaca y algunos aseguran que no solo es más fácil de digerir, sino que además tiene efectos antiflamatorios en el aparato digestivo.

Aunque su aporte de grasa es más o menos parecido que en la de vaca, lo que la diferencia, es que la de la cabra contiene más ácidos grasos esenciales omega 6 y omega 3.

Para mí el simple hecho de que sea más parecida a la humana, hace que me anime a probarla. Tanto es así su parecido que se ha colado en la alimentación infantil. Desde el año 2014, se permite comercializar leche de lactantes a base de leche de cabra. Nosotros la hemos probado para nuestro peque y le va de maravilla. Algunos inconvenientes, que tiene poco ácido fólico, por eso los fabricantes lo añaden en los preparados.

Esta marca es una de tantas que hay en el mercado.

Si os animáis a probarla, os aconsejo que lo hagáis si es posible de producción ecológica.